Análisis

Pros y contras de las canciones del Benidorm Fest: tres podrían repetir el 'efecto Chanel' en Eurovisión

A un mes de la final, estudiamos cuáles de las 18 propuestas cuentan con más opciones de levantar el Micrófono de Bronce. Ahora bien, tal y como ocurrió con 'SloMo', todo va a depender de su puesta en vivo

El 4 de febrero se celebrará la final en la que 10 nombres competirán por el Micrófono de Bronce.

El 4 de febrero se celebrará la final en la que 10 nombres competirán por el Micrófono de Bronce. / EPE

Pedro del Corral

Hay quien piensa que es imposible repetir el efecto Chanel en Eurovisión. Y es curioso cuando, hace justo un año, su candidatura en el Benidorm Fest pasaba totalmente desapercibida. No fue hasta la primera semifinal cuando destapó su potencial frente a las favoritas Ay, mamá y Terra: una escenografía de infarto, un equipo de baile vertiginoso, un carisma único… y, sobre todo, una cantante a la altura de hacer todo ello impoluto. Su medalla de bronce en Europa supo a oro, pues el ímpetu y la libertad con las que trabajó eran desconocidas para España entonces. Un año después, 18 proyectos intentan revalidar su éxito. Ahora bien, su objetivo no es reproducir sus pasos, sino generar el mismo impacto.

Agoney, Alfred García, Alice Wonder, Aritz Arén, Blanca Paloma, E' Femme, Famous, Fusa Nocta, José Otero, Karmento, Megara, Meler, Rakky Ripper, Sharonne, Siderland, Sofía Martín, Twin Melody y Vicco tienen el reto de hacer crecer sus canciones sobre el escenario. Queda un mes justo para ello: el 4 de febrero se celebrará la final en la que 10 competirán por el Micrófono de Bronce. A ciegas, estos son los pros y los contras de cada una de ellas... aunque en directo todo puede cambiar. Por el momento, tres de ellas tienen garra para liderar la tabla en Eurovisión.

'Quiero arder', de Agoney

Es difícil calificar el trampantojo que presenta Agoney: a medio camino entre Maruv y Mónica Naranjo, descoloca tanto como engancha. Su propuesta resulta tan disruptiva que cuesta imaginarla en acción. Esto le ocurrió precisamente a Igranka (Montenegro, 2013), que no se clasificó para la final pese a ser uno de los sobresaltos de la noche. Nadie duda de la calidad vocal y el carisma que derrocha el joven canario, pero falta ver hacia dónde nos lleva su canción. Por ahora, desconcierta. Algo que es súper positivo.

'Desde que tú estás', de Alfred García

Bonita hasta decir basta. Se nota que Alfred García domina la lengua con la pericia de un sastre. Sabe qué quiere decir y qué sentimientos transmitir. Los falsetes, el in crescendo y la cuerda dan cierta epicidad a una composición que pide a gritos vigor. De lo contrario, corre el riesgo de venirse abajo. Y eso, en una competición detallista y puntillosa, puede pasar factura. Korate ti znam (Bosnia, 2012), I Am Yours (Austria, 2015) y Rockstars (Alemania, 2022) lo sufrieron: eran tremendamente tiernas, pero apenas dejaron huella.

'Yo quisiera', de Alice Wonder

Con el mismo pellizco que las ganadoras Molitva (Serbia, 2007), Amar pelos dois (Portugal, 2017) y Arcade (Países Bajos, 2019), se levanta Yo quisiera. La garganta prodigiosa de Alice Wonder es la protagonista de un tema que reúne los ingredientes precisos para hacerse aún mayor sobre las tablas: un relato interesante, una evolución armónica, una dinámica seductora… Para esta tormenta de emociones, la escenografía debe estar bien estudiada para traspasar la pantalla. Si es así, podría llevarse el Benidorm Fest. 

'Flamenco', de Aritz Arén

De corte internacional, Flamenco alterna con gusto los giros folclóricos que tan bien han funcionado en Eurovisión: My Number One (Grecia, 2005), Water (Bulgaria, 2007) o Senhora do mar (Portugal, 2008) arrasaron gracias a una fórmula que, si bien ya no asombra, jamás defrauda. Sobre todo, cuando lleva los sonidos locales a un plano más comercial. En este caso, el trabajo está bien ejecutado. Es verdad que falta un estribillo que rompa su desarrollo, de ahí que la puesta en escena vaya a ser determinante a la hora de sacar su potencial.  

