Apasionado de los libros

Manuel Moleiro, el arte de clonar joyas bibliográficas

El editor ourensano lleva 32 años recorriendo las bibliotecas más importantes del mundo para reproducir fielmente manuscritos singulares empleando las mismas técnicas que en medievo

Manuel Moleiro, con una de sus "joyas" en Barcelona.

Manuel Moleiro, con una de sus "joyas" en Barcelona. / RICARD CUGAT/EPC

Ana Rodríguez

Lleva 32 años recorriendo las bibliotecas más importantes del mundo para reproducir fielmente verdaderos monumentos bibliográficos en códices casi originales que se han convertido en regalos de estado para dignatarios y tesoros para bibliófilos. El trabajo del editor Manuel Moleiro, gallego de Cea, fue calificado hace veinte años por el periódico “The Times” como el arte de la perfección. El propio museo del Louvre y el gobierno francés lo corroboraron en la gran exposición organizada en la Conciergerie de París con motivo de los 800 años del nacimiento del Luis IX, San Luis, pues de las 130 piezas que allí se exhibieron entre octubre de 2014 y enero de 2015, 129 eran originales de esculturas, códices y objetos de la época del monarca del siglo XII. Todas excepto una: el clon de la Biblia de San Luis realizado por M. Moleiro Editor. No había diferencia con el original y los comisarios de la muestra consideraron que no aportaba nada trasladarlo y exhibirlo.

Apasionado de los libros

Licenciado en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, Moleiro abandonó su Cea natal por la ciudad condal a los 17 años con el propósito de estudiar cine, pero tuvo que abandonar la idea por el cierre de la facultad de cinematografía y porque le denegaron el traslado de matrícula a Madrid. Apasionado de los libros desde niño, sobre todo de los que tuvieran imágenes, Moleiro fundó aún siendo estudiante universitario la editorial Ebrisa y, junto al editor italiano Franco María Richi, realizó algunos de los libros mejor editados de la década de los 80 encuadrados en la colección “Los signos del hombre”, con firmas de autores como Augusto Roa Bastos, Jorge Luis Borges, Cortázar o Umberto Eco.

Manuel Moleiro.

Manuel Moleiro. / FDV

Su primer beato

En 1989 vendió su empresa a Planeta y emprendió su sueño editorial de rescatar de las sombras los tesoros literarios que permanecían ocultos en museos y bibliotecas. “Hay muchos manuscritos que han perdurado por su singularidad, porque fueron un tesoro desde el mismo momento en que se crearon y que han estado siempre ocultos precisamente por su valor; mi idea era sacarlos a la luz porque nadie puede ir a la Biblioteca Nacional de Madrid, por ejemplo, y ver el Beato de Fernando I y Doña Sancha que se conserva allí”.

Ese manuscrito fue su primer “casi original”, del que realizó una edición de 777 ejemplares – el número de la perfección que ansiaba y para lo que nunca ha racaneado en medios–. Una década después, ya especializados en libros medievales anteriores a la imprenta, al editor se le habían ido abriendo las vitrinas de los grandes códices que se conservan en instituciones de toda Europa y Estados Unidos, como las bibliotecas nacionales de Europa, Francia, Rusia, Italia, Portugal, y museos y fundaciones como el Metropolitan de Nueva York, Pierpont Morgan de Nueva York, la Fundación Burbekian de Lisboa o la British Library.

Ediciones únicas

Acompaña las recreaciones que realiza con un volumen de estudios hechos por especialistas en diversas materias, que publica en inglés, francés, español y ,en ocasiones, algún otro idioma como portugués o italiano. Las ediciones son únicas e irrepetibles, limitadas a 987 ejemplares numerados uno a uno y acompañados de un acta notarial que da fe de su exclusividad.

“La excepcionalidad de mis trabajos es lo que me ha ido abriendo puertas”, manifiesta. Y eso es lo que quieren las grandes bibliotecas. “Mantengo una relación de complicidad con ellas y les hago un gran favor porque el manuscrito que recreo se estudia y se difunde, pago la digitalización, en ocasiones la restauración, y los derechos. Es un chollo para ellos”.

