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J. J. Benítez Periodista y escritor / Autor de ‘Caballo de Troya 12: Belén’

«Antes me daba rabia lo que dijeran de mí, pero los ovnis existen»

"Canarias es un imán para las civilizaciones no humanas: han ido y seguirán yendo", explica el periodista y autor de ‘Caballo de Troya 12: Belén’

J. J. Benítez. E. D.

"Los judíos tienen lo que se merecen, ellos robaron una tierra que no les pertenecía". Detrás de esta grave acusación hay claves que el periodista navarro J.J. Benítez plasma en 'Caballo de Troya 12: Belén', una historia que no dejará indiferente al lector. "Soy un autor incómodo", asegura.

¿Queda algún otro Caballo de Troya en su imaginación?

Espero que este sea el último.

¿Está seguro?

Creo que sí [silencio]. Ya está todo contado. Bueno, queda una parte que es anterior a la vida pública de Jesús de Nazaret. Son unos viajes desconocidos que muy bien pudieran dar forma a otro libro. Ya me estoy pensando si lo publico o no.

¿Qué le llevó a Belén?

Caballo de Troya 9: Caná era tan grande y difícil de manejar que mi editorial (Planeta) me pidió recortarlo. Solo acepté esa propuesta si luego publicaban Belén.

¿Fue un problema de espacio o de censura?

Fue una cuestión de tamaño. El libro tenía mil y pico páginas y se convirtió en muy poco manejable. Ir de un lado a otro cargando con él era algo más que un ejercicio de fe. ¡Había que meter tijera!

¿Entonces regresa con el excedente de Caballo de Troya 9?

No, solo está todo lo que se quitó entonces.

¿Por qué ha vuelto a la actual Palestina?

Es un territorio muy sugerente que he explorado desde 1984 a partir de los testimonios de dos oficiales de la USAF [Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos]. Se trata de un proyecto de alto secreto que sitúa a estos pilotos, tras viajar en el tiempo 2.000 años atrás, en la antigua provincia romana de Judea –en la actualidad Israel– con el único objetivo de reconstruir los últimos pasos de Jesús. En esta historia nada es lo que parece y sus capítulos están llenos de sorpresas que agitan la curiosidad de los lectores. Si Jesús volviera no creo que eligiera Belén.

En la antigua Judea las cosas continúan tan agitadas como en los tiempos de Jesús de Nazaret.

Los judíos tienen lo que se merecen, ellos robaron una tierra que no les pertenecía: ocuparon un espacio geográfico con un dueño legítimo. Todo arranca de un principio que es falso porque el Estado Judío no existía hace 3.000 años. Ellos conocen la historia, pero han moldeado la suya bajo la protección de los americanos.

Más que la tierra prometida, en esa franja geográfica hay una guerra interminable, ¿no?

Porque esa tierra prometida fue robada... Había unos propietarios, pero se quedaron con ellas supuestamente en nombre de Dios. Los hombres luchan por aquellas cosas que creen que les pertenecen, ¿no?

¿A qué va a ser verdad que detrás de una gran batalla siempre hay una religión?

De eso no le quepa ni la menor duda... Jesús es el dios creador que se encarnó en la Tierra, pero su verdadero origen tiene una naturaleza divina. En Belén aparecen unas historias que van a hacer disfrutar al lector porque están contadas con un sentido mucho más lógico que en la Biblia.

¿Eso no es demasiada responsabilidad; sigue sintiendo nervios antes de la presentación de un nuevo proyecto literario?

¿Responsabilidad? Yo soy fiel a mi verdad... Ahora mismo me siento como el torero que espera en el centro de la plaza que salga el toro. Soy una persona tímida. Eso no lo he conseguido arreglar aún, a pesar de todos los libros que he publicado. Cada vez que sale uno vuelven los nervios, incluso, el miedo.

Pues lo disimula muy bien.

Una cosa es escribir y otra hablar de lo que has escrito. La escritura es un ejercicio de soledad extraordinario que no te obliga a dar explicaciones a nadie hasta que el libro está en la estantería de una librería.

¿Periodista o escritor?

Yo me siento periodista por encima de cualquier otro oficio. Para ser escritor necesitas tener un don, algo parecido a tocar el violín... Yo no tengo ese don, pero me he pasado más de 50 años contando historias y he rentabilizado bastante bien mi vida periodística: soy un periodista que escribe grandes reportajes.

¿Reportajes que acaban dando forma a un libro?

