Entrevista

Jorge Drexler: "Me vuelvo a poner el cinturón blanco en cada disco"

"Cuando uno saca un disco, presenta en este caso las diez batallas que uno le ganó a la hoja en blanco pero, por cada una que uno ganó, hay diez que se pierden", afirma el cantautor

El cantautor uruguayo Jorge Drexler.

El cantautor uruguayo Jorge Drexler. / Carlos Luján

Martina Andrés

Jorge Drexler (Uruguay, 1964) sale una y otra vez de su zona de confort: es su fórmula para buscar la originalidad, para huir del estereotipo, para no estancarse. También es un valiente que huye del miedo a la hoja en blanco. Prefiere sustituirlo por paciencia. Ahora se encuentra inmerso en la gira de presentación de su nuevo disco 'Tinta y Tiempo', en alusión a ese mantra que se repite delante del papel sin escribir.

Repites escenarios, pero esta vez lo haces con banda nueva y disco nuevo.

Tengo una banda formada por tres hombres y tres mujeres que me acompañan maravillosos. Cada uno de ellos y de ellas tienen su propio proyecto personal, muy exitoso, y son grandes figuras de la música en Madrid, o en Cataluña, Argentina y de Bilbao. Es muy bonito y muy generoso de su parte dejar durante unos meses sus proyectos de lado y venirse conmigo a la carretera.

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Vienes bien acompañado, entonces.

Vengo muy bien acompañado y además de eso la banda está muy rodada. Ya hemos hecho 30 o 40 conciertos, en muchos países como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico España… tiene mucho rodaje ya la banda. Y bueno, además con un disco nuevo que nos está dando muchas alegrías, una cantidad excepcional de alegrías.

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Este disco, ‘Tinta y Tiempo’ tiene una carátula blanca, que has contado que representa esa lucha contra la hoja en blanco en la que te has visto inmerso. ¿Cómo ha sido este proceso?

La portada del disco es un homenaje a la hoja en blanco. También la presentación del escenario, el escenario también es una gran hoja en blanco. Suelo blanco, ciclograma atrás blanco, una pared blanca detrás, un juego muy mínimo de luces y proyecciones. Todo eso para dejar que sea evidente que quién comanda es la hoja en blanco igual que en el proceso creativo. Cuando uno saca un disco, presenta en este caso las diez batallas que uno le ganó a la hoja en blanco pero, por cada una que uno ganó, hay diez que se pierden. Escribir para mí tiene mucho de la humildad, de la paciencia de no volverse loco e impaciente cuando las cosas demoran en salir, que siempre demoran en salir, al menos en mi caso, que me cuesta mucho escribir. Entonces de eso habla la canción 'Tinta y tiempo', de intentar no impacientarnos, es casi una especie de tranquilizador personal, como si fuera un mantra: deja que la tinta y el tiempo hagan su trabajo. Intentando entender que uno no controla totalmente el proceso de composición. Además, componer en pandemia fue muy duro porque se juntaron muchas circunstancias. Se juntaron que también llevo 30 años de carrera y el desafío cada vez es mayor, el desafío de encontrar un hueco para las canciones, algo nuevo que te ilusione de vuelta, cuando ya llevas 14 o 15 discos. Además de eso, hubo un cambio de equipo, empecé a trabajar con otra discográfica. Tenía muchas ganas de generar un buen clima de trabajo, crear buenas canciones para que mi equipo de discográfica nueva pudiera trabajar. Y además, la pandemia con el aislamiento me dificultó mucho sobre todo la finalización. Escribí mucho pero me costaba mucho terminar las canciones. Hasta que volvimos a abrirnos y a ver gente de vuelto.

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La primera canción del disco ‘El Plan Maestro’, la define Jaime Altozano como "la canción de amor más científica del mundo". Tú eras médico y como músico la ciencia está siempre muy presente en tus canciones. ¿Crees que la música es una ciencia exacta?

