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Música
Ópera José Bros Tenor

«Este trabajo se hace nota por nota, como un collar de perlas»

«La ópera más difícil de mi repertorio es siempre la que estoy haciendo», dice el tenor

José Bros en el escenario de la Sala Sinfónica de Auditorio de Tenerife. Carsten W. Lauritsen

José Bros es uno de los tenores más reconocidos del país y desde hace días prepara en Tenerife el estreno de ‘Un ballo in maschera', de Verdi. Interpretará a Riccardo en las tres representaciones previstas en el Auditorio de Tenerife los próximos martes, el jueves y sábado a partir de las 19:30 horas.

¿Cuando conoce bien un personaje, como es su caso con Riccardo en Un ballo in maschera, al que ha interpretado en anteriores ocasiones, lo encara de otra manera?

Creo que el planteamiento es el mismo, porque la preparación de un rol es siempre muy intensa y de acuerdo a las indicaciones del compositor y de lo que nos pretende transmitir. El desarrollo y la preparación de un rol es muy laboriosa. Lo único que puede pasar es que a lo largo del tiempo la voz se va desarrollando de una manera natural y tengas que ir adecuando tu pasaje a tu momento actual vocal.

Asegura que lleva años de trabajo tratando de homogeneizar su voz, eso sí que debe ser relevante en esto que comentamos.

Sí, porque hay que estar atento al desarrollo natural de la voz y poder seguir siempre con el mismo color, la misma intensidad y el mismo brillo para toda la gama de registros: desde lo más grave a lo más agudo. Ese realmente es el trabajo de un cantante. Es el trabajo de laboratorio, como lo llamo yo, y es apasionante. El resto es coger una partitura y sacar el máximo provecho, hacerla tuya, interiorizarla al máximo, tanto desde el punto de vista musical y con todos los diferentes matices que se pueden imprimir. Hay que ver cómo tu voz puede afrontar cada nota. Este trabajo se hace nota por nota, como un collarcito de perlas que vas montando. Sigues por toda la línea del personaje y por los distintos momentos que pasa. Lo he dicho en numerosas ocasiones, en diferentes encuentros y clases magistrales que he realizado: el laboratorio de un cantante es apasionante, muy personal, único, el momento en el que uno tiene que ser consciente de sus propias sensaciones y de lo que realmente desea y puede imprimir de acuerdo a sus características vocales.

La voz, por tanto, que es un instrumento con el que usted lleva trabajando toda la vida pero que va cambiando.

Así es. Al igual que nosotros vamos evolucionando y cambiando como personas, este es un instrumento también nos acompaña en ese viaje. Soy de la opinión que la perfección no existe y por este mismo motivo hay que tener siempre un afán de superación y de ir mejorando día a día. Cada día, cada momento de tu vida es también distinto. Los distintos momentos por los que atraviesas en tu vida, incluso personal, pueden llegar a afectarte profesionalmente. A todos, cuando tenemos un desagravio, un disgusto o la pérdida de un familiar, se nos refleja en seguida en la voz. A lo mejor el que no se dedica al canto no es tan consciente pero todos los días uno intenta levantarse con ilusión pero a veces hay circunstancias que te rodean que hacen que tu voz se sienta afectada. Por ejemplo, hay gente que antes de hablar en público se pone de los nervios y tiene tos o se le baja la voz. Lo he podido observar en gente que no se dedica a la música y notas que el timbre no está tan alegre o subido, está más triste. Y ya se dice, pájaro triste no canta. En la voz se refleja todo. Nosotros lo llevamos incorporado y debemos ser conscientes para hacer un trabajo inmenso de lo que es prioritario cuando estas en una producción. De todo eso el público no tiene por qué enterarse. Tienes que tener la suficiente profesionalidad y técnica vocal para afrontar cualquier situación e imprimir el máximo de tu personaje.

Estamos hablando, en este caso, de una producción que lo tiene todo: amor, intriga, traición, conspiración. Esta pieza parece reunir todo lo que ha hecho grande a la ópera...

La verdad es que sí. La trama, que ha sufrido sus distintas censuras, es bastante sencilla.El gobernador de Boston tiene su mejor amigo Renato, que está casado y tiene y un hijo. Riccardo se enamora de su mujer y pese a que parece una historia sencilla que podría ocurrir en la vida real, da pie a conspiraciones, intrigas, odios, venganzas y al amor, claro.

Háblenos un poco de su Riccardo. ¿Cómo es su personaje?

Mi Riccardo –en general y el mío en especial– es muy noble. Es un personaje al que le gusta divertirse, vivir la vida día a día, al que le gusta rodearse de buenos amigos y alejarse de la gente tóxica. 

¿Sabio?

Sí, yo pienso que sí. Incluso, en un momento de la obra, asegura que no quiere escuchar las malas lenguas. Su amigo le advierte de que hay una conspiración contra él pero él prefiere ignorar las habladurías y alejarse de la gente tóxica. Y además, hay que decir que a pesar de que hay un enamoramiento muy elevado hacia la mujer de Renato, hacia Amelia, nunca sucede nada. Es muy bonito vivir ese amor –platónico o no conveniente– porque le da mucha vida al personaje. Luego está el sufrimiento de Amelia, que sí que siente una reciprocidad hacia ese amor y está casada. Pero, ¿qué se puede hacer contra el amor?

Vocalmente, ¿le lleva a los extremos?

Vocalmente es muy intenso y extenso. El primer acto para el tenor en esta obra es incansable, muy agotador. Es una sucesión de melodías y de situaciones de distintos tipos en los que hay que imprimir otro tipo de vocalidad pero que es muy agotador. Lo estamos midiendo muy bien. Cada vez que abordas un personaje o una producción es la primera vez. A veces me preguntan que cuál es la ópera más difícil que está en tu repertorio y la respuesta siempre es la misma: la que estoy haciendo ahora. Es la más complicada porque exige de toda tu capacidad vocal, todos tus sentimientos y toda tu capacidad interpretativa.

Ya ha estado en anteriores ocasiones en Auditorio de Tenerife, la última vez fue en la Gala Lírica, si no recuerdo mal.

Hicimos la Gala Lírica en diciembre de 2020 y en 2021 hicimos una gala de zarzuela. Anteriormente estuve en 2016, en Werther, y en 2018, en Don Carlo. Parece que hace menos tiempo, la verdad. Estos dos años, que han sido muy duros, han sido realmente como un paréntesis.

Lleva usted mascarilla, supongo que su profesión le obliga a seguir extremando las precauciones.

Sí, aunque este virus haya perdido virulencia, ahora vienen momentos de resfriados y gripes. Todos tenemos que ser conscientes, como los ciudadanos orientales, de que hay que ir con mascarilla para proteger a los demás cuando están enfermos. Esa es la conciencia que hay que tener. Estos días estamos teniendo precaución aquí porque aunque un simple resfriado para nosotros representa ocho o diez días de parón más la recuperación.

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