eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Cristina Campos, escritora y guionista / Finalista del premio planeta 2022

«Escribir y ciudar la familia es como hacer piruetas en el aire»

Cristina Campos (1975, Barcelona). | | E.D.

Acaba de ser finalista del Premio Planeta 2022, pero en plena promoción de ‘Historias de mujeres casadas’, Cristina Campos (1975, Barcelona) anuncia que regresa al mundo del cine. Y es que la autora de ‘Pan de limón con semillas de amapolas’ afirma que echa de menos trabajar en equipo. Eso sí, solo es un paréntesis literario para olvidar un ciclo de solitud.

¿A pesar de venir con un premio y buenas críticas de serie, intimida volver a empezar?

A mí me da miedo decepcionar, sobre todo, cuando ves el entusiasmo que se originó alrededor de Pan de limón con semillas de amapolas.

¿Tiene tanto peso emocional como Pan de limón con semillas de amapolas?

Esta novela es mucho más adulta. Historias de mujeres casadas gira alrededor de la intimidad femenina para ahondar en el placer y el deseo de las mujeres... La relación que tienen los hombres con el sexo es muy diferente a la nuestra. Pan de limón con semillas de amapolas trata la amistad femenina, la maternidad y el deseo de ser madre, esta se centra en el deseo de una mujer hacia un hombre.

El deseo es la clave, ¿no?

La protagonista de este libro desea profundamente a su marido en el instante en el que lo conoce, pero las cosas cambian: la rutina conyugal hace que las relaciones mueran. Lleva casi dos décadas casada cuando un hombre se cruza en su vida: en España un matrimonio dura una media de 16 años. Lo primero que se desvanece es el deseo sexual. El «problema» siempre aparece cuando hay hijos en medio. Entonces cuesta tomar decisiones.

¿Las exigencias para su tercera novela se presumen altas?

[silencio]... Yo no le tengo miedo a un folio en blanco, las inseguridades van por otro lado. Escribir es un oficio y si te sientas cada día cinco o seis horas la novela sale en un año, año y medio o dos. Al final todo va a depender de lo generoso que seas a la hora de crear una historia... Ser finalista del Planeta me da una visibilidad maravillosa, pero no cambia mi relación con la escritura.

¿Ya está maquinando su tercera novela?

No, me vuelvo al cine. Voy a estar un tiempo en él [se formó como cineasta en la universidad alemana de Heidelberg] porque ahora la soledad que envuelve el mundo de la escritura me pesa mucho: necesito volver a trabajar en equipo.

¿Ha salido «tocada» de esa soledad literaria?

¿Tocada? [hace una pausa]. Aquí conviene aclarar que no es lo mismo la soledad que la solitud, que es una soledad deseada para acometer un proyecto.

¿Hay algo entremanos que haya acelerado su vuelta al cine?

Los guionistas siempre estamos dándole vueltas a un proyecto... No sé si saldrá, pero acabo de presentar un guión de una serie a una productora. ¡A ver si hay suerte! La espera me mata pero es emocionante y, sobre todo, ilusionante.

¿Qué está más difícil el mundo del cine o el sector literario?

Con todas las plataformas digitales que tenemos hoy en día hacer cine no es nada complicado. Colar un guion continúa siendo una batalla ardua, pero como directora de casting no me falta trabajo porque actualmente en España se están levantando un montón de proyectos de cine y televisión.

¿Confía en que Historias de mujeres casadas siga los pasos de su primera novela?

Es probable que acabe en el cine, pero quiero que la plataforma que compre este proyecto lo trate con sensibilidad porque en Historias de mujeres casadas hay mucho sexo explícito y habla de la intimidad femenina. No es una novela erótica...

¿Y feminista?

No, no es una novela feminista. Es un libro de mujeres inteligentes: una historia de mujeres contemporáneas, de mi edad. que aún no son tan feministas.

¿Este es «otro» feminismo?

Las jóvenes de hoy son más beligerantes que las de mi generación.

¿La solitud a la que se refirió antes, o soledad deseada, le sirvió durante el confinamiento para sacar adelante este proyecto?

Que va, que va, que va..., si tengo tres hijos. Con todo el cariño, ese se convirtió en el instante más horrible de mi vida: cinco personas encerradas en una casa de 80 metros cuadrados. ¡Quite, quite...!

¿Y cómo desengancha del modo familia para meterse de lleno en la escritura?

¿Esa misma pregunta se la haría a mi marido, que se dedica al mundo del cine?

No está hecha con mala intención, al contrario...

Lo sé [ríe], pero no me deje mal. Póngalo con sensibilidad porque la pregunta es correcta, pero entienda que a Jauma no le suelen preguntar, ¿oyé, cómo te lo haces para hacer una película con tres hijos?

No lo voy a hacer, si lo que me sorprende es la gestión que hace de su tiempo para sacar adelante un oficio tan exigente. Y sí, si un director tuviera tanto curro en casa le haría esa pregunta...

Pues haciendo el pino puente... Escribo cuando ellos están en el cole o durmiendo y tengo ayuda en casa, pero todo lo demás me toca a mí: pediatras, cumpleaños, colegio, compras... En serio, su pregunta no me ha molestado, pero escribir y cuidar la familia es tan complicado como hacer piruetas en el aire.

Compartir el artículo

stats