Manuscrito y estuche de Apocalipsis Gulbenkian personalizado para Felipe VI FDV

El prestigio que fue adquiriendo le ha ido acercando a tesoros codiciados por otros. Es el caso del Breviario de Isabel la Católica, que se conserva en Londres. “Creo que todos los editores europeos pidieron permiso para editar ese manuscrito porque es el códice con pinturas más importante hecho para un monarca en toda la historia. Denegaron todas las solicitudes, pero a mí me pidieron que lo hiciera y hasta me presionaron porque en aquel momento estaba con otras cosas y quería empezarlo un par de años más tarde”. Lo mismo ocurrió con obras excepcionales de la Biblioteca Nacional de Francia, como el Códice de Beato de Liébana o el de Santo Domingo de Silos, llevado al país vecino por Pepe Botella cuando estuvo de rey en Madrid.

Casi originales

El más de medio centenar de joyas bibliográficas que ha clonado Moleiro en más de tres décadas son libros de horas, biblias, beatos, libros de astronomía, de medicina, de caza, literatura, cartografía, atlas... manuscritos medievales que recrea con el mismo tamaño, la misma piel de las cubiertas, idénticas textura y color e incluso el mismo olor. “Si el pergamino original es de piel, usamos uno de origen vegetal porque sería inimaginable el sacrificio de tantos animales”, aclara. Sin embargo ­– añade­ – “sigo estucando el pergamino de la misma manera que Miguel Ángel, Leonardo da Vinci o Velázquez preparaban sus lienzos para pintar”, explica.

Esa búsqueda de la perfección le lleva a emplear pieles naturales curtidas en países subdesarrollados de África y Asia para evitar las tratadas con productos químicos. “Una piel como la que trabaja Louis Vuitton, por poner un ejemplo, no me serviría porque se tata con cromo y se endurece, con lo cual el grabado que hiciéramos sobre ella, ya sea en seco o con estampación de los metales que se hayan usado, se perdería solamente con el paso de la mano, con el uso”. En cambio, “la persona que tiene un clon de un manuscrito nuestro tendrá dentro de 500 o 800 años la piel igual y el grabado conservado perfectamente, salvo que haya sido tratado inadecuadamente”.

El procedimiento de edición que llevan a cabo es todo manual y artesano, incluso emplean cáñamo e hilo que cosen a mano. “Utilizamos las ventajas que nos da la técnica, aunque sigo pensando que a la hora de reproducir un color hay diferencia entre lo que pueda hacer una máquina y lo que hace el ojo humano, quizás en un futuro no sea así, pero hoy por hoy sí”, considera.

“Mi amigo Franco María Ricci me decía: ‘Manuel, eso nos pasa porque tenemos alma y los ordenadores de IBM no’. Ahora está la Inteligencia Artificial, pero creo que siempre habrá una diferencia, se dice que va a acabar con nosotros, lo mismo que cuando empezaba Internet decían que iba a acabar con los libros. Eso no ha pasado, más bien me ha dado la oportunidad de vender manuscritos en la India o Japón, antes el mensaje no llegaba a todas partes”.

El papa Francisco es uno de los dueños ilustres de ejemplares de Moleiro.

El papa Francisco es uno de los dueños ilustres de ejemplares de Moleiro. / FDV

Proceso largo

El proceso para clonar un manuscrito es largo, “veo prácticamente imposible hacer algo bien hecho en menos de dos años o dos años y medio, depende de los voluminoso del libro”. El más laborioso fue la Biblia de San Luis, de la cual se conserva en Toledo la mayor parte, aunque hay 32 páginas en la Morgan de Nueva York. “Tardamos seis años, pero San Luis la hizo en doce, así que le ganamos por goleada”, indica Meleiro.

“Fue una muestra mía de cariño hacia Galicia, pero tienen el valor de que son las primeras cantigas de amigo musicadas en una lengua romance en Europa"

Entre códices tan poderosos, hay un modesto manuscrito clonado por Meleiro: el Pergamino Vindel, que recoge las cantigas hechas Martín Códax en la ría de Vigo a su enamorada ausente “Fue una muestra mía de cariño hacia Galicia, pero tienen el valor de que son las primeras cantigas de amigo musicadas en una lengua romance en Europa; según dijo Núñez Feijóo en la muestra en el Museo del Mar de Galicia en 2017 son el ADN de nuestra cultura y, en palabras de Abel Caballero, es la carta fundacional de una cultura y tradición. Un pequeño detalle con este manuscrito que conserva la Morgan de Nueva York, del que se dice que era un rótulo que se enrollaba y abría desde un púlpito usado por los alumnos más pobres de la Universidad de París, es que en los trabajos previos a la clonación, al mirarlo al detalle a contraluz en un cristal, se ve muy claramente que esos dos folios llevan unos puntos de cosido en el medio, está claro que esas cuatro paginas formaban parte de un todo más amplio del cual solo se han conservado esas dos hojas” .