La canción no es una ciencia exacta ni muchísimo menos, ni siquiera es una ciencia inexacta. De hecho, tengo una canción que dice justamente eso: escribir canciones no es una ciencia exacta. En cualquier proceso científico tú puedes rápidamente encontrar una cadena de causas y efectos que tiene un grado de previsibilidad. Por eso puedes repetir el experimento y seguro que consigues el mismo resultado. Esa es una de las características más útiles que tiene la ciencia. En la música, nada de eso funciona, en la composición nada de eso funciona. De hecho, no funciona nada. Como decía Leonard Cohen, tiene una frase preciosa que decía: ‘nothing works’. Nada funciona en la composición. Algunas veces escribes una canción y te sale a la primera estando sobrio y otras dices no sirve estar borracho, no sirve estar sobrio, no sirve estar bien dormido, no sirve estar insomne, no sirve estar feliz, no sirve estar triste, decía Cohen. Ninguna de esas cosas funciona como una receta científica, digamos. Y también dice Cohen: ‘si supiera de dónde vienen las buenas canciones, iría ahí más seguido’. Es una frase que me encanta.

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En la canción ‘Tocarte’ con C. Tangana, se nota una liberación de las estructuras de rima que sueles usar hacia formas urbanas que no son tan impolutas. ¿Cómo de cómodo te sientes con este estilo? ¿Te ves haciendo algo así sin colaboraciones como la de C. Tangana?

Hay muchos lugares a los que es más fácil llegar con colaboradores, la verdad. Lo bonito de las colaboraciones es que no son nunca en mi disco decisiones industriales, digamos. No son decisiones que tome la discográfica. A C Tangana lo conocí yo en una entrega de premios y conectamos y nos escribimos y buscamos un hueco y digamos que la discográfica se enteró después de que habíamos hecho esta canción. Son decisiones que no tiene nada que ver con lo industrial. Son decisiones que tienen que ver con eso que hablábamos, de que te lleven a un sitio donde tú solo no puedes llegar. Y me encantaría volver a tener ese tipo de conexiones inesperadas como la de C Tangana y también me encantaría intentar empaparme en esos códigos nuevos de trabajo que tiene la música urbana, que me parecen tan atractivos pero que no son fáciles de conseguir para el que no es de esa generación ni de esa estética. Pero yo estoy súper dispuesto a ponerme de aprendiz, a arremangarme y a dejarme enseñar cosas. Me encanta eso.

"Estoy súper dispuesto a ponerme de aprendiz, a arremangarme y a dejarme enseñar cosas"

Cuando te has llevado los 7 premios Grammy Latinos hace poco, enhorabuena, por cierto, has dicho que si hay alguna respuesta a lo que te está pasando puede ser esa búsqueda permanente de la verdad. ¿Por qué esa búsqueda? ¿Crees que la verdad existe?

Eso es en realidad una respuesta que doy yo a un periodista que me pregunta cómo explico lo que me está pasando. Entonces, cómo explico que un disco, que pertenece a un proyecto que está hecho de manera artesanal... Es un proyecto relativamente chico el mío, comparado sobre todo con los grandes protagonistas mediáticos que tenían la misma gama de clasificación, no solo la gente más escuchada en Latinoamérica, como en el caso de Bad Bunny o Rauw Alejandro, figuras de primer nivel mundial. Y me preguntaban cómo puede pasar esto, qué búsqueda tuya es la que... Yo no tengo mucha idea, la verdad. Dije lo de la búsqueda por que no sé, porque es verdad (risas). Porque siempre he intentado trabajar de verdad, elegir gente de verdad, elegir mis productores de verdad, mis músicos de verdad, escribir desde una verdad propia, desde una conexión verdadera con lo que siento. Ahora, ¿existe la verdad absoluta? No. Soy un enemigo de los de las verdades unilaterales e incontestables.

"No hay nada que me asuste más que la persona que dice que tiene una verdad absoluta y que además esa verdad es la propia, casualmente"

Lo que sí quiero decir es que hablo de la verdad en términos de intento de autenticidad, de que lo que pongo intenta ser auténtico, y las decisiones artísticas responden a una búsqueda de una autenticidad, no de una verdad absoluta. Está bien la pregunta que haces porque está bueno matizar. La palabra verdad tiene mucho significado. Una es eso, tiene que ver con la autenticidad, con la realidad, es real esa conexión, intento que sea real, que sea auténtica, que sea verdadera. Pero no tiene que ver con un concepto de la búsqueda de que yo tengo la verdad absoluta ni muchísimo menos. No hay nada que me asuste más que la persona que dice que tiene una verdad absoluta y que además esa verdad es la propia, casualmente.

