NOVELA

La cruenta posguerra de Martínez de Pisón

Ignacio Martínez de Pisón escribe con 'Castillos de fuego' la gran novela de la posguerra española. Soberbia y grandiosa para describir la lucha por la supervivencia de los perdedores y la imposición de paz a toda costa de los vencedores

Ignacio Martínez de Pisón.

Ignacio Martínez de Pisón.

Javier García Recio

Son muchas las novelas sobre la Guerra Civil española, pero pocas -más allá de los episodios de una guerra interminable, de Almudena Grandes- las que han retratado los duros y atroces años de la posguerra, aquellos en que el franquismo impuso la paz de los vencedores a fuerza de fusilamientos, depuración y de sofocar a los vencidos con hambre y miseria.

Ignacio Martínez de Pisón, con una larga y relevante trayectoria como escritor, estando ahora en lo mas alto de su madurez creadora, nos brinda por fin esa novela que relata los implacables y durísimos primeros años de posguerra en un Madrid, desolado y convertido en campo de batalla de la supervivencia por la vida.

'Castillos de fuego', no sólo por su volumen de casi 700 páginas, sino por su ambición, por la amplitud de su relato que abarca todos los escenarios posibles de aquellos años de plomo, es esa gran novela de la posguerra española que nuestra literatura necesitaba.

'Castillos de fuego' es una novela coral, con personajes inolvidables, crueles y despiadados unos, perdedores absolutos otros, y con un escenario de desesperanza para todos, incluidos los vencedores; una desesperanza que finalmente Martínez de Pisón va dejando de lado para abrir una ventana de futuro.

Martínez de Pisón abre y cierra 'Castillos de fuego' con una muerte y el anuncio una nueva vida. Vida y muerte, las dos verdades que rigen la existencia de las personas. Todo empieza con el entierro de José Antonio Primo de Rivera, el líder de Falange y se cierra con el anuncio de una nueva vida en el embarazo de Gloria, la hija de Dionisio, el profesor universitario depurado por los franquistas.

En medio, los años más duros, las situaciones más dolorosas entre los vencidos; la ignominia, la imposición de la paz a toda costa por los vencedores.

‘Castillos de fuego’ es una novela total en la que con una madurez narrativa admirable Martínez de Pisón nos retrata todos los personajes posibles, todas las situaciones, todos los escenarios. Toda la miseria y la infamia de aquellos años del Madrid franquista están en las páginas de 'Castillos de fuego'.

Personajes que encontramos cercanos como Cristina, con un hermano muerto en un bombardeo, otro fusilado y un tercero en el maquis, que se lamenta ante ese escenario de crueldad que le impide llevar una vida normal. "Yo solo quiero vivir. Ser una persona corriente y llevar una vida corriente. ¿Es mucho pedir? Quiero hacer las cosas que hace la gente normal", confiesa desesperada. Su amiga Alicia, taquillera de un cine, soñadora de ese mundo de películas, pero que acaba en un prostíbulo; Dionisio, el profesor universitario que es depurado y acaba refugiándose en la religión y su hija Gloria que robaba todas las semanas algunos libros de la biblioteca de su padre, para venderlos y conseguir una docena de huevos en el mercado negro.

O Valentín, que nos recuerda al temido comisario Conesa, un canalla que se abrió camino primero como delator de sus antiguos compañeros comunistas y gracias a ello llegó a comisario de policía; o Matías Revilla, un gerifalte falangista que se enriquece requisando con total impunidad los objetos de valor de los rojos. Cada protagonista tiene rasgos distintos que los diferencian y que englobados representan la sociedad de los vencedores y vencidos. Todos además sin maniqueísmo ni ridiculizaciones, reflejando como muchos de ellos no eran dueños de sus destinos, y no podían hacer lo que querían sino lo obligado y tratar de resistir y defenderse. Las propias circunstancias les obligaban a ser viles y miserables en muchos casos. Había que defenderse. A unos les guiaba el instinto de supervivencia y de adaptación a otros los del rencor, la crueldad y la venganza.

Pero Martínez de Pisón retrata también toda la picaresca o impunidad de aquellos años. La del estraperlo narrando como los estraperlistas aprovechaban que el tren de Arganda aflojaba la velocidad para lanzar por las ventanillas fardos con comida que rodaban por el terraplén y unos chiquillos se apresuraban a esconderlos entre los cañaverales. Los fusilamientos de madrugada y los tiros de gracia que permitían a los vecinos contar cuantos habían muerto cada noche.

Las mujeres de Auxilio Social que se quedaban con los hijos de las presas, les cambiaban el nombre y los daban a familias franquistas.

Y el trabajo peligroso de los comunistas por reorganizarse y desestabilizar la dictadura. En esos años luchaban también con un enemigo interior, el infiltrado que los delataba y terminaban detenidos.

Los niños desnutridos y al borde del raquitismo por una enfermedad que se llamaba hambre.

Las colas de familiares en la cárcel de Porlier para visitar a los presos, mientras ‘las rubias’, los furgones de carrocería amarilla traían nuevos presos. Eran muchachos jóvenes atrapados por la guerra a los que ahora aguardaba el pelotón de fusilamiento o, en el mejor de los casos, una larga condena.

Castillos de fuego

  • Ignacio Martínez de Pisón
  • Editorial: Seix Barral
  • Precio: 22,90 €

En el libro está también todo el Madrid de entonces. Martínez de Pisón hace una reconstrucción absolutamente magistral. Hay un minucioso y detallado trabajo de documentación que le permite recrear con precisión un Madrid de miseria y tiendas de moda, de delatores y hambre, de sus calles y plazas desde Ciudad Lineal, La Latina, La Elipa o Cuatro Caminos ; sus líneas de metro, sus distritos, el Retiro, la Casa de Campo.

'Castillos de fuego' no solo es la gran novela hasta ahora no escrita de la posguerra, es también la gran novela de Martínez de Pisón que demuestra con ella que está en la plenitud de su larga carrera literaria. Soberbia y completa, 'Castillos de fuego' es esa gran novela que todo escritor desea escribir algún día.

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