Amalgama

La red de control mundial de empresas

Varias hormigas rodean un círculo de miel.

Varias hormigas rodean un círculo de miel. / juan ezequiel morales

Juan Ezequiel Morales

Juan Ezequiel Morales

En los estudios económicos, cuando se incluye el test de los comportamientos subjetivos y psicológicos de los diversos agentes, se considera un fenómeno al que se llama «cascada informativa». Comienzan los inversores a fijarse en los rumores acerca de lo que han hecho otros, de en qué se ha invertido. Se denomina «seguidor racional» al que imita éxitos de otros, aunque la información que rodea a la inversión sea contraria. De esta forma se generan las burbujas económicas. Se ha querido formalizar el fenómeno (por ejemplo, en 1992, por S. Bikhchandani, D. Hirshleifer, e I. Welch, A theory of fads, fashion, custom, and cultural change as informational cascades, Journal of political Economy, 992-1026). Entendemos, por el contrario, que esto es más un comportamiento irracional, arraigado en naturalezas grupales. Veamos paralelamente qué ocurre con el fenómeno denominado la espiral de la muerte, un fenómeno observado entre las hormigas, que se separan de su grupo, y comienzan a dar vueltas alrededor de un centro hasta morir.

Los observadores entomólogos, que entienden que el comportamiento de las hormigas se basa en un ordenamiento de instintos de la naturaleza animal, sin que ello signifique decir nada, puesto que el instinto es una descripción vacía de contenido explicativo (el instinto es a lo que se denomina aquello que la inteligencia humana no puede llegar a revelar), suponen, pues, que un fallo feromónico separa a las hormigas y las manda a matarse por inanición, dando vueltas alrededor de un centro atractor mortal. El entomólogo estadounidense William Beebe, en 1921, fue el primero que describió este comportamiento suicida en una espiral de 370 metros de circunferencia, alrededor de la cual cada hormiga tardaba casi tres horas en dar una vuelta completa. El fenómeno se ha reproducido en laboratorios con simulación de hormigueros y, sobre todo, se ha aprovechado en la fabricación de algoritmos de inteligencia artificial. Pero, amigos, vamos a sacar jugo a este fenómeno que no indica sino la mente de rebaño, natural, por la que se guían los seres eusociales y, por tanto, también los humanos en su defensa de la propiedad del dinero, la substancia simbólica más anhelada por todos ellos.

El Banco Mundial, el 8 de julio de 2014, emitió el siguiente comunicado que, todavía, se puede leer en sus páginas: «Comunicado sobre la Sra. Karen Hudes, exmiembro del personal. Una persona llamada Karen Hudes ha estado enviando correspondencia y organizando reuniones en nombre del Banco Mundial. En algunas comunicaciones, la Sra. Hudes se ha presentado como consejera jurídica general interina del organismo. Karen Hudes no es empleada del Banco Mundial desde 2007 y no se encuentra autorizada para representar a ninguna de las instituciones que integran el Grupo del Banco Mundial. Toda afirmación en contrario por parte de la Sra. Hudes o de sus representantes es falsa y no deberá considerarse creíble». ¿Quién era la señora Hudes, por cierto, fallecida el 27 de octubre de 2022? Una exitosísima funcionaria del Banco Mundial durante 21 años. Conocedora de todos los intríngulis de esa institución mundial, y que, a partir de 2014, empezó a dar entrevistas en las que revelaba una red oscura entre los funcionarios del Banco Mundial: «La élite, las sociedades secretas, el Vaticano, son traidores a la humanidad porque lo que en el centro de poder está moviendo al mundo son una especie diferente». Hudes empezó, fantasiosamente, a aludir a una raza diferente a la Sapiens, con una capacidad craneal superior y a la que se puede suponer, según los especialistas, un coeficiente de inteligencia de mínimo 150, el Homo Capensis. Esta especie fue encontrada en Sudáfrica, pudo vivir hace 10.000 años, actualmente entre los paleontólogos está desacreditada, pero Hudes siguió indicando las investigaciones que prosiguió al respecto con un neurólogo formado en la facultad de Medicina de Yale, ya jubilado, para determinar el núcleo de toda esta corrupción.

Karen Hudes habla de que en Wikipedia intentó abrir la biografía de Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial de 2007 a 2012, para incluir cómo en EEUU se estaba preparando la crisis de 2008, y fue imposible porque siempre se le negaba la publicación. Existe, dice Hudes, un manual de desinformación planetario, y alude a un artículo publicado en 2011 en la prestigiosa revista PlosOne, realizado por un equipo de investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología, y en el que estudiaron las relaciones de 37 millones de empresas descubriendo que existe un núcleo de 147 corporaciones interrelacionadas, que controlan el 40 % de la economía mundial. Estas 147 megaempresas constituyen como una superentidad. La mayoría son instituciones financieras como Barclays, JP Morgan o Goldman Sachs, en la cúspide de la cual se encuentra el Bankfor International Settlements, que es como un banco central de los bancos centrales. El documento es The Network of Global Corporate Control (La red de control mundial de las empresas), por Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, publicado el 26 de octubre de 2011: «Descubrimos que las empresas transnacionales forman una gigantesca estructura de pajarita y que una gran parte del control fluye hacia un pequeño núcleo muy unido de instituciones financieras. Este núcleo puede considerarse una superentidad económica que plantea nuevas e importantes cuestiones tanto a los investigadores como a los responsables políticos».

Sería iluso pretender que este núcleo o superempresa global, que participa en todos los organismos no electos del mundo, no conoce los fenómenos de la cascada informativa, que provoca las burbujas económicas, o la espiral de la muerte que se aprovecha del cerebro de rebaño de todos los humanos no Capensis. Y así estamos viendo lo que estamos viendo, hacia ciudades de 15 minutos, agendas 2030, vacunaciones planetarias y todo tipo de ahormamientos globales hasta lograr encarcelar al individuo a través de su mente y su ideología.

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