'Eaea', de Blanca Paloma

Eaea es un mar de emociones en forma de quejío, de nana, de silencio, de palmada… El as de Blanca Paloma enmudece tan pronto se oye su voz. Es hipnótica, enérgica y delicada a partes iguales. Compleja en cuanto a escalas y sencilla respecto al mensaje. Es un apretón al corazón que recoge la elegancia de Après toi (Luxemburgo, 1972) y el desparpajo de J’aime la vie (Bélgica, 1986). Incorpora elementos contemporáneos, pero su base es pura tradición. Una llamativa mixtura que, si cuenta con una ejecución sugerente, podría convertirse en el pack perfecto.  

'Uff!', de E'Femme

Sandy, Melania, Bubu y Lottie tienen un objetivo: reventar el escenario a golpe de talento, figura, baile y mensaje. Su Uff! alberga todos los factores para convertirse en un hit… siempre y cuando se defienda con el pulso que merece. Es muy fácil ahogarse y desafinar en un cóctel así. Por ello, hace falta un trabajo férreo capaz de llevar a las intérpretes a la altura del tema. Tres buenos ejemplos de ello son Telegram (Alemania, 1997), Horoscopes (Irlanda, 1981) y Love Games (Reino Unido, 1984).

'La Lola', de Famous

El ganador de OT 2018 podría hacer un buen papel en Liverpool. Es capaz cantar y bailar sin que la entonación le tiemble un ápice. Y eso, con un up tempo tan picado como el suyo, es un valor único. La Lola tiene ecos de himno gracias a su pegadiza base y su trepidante ritmo. Cala a primera escucha, pero necesita una coreografía que la potencie aún más. Eso le permitiría crecer a la altura de títulos icónicos como Allez Ola Olé (Francia, 2010), I Can't Go On (Suecia, 2017) y She Got Me (Suiza, 2019).

'Mi familia', de Fusa Nocta

En Mi familia caben la fuerza de Hatrið mun sigra (Islandia, 2019), la provocación de Lie To Me (República Checa, 2018) y la psicodelia de Still Breathing (Letonia, 2020), aunque con un puntito extra: en tres minutos, Fusa Nocta consigue que el oyente empatice con su historia. Algo harto complicado si no están bien forjados todos los componentes. En este caso, lo están de sobra: desde el trap y el flamenco hasta el estilismo y la expresión. Ese equilibrio provoca que la atención no baje de principio a fin. Es una de las favoritas para llevarse el Micrófono de Bronce. Méritos no le faltan. 

'Inviernos en Marte', de José Otero

Es uno de los aspirantes con más aptitud para ganar el BeFest. Tanto por voz como por canción: a su torrente sonoro hay que sumar la gran acogida que las power ballads tienen en Eurovisión. Ahí están Why Me? (Irlanda, 1992), Crisalide (San Marino, 2013), Undo (Suecia, 2014)… En Inviernos en Marte, José Otero además eriza la piel gracias a unos coros líricos que impulsan la composición a un final abrupto que deja sin aliento. Le hubiese venido bien algún aderezo étnico para completar la experiencia, pero tal cual ya es una de las candidaturas más redondas.

'Quiero y duelo', de Karmento

Se trata del proyecto con más identidad de los 18 seleccionados. Huele a tierra y sabe a tradición. La raíz de Karmento se degusta poco a poco entre narcóticos coros y exquisitas armonías. Es especial y singular, algo clave a la hora de destacar. Lo importante ahora es trasladar esta magia al plató. Cuesta imaginar cuál podría ser su papel en el eurofestival, pero no hay duda de que las miradas estarían aseguradas. Así lo vivieron Lejla (Bosnia, 2006), Adio (Montenegro, 2015) y Story Of My Life (Bielorrusia, 2017).

'Arcadia', de Megara

Lejos de ser un género minoritario en Eurovisión, el rock ha conquistado los primeros puestos en numerosas ocasiones: Hard Rock Hallelujah (Finlandia, 2006), Deli (Turquía, 2008) y Zitti e buoni (Italia, 2021) ya revirtieron las tendencias electropoperas que suelen reinar en el certamen. De ahí que la apuesta de Megara resulte atractiva: su fucksia rock se adentra en una historia en la que dos chicas darán rienda suelta a su amor a través de un videojuego. Contundencia y carisma confluyen en un tema que no deja indiferente a nadie. Tremenda cualidad.

