Una semana estuvieron ‘empadronados’ culturalmente en el municipio tinerfeño el dictador Adolf Hitler y la niña de ascendencia judía Ana Frank. Y es que el área de Cultura de Candelaria colocó a verdugo y víctima en un mismo plano para agitar conciencias en la festividad del Día del Libro.
La sombra de Adolf Hitler sobrevoló durante una semana la villa tinerfeña de Candelaria. Más bien, miró de frente a los transeúntes que se cruzaron con él en su paseo diario por la avenida de los Menceyes, zona cero de una iniciativa cultural titulada Lecturas imprescindibles que se organizó con motivo de la celebración del Día del Libro.
Uno de los títulos elegidos para agitar conciencias fue Mi lucha, el primer libro que escribió el Führer en el que desvela cuáles fueron los motivos que le llevaron a convertirse en un antisemita [mostrar una hostilidad hacia el pueblo judío] y, sobre todo, qué planes tenía para conquistar el mundo. Este título se promocionó varios días en un panel publicitario que, curiosamente, estaba muy próximo al que anunciaba El diario de Ana Frank, texto firmado por una adolescente holandesa de raíces judías que describe en sus páginas los dos años que vivió escondida con su familia en una casa de Ámsterdam, en plena Segunda Guerra Mundial, hasta que fue descubierta por los nazis: ¿casualidad o provocación?
Mi lucha (Main Kampf) y El diario de Ana Frank compartieron residencia durante unos días, pero no todos cayeron en la cuenta de analizar fríamente la presencia de verdugo y víctima en el mismo espacio. Los que sí lo hicieron fueron los vecinos que se movilizaron a través de las redes sociales para denunciar lo que para ellos suponía un error de bulto:situar en el mismo plano a un asesino y a uno de los mártires de un conflicto bélico en el que fallecieron casi 70 millones de personas.
El ensayo del dictador alemán se publicitó junto a 'El diario de Ana Frank'
Poco a poco, el malestar de algunos residentes de la avenida de Los Menceyes fue en aumento. «No es el mejor ejemplo para promocionar la literatura», precisa José Luis tras asegurarse que el Ayuntamiento había ordenado la retirada –el pasado domingo– de la cartelería y la ficha correspondiente a Mi lucha. «Si lo que querían era difundir un libro con la categoría de imprescindible ya podían haber pensado en El principito, que, además de ser un texto bastante pedagógico, está celebrando su 80 aniversario», reivindica Ana Cristina como acción para revalorizar la lectura.
Main Kampf fue escrito durante el encarcelamiento de Adolf Hitler, tras ser condenado éste a permanecer cinco años en una fortaleza por su participación fallida en el Pustch de Múnich. Bajo un odio efervescente y sed de poder, el dictador no dudó en expresar públicamente su rechazo frontal a los dos «grandes males del mundo»: el comunismo y el judaísmo. En este trabajo aparecen milimétricamente desarrollados el alzamiento nazi en pro de la persecución y la aniquilación de los judíos. El objetivo final de este ensayo sobre la guerra que ya se estaba gestando fue colocar los primeros cimientos para ser el «amo del mundo».
Una de las cuestiones que mayor indignación han provocado es la «falta de habilidad» por parte de las personas que han participado en este montaje a la hora de buscar «un paralelismo literario» [denuncian Ana Cristina y José Luis] o situación de igualdad entre Hitler y Ana Frank, autora de un relato conmovedor (La casa de atrás) que llevó a sus protagonistas a ingresar en los campos de concentración y exterminio de Westerbork (Países Bajos), Auschwitz (Polonia) o Heuengamme (Hamburgo) tras ser delatadas y capturadas por los soldados alemanes. El diario vio la luz en 1947 y, ocho años después, se publica traducido en España.
«No quisimos herir a nadie». Ese es el punto de partida desde el cual Manuel Alberto González Pestano, sexto teniente de alcalde y edil responsable de Cultura, Identidad Canaria, Patrimonio Histórico, Fiesta, Juventud y Deportes, aclara cuáles fueron los motivos que desencadenaron la inclusión de Mi lucha en este catálogo.
«Generar debate»
González Pestano entiende que la resurrección mediática de la figura de Adolf Hitler puede abrir un debate social, aunque matiza que «a lo mejor no estamos preparados para ello», e incorpora que «cada vez que esta portada (Mi lucha) se imprime para ser expuesta en un espacio público se crea este tipo de reacciones».
El político de la villa candelariera no oculta que todo esto se ha sacado de contexto, ya que en ningún momento se ha querido «herir sensibilidades» sobre un tema que generó mucho dolor el pasado siglo: «No hay nada que apunte que hemos realizado apología del nazismo», añadiendo que entiende que existe una controversia vecinal, no generalizada y quizás menos relevante de lo que se ha querido manifestar, por el hecho de situar este título (Main Kampf) cerca del de Ana Frank. «Esa contraposición también la podemos encontrar en los casos de la Biblia y el Corán, que también forman parte de la muestra», matizando que «aquí no hay nada que ocultar... El panel informaba de una situación que se originó a partir del encarcelamiento del autor de un libro que muestra los pensamientos de una persona que desencadenó la mayor tragedia bélica del pasado siglo, conjuntamente con la Primera Guerra Mundial».

Sobre la retirada del cartel, el concejal dice que «lo quitamos porque no queremos que sea un reclamo o un cotilleo para la exposición. Ese no era el objetivo», repite justo antes de pronunciar una frase que, según él, puede justificar la decisión de la presencia de este elemento en este montaje público: «Para no cometer errores debemos aprender de los que se cometieron antes», remarca casi al final de su intervención: «No creo que leer una explicación del libro cambie el pensamiento que tiene la gran mayoría de los ciudadanos sobre Hitler».