Yo actúo, trabajo e investigo como periodista y luego traslado esas variables a un libro... Sé que soy un autor incómodo, pero aquí sigo. Escribo de ovnis y fenómenos paranormales desde hace medio siglo y eso, de una manera u otra, siempre se termina pagando. Soy consciente de los riesgos que asumo en cada publicación.

¿Habrá aprendido a vivir entre lectores y enemigos?

[silencio]. Siempre he tenido un montón de enemigos. Investigar el fenómeno ovni supone que mucha gente se vuelva en tu contra... Hace tiempo que no pienso en mis enemigos.

¿Y cómo se sobrevive a los que le tachan de poco riguroso?

Pues no voy a negar que al principio lo pasé mal. Antes me daba rabia lo que dijeran de mí, pero el fenómeno ovni existe. Estoy convencido de que ahí está lo más grande que nos espera en esta vida... Yo no creo que lo vaya a ver, pero hay tantas evidencias que negar su existencia es poner en tela le juicio todo la documentación no clasificada que se ha recopilado en torno a esta materia. ¿Si no, por qué lo esconden?

¿Pero el derecho a la duda es comprensible?

Cuando no tienes toda la información sí, pero eso también ocurre en el periodismo...

¿A qué se refiere?

En el periodismo hay que buscar la verdad, no una verdad interesada llena de mentiras. Cuando haces algo que se escapa de la lógica quedas en evidencia y eso acaba pasando factura. Llevo desde 1972 investigando expedientes ovnis y, sinceramente, casi todos tienen un fundamento sólido para ser considerado como algo creíble. Cuando escuchas relatos que van en la misma dirección en Canarias, en México, en China o en la India te das cuenta de que eso no es mentira. Ahí existe algo que vale la pena ser investigado.

¿Hay muchos secretos ocultos en hangares de alta seguridad?

Muchos, no solo en Estados Unidos. Todos los países tienen cuestiones que acabaron en esas cajas y algunas de ellas asociadas a ovnis o informes paranormales.

¿España?

También, España no es una excepción... Nuestra Armada y Fuerzas Aéreas han sido testigos de numerosos avistamientos y varios de esos encuentros se han producido en Canarias.

¿Los van a desclasificar alguna vez?

Deberían hacerlo, pero hay razones de peso para pensar que eso no va a ocurrir. Yo nunca he percibido un gesto que favorezca esa desclasificación.

¿Esa es otra cruzada que se decide en los despachos?

Llevamos más de 70 años de secretismos, siete décadas en las que los servicios de espionaje de la antigua Unión Soviética, estadounidenses, españoles o israelíes han marcado las reglas del juego.

¿Por qué Canarias es un territorio tan favorable para el misterio o los avistamientos?

Canarias es un imán para las civilizaciones no humanas: han ido y seguirán yendo. Los ovnis nos visitan desde la noche de los tiempos y eso es algo de lo que han hablado muchos investigadores, no solo yo. La posición geográfica, la luz, la soledad de algunos de sus paisajes se han convertido en un espacio frecuentado por civilizaciones externas.

¿Cómo decide esto merece ser contado y esto no?

Me fío de mi olfato periodístico... Cuando trabajas en esto aprender a identificar dónde hay una historia que contar. No todo es susceptible de acabar en la página de un periódico, en mi caso en uno de mis libros, pero eso es algo que mejoras con el paso del tiempo.

¿A J. J. Benítez le quedan muchas historias, a la espera de si al final aparece o no ese Caballo de Troya 13, por publicar?

Más de las que mi ciclo vital me pueda permitir –nació en Pamplona en 1946– porque ahora mismo tengo 32 libros escritos que aún no se han publicado. Son el resultado de muchas investigaciones que he ido completando, pero si saco uno por año es probable que sigan presentando libros cuando yo haya pasado al otro lado [sonríe]. Escribir ha sido mi pasión y me cuesta dejarlo. ¿Igual estoy ayudando a muchas personas a abrir sus ojos? Ya he publicado más de sesenta libros, así que he divulgado una generosa parte de mis averiguaciones.

¿Se refiere a creer en fenómenos paranormales?

A despertar la curiosidad por temas que están ahí, pero de los que no se habla por miedo a no ser tomado en cuenta o, incluso, que me puedan tachar de hereje o loco... Yo me lo he pasado bien y espero que entre tanto material haya logrado entretener a muchos lectores. La literatura me ha permitido ejercer la profesión de periodista de otra forma, pero sin perder de vista nunca lo que soy: un periodista.

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