'No nos moverán', de Meler

A Javier, Lorenzo y Jonathan hay que reconocerles su don para crear sonidos vitalistas y luminosos. No nos moverán tiene el mismo nervio lozano con el que desconcertaron One (Chipre, 2002), Salvem el món (Andorra, 2007) y Soldiers Of Love (Dinamarca, 2016). Ninguna ganó, pero levantaron a un público en ocasiones anestesiado. Lo que sí está asegurada es su presencia en un buen puñado de festivales. Su No nos moverán suena a verano por los cuatro costados y, como tal, explotará tras su paso en el Benidorm Fest.

'Tracción', de Rakky Ripper

Raquel García tiene la suerte de que su estilo musical no ha sonado en Eurovisión: hay quien piensa que el hyperpop resulta demasiado moderno para Europa, pero por primera vez España podría ser abanderada de una tendencia. ¿El hándicap? Que no está permitido el autotune tan característico de este género. Luna Ki ya lo intentó (sin éxito) el año pasado. Aún así, si Rakky Ripper consigue elevar la canción sin el apoyo de la tecnología, podría atraer un buen puñado de miradas. Dicho esto, de igual modo que el rock no se concibe sin guitarras, ¿el hyperpop se entendería sin distorsionadores de voz?

'Aire', de Sharonne

Aire hubiese sido un gran envite en 2008. De hecho, si la comparamos con las participantes de entonces, comparte numerosas piezas: Qele, qele (Armenia, 2008), Zemrën e lamë peng (Albania, 2008), Let Me Love You (Macedonia del Norte, 2008)… Esto no debe entenderse como una crítica negativa. Más bien, se trata de un elogio dada la resurrección que las sinergias dosmileras están viviendo en la actualidad. Su médula épica y su vena cinematográfica son sus principales bazas. Puede dar juego en una preselección con géneros muy marcados. 

'Que esclati tot', de Siderland

Música de estadio. De fiesta. De celebración. Lo que logran Uri, Albert y Andre con Que esclati tot se asemeja a lo que Verka Serduchka alcanzó con Dancing Lasha Tumbai (Ucrania, 2007): que todo el mundo disfrute, baile, grite… sin complejos. Por eso es fundamental que, cuando la vayan a tocar, transmitan esa misma sensación. Pues, si no, corren el riesgo de quedarse a medio gas. Asimismo, por segundo año consecutivo, una lengua cooficial podría representarnos y acabar con este rancio prejuicio. Queden como queden, el triunfo ya está asegurado.  

'Tuki', de Sofía Martín

Salvando las distancias, la energía de Sofía Martín en Tuki recuerda a la de Emmy en Boom, boom (Armenia, 2011). Su creación tiene la capacidad de taladrar la cabeza a la primera sílaba y, aunque casi no se entiende nada del mensaje, su actitud resulta más que suficiente para meterse al público en el bolsillo. Al igual que con Tóxica, la artista se ha escudado en los sonidos urbanos que Eurovisión está encajando tan bien en el último lustro: Brividi (Italia, 2022), Miss You (Bélgica, 2022), River (Polonia, 2022)… Afinación, intención y escenografía, claves para triunfar.  

'Sayonara', de Twin Melody

Aitana y Paula quieren hacernos bailar. Y, para ello, necesitaban una cosa: una melodía adictiva. Su Sayonara la tiene y, a pesar de que haya sido catalogada de simplona, la realidad es que aporta un punto de frescura necesario en cualquier concurso. No obstante, esto no les va a asegurar un buen puesto por sí sólo. Do I Dream (Irlanda, 1973) Où aller (Francia, 1998), Casanova (Andorra, 2008) coincidían también esta pretensión, pero languidecieron en directo. Si Twin Melody quiere impactar, deberá cuidar bien el resto de elementos.

'Nochentera', de Vicco

Es la gran campanada (por el momento) de las 18 opciones. Con una identidad desenfadada y descarada, Vicco bien podría liderar las listas musicales de los próximos meses. Nochentera se pega desde el primer segundo y, aún mejor, genera esa sonrisilla tonta que tanto nos gusta lucir. Sin embargo, su papel en el certamen podría ser secundario después de que Hajde da ludujemo (Yugoslavia, 1990), Blauer Planet (Alemania, 1996) o Tomorrow (Malta, 2013) fulminaran el factor sorpresa. Ahora bien, a nadie le amarga un buen dulce de vez en cuando.