Los ejemplares de las recreaciones de Meleiro están en las grandes bibliotecas de las universidades que se gastan el dinero en ello. “En casos como el del pergamino Vindel a muchos se les llena la boca hablando de su importancia, pero luego son incapaces de gastar un duro. Y como ahí en todas partes. La gente tiene que tener un interés que vaya más allá de las palabrerías”.

Los reyes y Moleiro con su Libro de Horas de María de Navarra.

Los reyes y Moleiro con su Libro de Horas de María de Navarra. / FDV

Clientes ilustres

Entre los bibliófilos clientes asiduos de Moleiro se encuentra uno de los exdirectores de la potente multinacional de inversión Black Rock, Deryck Maughan, y Brigitte Macron, exprofesora de secundaria y esposa del presidente francés. “En Francia hay un gran interés por el patrimonio, por lo suyo, el presidente suele inaugurar la feria del libro de París, y vienen a interesarse por lo que haces”.

El Nobel de Literatura José Saramago tenía uno de los códices de Moleiro, el Beato Fernando, Juan Pablo II tenía en su mesilla de noche la Biblia de San Luis y el papa Francisco es dueño de un ejemplar de los testamentos de la catedral de Oviedo, que contiene las miniaturas más importantes que nos legó el arte románico. “No son testamentos al uso, este libro se hizo en su momento con la finalidad de resaltar la importancia de Oviedo y del reino de Galicia, que incluía Asturias, para que la diócesis siguiera dependiendo de Roma directamente y no de Braga, como se pretendía”.

Los papas Juan Pablo II y Francisco, los reyes de España, Saramago, Brigitte Macron, la reina de Jordania, George Bush, Jimmy Carter o Bill Clinton son algunos de los propietarios ilustres de libros de Moleiro

En la casa real española hay varios ejemplares de los clones de Moleiro: cuando se prometieron los reyes Letizia y Felipe, ella le regaló a él el Libro de Horas de María de Navarra, el primero que se hizo en la península Ibérica, cuyo original custodia la Biblioteca Marciana de Venecia, el rey Felipe VI recibió como regalo del gobierno portugués en su primer viaje institucional como monarca un ejemplar del Apocalipsis Gubekian, y el emérito recibió en su día una Biblia de San Luis. “Me citaron en la Zarzuela para hacerle la entrega y me avisaron con 24 horas de antelación de la fecha, fui en mi coche y entré conduciendo al palacio, me quedé asombrado porque cuando llegué al control de entrada me pidieron el carnet y me hicieron pasar sin más revisión”, relata Moleiro.

Brigitte Macron una de las dueñas ilustres de ejemplares de Moleiro.

Brigitte Macron una de las dueñas ilustres de ejemplares de Moleiro. / FDV

Anécdotas con presidentes de EEUU

La sorpresa del editor se debía a que en anteriores ocasiones con otros mandatarios la situación había sido muy diferente. “Cuando vino George Bush a España me citaron en la Moncloa y me quitaron hasta el bolígrafo”. El gobierno español le regaló al presidente norteamericano el Libro de Horas de Carlos VIII de Francia. No fue el único dignatario estadounidense en ser obsequiado con un clon de Moleiro. Bill Clinton y Jimmy Carter Carter Clinton también recibieron clones de códices. “Cuando me piden un ejemplar para un dignatario de esta importancia, el manuscrito que recibe es exactamente el mismo que tiene cualquier otra persona, pero el estuche se lo puedo personalizar, de Jimmy Carter me llamó la atención que cuando consulté al el servicio de protocolo me dicen que en el grabado de dedicatoria se ponga simplemente su nombre, el que tenía desde que nació, lo de presidente de EEUU es un cargo pasajero”, explica Moleiro.

A este editor gallego le llena de especial satisfacción ser reclamado por países que protegen especialmente su patrimonio. Le sucedió en Francia, cuando el Louvre le requirió un ejemplar de la Biblia de Sal Luis para la exposición sobre este rey en 2014. Y le volvió a ocurrir con Italia, que “también cuida y presume de llevar el arte en su ADN”, cuando el ministro de Cultura le pidió el “Theatrum Sanitatis” para regalar a la reina de Jordania.

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