El municipio de Los Silos luce desde este fin de semana un nuevo mural. La artista colombiana Gleo ha dejado su sello en las calles de este municipio del norte de la Isla en forma de obra de arte. Originaria de la ciudad colombiana de Cali, es una de las figuras en alza del arte urbano latinoamericano y –de la mano del Festival Boreal– ha realizado una residencia artística en Los Silos que ha concluido en una intervención en uno de los muros de su casco, muy cerca de la iglesia.

Gleo posa delante de su nuevo mural. | | LUZ SOSA

Por las mañanas, para aprovechar la sombra que a esas horas se proyecta sobre este enorme lienzo, Gleo fue trazando su pieza. Para ello fue necesario el empleo de una grúa y muchas horas de trabajo. Por fin, el pasado jueves concluyó su obra. «Aquí estoy, relajándome en la placita», comentó una vez terminada la faena. La pieza, que muestra tres enormes cabezas femeninas que se cierran unas sobre otras, está ubicada en uno de los dos escenarios del festival. «Está muy cerca de un colegio y de un veterinario. Desde que lo vi, pensé que era un muro muy bello para intervenir, con muy buen tamaño».

Boreal, que arrancó el pasado jueves, invitó a la creadora a participar en su edición número 16. No obstante, la organización del ecofestival ya conocía a la colombiana desde hacía tiempo. «La idea de venir viene desde mucho antes, concretamente de la relación que ha construido el director del certamen, Javier Jiménez, a través de invitaciones como la de traer mi obra gráfica a la Isla en alguna ocasión. Este año coincidió que estaba en Europa y que podía venir de visita y crear una especie de residencia, por así decirlo, y pintar un mural. Llevo tres semanas aquí y estuve una semana conociendo por primera vez Tenerife», explicó la artista.

Una de las características de su trabajo es que no emplea aerosoles en la confección de los murales. Gleo se vale de pintura exterior, algo que hace el proceso un poco más complejo. «Se asemeja más a pintar en un lienzo, como si fuera un cuadro. Eso implica todo un proceso que va desde preparar los colores a sacar pruebas y, bueno, va tomando su tiempo. Es como cocinar: uno va viendo qué ingredientes le faltan y cuáles no».

La idea con la que trabajó Gleo parte de una visita al Parque Nacional del Teide, un lugar que la dejó completamente impresionada y de donde nació la inspiración para crear este gigantesco lienzo que, desde ahora, formará parte del paisaje cotidiano de los silenses. «En este tiempo que estuve aquí logramos visitar el Teide. Es maravilloso. Es una cosa muy increíble: los colores, el trabajo de la tierra como creación y el fuego como labrador. Me pareció mágico y cuando bajé mi intención fue intentar extraer los colores de la Isla», recordó.

Para la artista, las cabezas femeninas que suelen aparecer en sus creaciones son un símbolo de creación y poder. Asimismo, aseguró sentirse «muy emocionada» cuando se enfrenta a retos como el de pintar un mural de estas dimensiones. «Cuando empecé a pintar murales entendí que son como fronteras invisibles que tenemos en nuestra propia sociedad y que separan espacios íntimos del espacio público; me gusta mucho transgredir y crear imágenes que se vuelven otro paisaje», concluyó.