Entrevista | Irene Junquera Peridosta y Escritora / Autora de 'Todo el tiempo que nos queda'

«Algo huele mal en el ‘caso Negreira’ y hay que descubrirlo»

La madrileña se estrena como novelista con la historia de una niña que crece en la capital de España de los años 60 del pasado siglo

Irene Junquera (Madrid, 1985).

Irene Junquera (Madrid, 1985). / Javier Ocaña

«Escribir esta novela ha servido para poner distancia con el periodismo deportivo». Así define Irene Junquera (Madrid, 1985) su estreno literario con ‘Todo el tiempo que nos queda’, una historia de perfil romántico ambientada en el Madrid de los años sesenta del pasado siglo. Por ahora, apunta que le gusta compaginar el periodismo y la literatura, pero crecer como escritora es algo que tiene en su punto de mira.

¿Cómo lleva su estreno literario?

Está siendo una experiencia muy intensa... Hoy [por el pasado jueves] la cosa va algo mejor pero le voy a confesar que he llegado a tener pesadillas. Nunca imaginé que la escritura me iba a poner de los nervios.

¿Miedo escénico?

Sí, algo de respeto ante lo que se me venía encima. Durante el proceso creativo no sentí esa presión pero ahora que el libro es real sí que hay algo de miedo escénico.

Esta novela me permite escaparme un rato del periodismo deportivo

¿Quién está peor, la periodista o la aspirante a escritora?

Me gusta lo de aspirante a escritora [ríe] porque yo aún me considero más periodista que escritora... Una novela no te da el carné de escritor y el propósito que me marqué cuando comencé a estudiar periodismo fue cubrir todos los posibles campos de la información. Hacer un libro es transmitir una serie de conocimientos a los lectores. El objetivo es que lleguen otras historias sin tener que dejar el periodismo...

¿Hay algo de su vida que ha querido inyectar en Elena, el personaje central de ‘Todo el tiempo que nos queda’?

Su bondad... Sí, quizá, Elena es un personaje que tiene un buen corazón y cuando la veo siento que hay más cosas de mi madre en ella que mías. En cualquier caso, Elena es un compendio de las mujeres importantes de han formado parte de mi vida. Es una ficción en la que inevitablemente se entrecruzan vivencias que he llegado a experimentar en compañía de mi madre o de mi abuela. La gente que me conoce puede que al rascar encuentre algo de mi vida en estas páginas, pero no se trata de una autobiografía sino de una novela de mujeres valientes.

¿Ésta es esa historia que llevaba hirviendo en su cabeza durante años?

Eso es algo que hasta hoy no me había planteado, pero esta pregunta reafirma todas las ganas que acumulé antes de sentarme a escribir la novela que quería escribir, es decir, que la idea habitaba en mi interior desde hace años. Mi madre inspiró esta trama porque ella fue una de esas niñas de pueblo que hizo las maletas para irse a estudiar a Madrid. No deja de ser algo impactante que una pequeña de nueve años tenga que alejarse de su familia más directa para poder estudiar.

¿La pequeña Elena es sinónimo de superación?

Es sinónimo de lucha... Es una niña que crece en casa de su tía y que experimenta casi en soledad la amistad, el amor y muchas cosas malas que se dan en la sociedad española de los años 60. Elena no va de dejar de luchar por lo que quiere, aunque la vida no se lo ponga fácil. Es una historia de superación personal o de reencuentro con el pasado. Lo que planteo es una pequeña batalla feminista para que el mundo no te deje de lado...

¿Se declara feminista?

Por supuesto, si no fuera por el feminismo no estaríamos ahora hablando de estas cosas, pero aún queda mucho camino por recorrer.

En este libro hay un guiño a Elena Fortún.

Además de lo mucho que me gustan las historias protagonizadas por Celia, yo las conocí a través de la televisión, me llama la atención el hecho de que durante una etapa de su vida tuviera que esconderse en un cuarto de baño para poder escribir. Esa ocultación de la identidad es algo que también está muy presente en los capítulos de Todo el tiempo que nos queda (Planeta ). En ese sentido, sí que hay un modesto homenaje a Elena Fortún y a las mujeres que tuvieron problemas para contar una historia a través de la literatura.

¿Qué encendió su llama de «aspirante» a escritora?

Ja, ja, ja... Eso es algo que estaba dentro de mí y que había experimentado en formatos más cortos. Es verdad que algunas editoriales trataron de convencerme para que escribiera algo relacionado con la mujer y el periodismo deportivo, pero lo que me apetecía en estos instantes era crear una ficción y no tanto contar algo relacionado con mi profesión de periodista de deportes.

¿Escribir esta novela es una válvula de escape a su profesión?

Sí, puede que lo sea [silencio]. Por ahora, es algo que puedo hacer en paralelo a mi profesión de periodista... No estoy en disposición de elegir dónde me quiero quedar, pero sí tengo claro que una vez he probado vivir esta experiencia me apetece repetirla. Sé que muchas personas han podido pensar:«¡Ostras, esta chica se pasa del periodismo deportivo a escribir una novela que no tiena nada que ver con lo que hace!» Entiendo que pueda pasar, pero la vida está llena de sorpresas. Por cierto, algunas de ellas muy agradables. Todas las personas tenemos aristas que no se ven. Hasta hace unos días conocían a la Irene Junquera que hablaba de fútbol [ha sido colaboradora de programas especializados como Punto Pelota y El Chiringuito] y ahora están comenzando a conocer a la Irene Junquera que aspira a ser una escritora.

¿Y cómo ve la Irene Junquera periodista el papel de la mujer en la comunicación deportiva?

Todavía se esperan cambios, pero es increíble la cantidad de chicas que me cuentan que quieren ser periodistas deportivas. Yo comencé en esto en el año 2007 y las cosas han evolucionado.

¿A la periodista le llama la atención todo lo que se está hablando del ‘caso Negreira’?

Lo que me preocupa es la imagen que estamos dando. No hace falta ser periodista para sentir vergüenza por algo que todavía transmite un montón de dudas. Lo fundamental ya está aclarado: hay un club que ha pagado a un alto cargo arbitral, no sabemos para qué, una gran cantidad de dinero... Algo huele mal en el caso Negreira y hay que descubrirlo por el bien del fútbol español.

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