Arte

El juego de elegir y que te elijan

‘piedra papel tijera’ es la nueva propuesta colectiva de la Galería Bibli, que se podrá visitar en la capital hasta el 2 de junio

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

¿El escultor elige la piedra que va a emplear en su obra o es la piedra la que se coloca ante él para ser elegida? Esta es una de las reflexiones que se ha planteado el artista tinerfeño Óscar Hernández para comisariar piedra papel tijera, la nueva propuesta expositiva de la Galería Bibli, en Santa Cruz de Tenerife, que se podrá visitar hasta el 2 de junio. Esta muestra surge del deseo de la galería de celebrar también el 50º aniversario de la Exposición Internacional de Escultura en la Calle, que este año cumple una fecha tan redonda con la celebración de numerosas actividades organizadas por diferentes instituciones a lo largo de los próximos meses.

«No he querido revisar la escultura, solo propongo lo que podemos hacer desde el territorio escultórico con obra ya producida de artistas vinculados a la galería», resume el comisario de la exposición, Óscar Hernández, quien celebra la predisposición de los creadores invitados, quienes «depositaron su confianza y mostraron su generosidad con un proyecto que surge sin un discurso de antemano». Y este es precisamente uno de los detalles más llamativos de esta propuesta en la que las propias piezas entablan los diálogos, y no los discursos para los que fueron diseñadas.

Las piezas expuestas –un total de 14– han sido realizadas en un periodo que abarca desde 1986 hasta 2022 por los artistas Adrián Alemán, Juana Fortuny, Gonzalo González, Guenda Herrera, José Herrera, Juan Hidalgo, Lecuona y Hernández, Francis Naranjo, Pérez y Requena, Abraham Riverón y Carlos Schwartz. El espacio adquiere una importancia clave en esta exposición: «Las piezas se activan y desactivan según el espacio que ocupen y, al igual que lo que sucede en una conversación educada, no se pisan los que intervienen».

En cuanto al título de la exposición, Óscar Hernández explica «cuando somos pequeños, asumimos que nuestra mano se puede convertir en piedra y, al momento, en tijera, pero como espectadores de arte nos cuesta asumir determinadas formas». Por eso, llama al público a liberarse de la tensión y olvidar las limitaciones para enfrentarse a las piezas sin una idea preconcebida. «Normalmente, le otorgamos un poder a la palabra que al territorio de la imagen no le damos», expresa Hernández, quien indica que en su caso prefiere «poner a la imagen por delante» y por eso este proyecto nace desde esta idea.

El comisario explica que era deseo suyo y de la galería que «todas las piezas de la muestra pudieran compartir mesa» y por eso han estado trabajando más de dos meses para dar forma a la propuesta, y reconoce que «algunas obras se han terminado por ir porque no se han llevado bien con el resto». Añade que el trabajo en la sala ha sido indispensable para armar la propuesta: «No concebimos la experiencia artística sin el espacio y quiero pensar que la mayoría de los artistas que participan en la muestra piensan igual, que valoran el espacio que rodea su obra».

Abre la muestra Las hijas de Lot, varias piezas de Pérez y Requena realizadas con sal mineral y madera en 2017, a la que le sigue Idem (1998), de Adrián Alemán, una propuesta que, al igual que la segunda entrega de la Exposición Internacional de Escultura en la Calle de 1994, «no veía pertinente definir espacios a través de grandes hitos escultóricos». Juan Hidalgo, con La luz de tus ojos; Gonzalo González con Interiores de sal; o Francis Naranjo con Custodia II son algunos de los artistas que completan esta exposición.

Este recorrido se realiza en mitad de un aséptico color blanco porque, explica Hernández, «queríamos que la exposición fuera suave, que no se notara la dureza y sí, hay algo de intencionalidad en ello, semejante a los contornos suavizados de la piedra».