"Es probable que el algoritmo sepa mejor en términos mediáticos hasta lo que yo debería cantar"

En la canción ‘Oh, Algoritmo’, hablas de como muchas veces nuestros deseos y apetencias están condicionados por factores externos, en este caso, un algoritmo. ¿Hasta qué punto crees, si es que lo hace, que influye el algoritmo en tu música? ¿Y en tu vida?

¿Mi música? La verdad no creo que mucho. La canción esta tiene un poco de ironía, no es que yo consulte el algoritmo de verdad para que me ayude a escribir. No es que diga “dime que debo cantar, oh algoritmo” y sea verdad. No es que yo utilice algoritmos para saber sobre qué debo escribir. Tiene casi sentido del humor la canción e ironía, no está hecha en serio. Es una canción acerca del libre albedrío, acerca de la libertad, de la toma de decisiones y con qué facilidad a veces renunciamos a esa libertad y dejamos las decisiones en nombre del nuevo oráculo mundial que son los diferentes algoritmos a los cuales consultamos. Mi vida sí está bastante determinada por cosas algorítmicas. En el sentido práctico, no en el sentido emocional ni espiritual. En el sentido práctico, en este momento, tú y yo estamos hablando a través de un algoritmo de encriptación de sonido y desencriptación. Esto que hay en el medio entre tú y yo es un sistema algorítmico que traduce imágenes en un sistema digital y la vuelve a traducir en imagen de vuelta en tu ordenador. Es decir, cuando yo salga de aquí y coja el coche, voy a poner el GPS y el algoritmo me va a indicar cuál es el camino más recomendable en este momento. En estas decisiones prácticas, cedo todo el tiempo ante el algoritmo. Me ayuda a elegir un billete de avión más barato, es decir, yo no lo dejo opinar al algoritmo en las decisiones importantes. No se me ocurriría preguntarle para elegir pareja. Yo llegué tarde a Tinder (risas). En cuestiones vitales, en preguntas importantes que nos hacemos respecto a la vida, respecto a nuestros hijos, respecto a cómo escribir las canciones. Por eso está dicho con sentido del humor: “Dime qué debo cantar, oh algoritmo, sé que lo sabes mejor incluso que yo mismo”. Es probable que el algoritmo sepa mejor en términos mediáticos hasta lo que yo debería cantar. Pero yo no tengo ganas de consultarlo. Porque me parece que eso es una decisión mía y porque yo no escribo canciones para que funcionen en términos mediáticos, solamente, sino que las escribo para que me reflejen emocionalmente y para que me ayuden a escribir la mejor canción que pueda escribir como género artístico. La canción antes que nada para mí es un género artístico, eso es muy importante. Es una manera de ganarme la vida, pero antes es un género artístico. Es una manera de comunicarme con los demás, pero antes es un género artístico. Es una manera de entender el mundo y de situarme en el mundo, pero antes es un género artístico.

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¿Cómo haces para conseguir huir de los estereotipos al aproximarte musicalmente a temas como el amor?

Seguramente no lo consiga siempre. Te agradezco mucho que te parezca que sea así. Sí, lo más importante es no caer en tentaciones consagratorias, en el sentido de que ya cuando llevas un número determinado de discos y han salido más o menos bien, empiezan a aparecer las ofertas como de consagración, de bajar la guardia, de repetir un poquito ya esquemas anteriores, de trabajar con el mismo equipo, con la misma banda, con el mismo tipo de canciones, con las mismas temáticas, con la misma discográfica, como no intentar buscar cosas nuevas y arriesgar, no exponerte al bloqueo. Exponerte al bloqueo creativo requiere cierta valentía, la verdad. No es por nada, pero sentarte frente a la hoja en blanco y negarte a utilizar este esquema y técnicas previas que controlas muy bien pero que ya no quieres repetir y quedarte ahí, sin utilizar esa herramienta sin utilizar algo nuevo, requiere cierta paciencia y valentía para enfrentarte a la angustia compositiva. Eso es lo que se me ocurre, intentando volver a ser siempre un aprendiz. Intentando huir de la figura del maestro.

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Volviendo a ponerte el cinturón blanco, haciendo alusión a tu canción.

Volviendo a ponerme el cinturón blanco en cada disco y equivocándome, metiéndome en problemas, saliéndome de mi zona de confort. Por decirlo muy corto, saliendo de mi zona de confort.