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Literatura
Literatura Javier Hernández-Velázquez Escritor

«La verdad por sí misma es una palabra hueca, un deseo de evitar el engaño»

"No es bueno sentirse cómodo al crear, la comodidad adormece la creatividad"

Javier Hernández-Velázquez El Día

«El motor que hace girar en círculos a ‘Akasha’ es la lucha entre la luz y las tinieblas». Con estas palabras presenta el tinerfeño Javier Hernández-Velázquez su nueva novela, merecedora de la última edición del premio Villiers de L’Isle. La presentación de este nuevo ejemplar de uno de los impulsores del Festival Tenerife Noir tendrá lugar el lunes 14 de noviembre en El Corte Inglés.

Orfeo fue hasta el mismísimo infierno en pos de su amada, Eurídice. Cuéntenos cómo subyace este mito en su nueva novela, Akasha.

Akasha no deja de ser una historia de la conexión entre almas. Una historia de amor que lleva al lector y lectora a descender a una existencia sin tiempo ni espacio acompañando a Raiden para rescatar a Akira. Los dioses permitieron a Orfeo regresar al mundo de los vivos con Eurídice, pero con la condición de que él caminase delante de ella y no mirase atrás hasta que hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a la mujer. Orfeo cumplió con el cometido, pero ya sabemos el trágico final de esa historia. Los dioses mitológicos siempre hacen trampas. ¿Volverá Raiden la cabeza hacia su amada antes de traspasar el camino de su inframundo? Hasta ahí puedo leer.

¿Cómo se enfrenta a la realidad? 

La existencia no deja de ser un rescate permanente del individuo. Una analítica de lo que es de lo que fue, lo que fue de lo que será. Hace unas semanas escuché una entrevista a una autora que ponía sobre la mesa dos realidades ineludibles: que el pensamiento crítico resulta peligroso y que la educación no nos puede salvar por sí sola, pero sin la educación cualquier respuesta tiene los pies de barro. Mi conclusión es que hay diferentes formas de aproximarse y enfrentarse a la verdad. La verdad por sí misma es una palabra hueca, más un deseo de evitar el engaño. Por eso no existirá educación sin libertad, como no existirá democracia sin división de poderes. Pero, ¿quién se atreve a exhumar a Montesquieu teniendo aún generales disponibles?

Ciencia ficción y novela negra en una historia futurista, ¿de dónde surgió la idea?

El confinamiento nos permitió a algunos encontrar espacios recónditos en nuestro interior nunca explorados y anestesiar el tiempo y el espacio. Así que me fui al salvavidas de que en un principio existió la luz. Y el motor que hace girar en círculos a Akasha es la lucha entre la luz y las tinieblas. Tenía en mi cabeza escribir sobre esta eterna lucha, pero sacándola de la realidad y del tiempo lineal. En Akasha el lector encontrará retazos de Isaac Asimov que mezclaba magistralmente ciencia ficción, historia y divulgación científica y de mi fascinación por la serie de cómic de Bonelli Nathan Never. Si a eso le añadimos la esencia del hombre que es el alma tenemos un elemento eterno de 21 gramos.

Esta novela llega con un premio debajo del brazo, el Villiers de L’Isle. En un autor acostumbrado a este tipo de reconocimientos, según su experiencia, ¿cómo impulsan estos premios a las novelas a la hora de llegar hasta el público?

Las críticas y todo lo que escuchamos no dejan de ser opiniones, no hechos. Así que lo que ganamos o perdemos hay que valorarlo con perspectiva. Los premios no son el motor que me anima a escribir. Siempre he pensado que los halagos si no se administran con calma y serenidad me pueden llegar a debilitar en mi proceso creativo. No son los reconocimientos los que impulsan mis novelas es algo mucho más sencillo como la vida y los sentimientos que plasmo. La realidad no es una foto fija. A veces es conveniente ralentizar la existencia para poder disfrutarla incluso cuando deseas que una situación concreta pase cuanto antes, nunca es una buena opción salir corriendo. Mi vida y mis obras se sustentan en la sinceridad y en la espontaneidad, eso regado con el sentido del humor a la hora de enfrentarte a los posibles problemas que logran salvarme.

La primera cita con su nueva novela será el próximo 14 de noviembre en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Tres de Mayo, ¿planea más presentaciones?

El contacto con los lectores y lectoras es siempre una experiencia extraordinaria, fascinante e incluso misteriosa. No es una política de ventas sino de compartir espacios comunes. El lunes 14 de noviembre estaremos a las 19:00 horas en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés bien flanqueado por la concejal de Cultura de mi ciudad Gladys de León y no sé si será Mariano Gambín o Ariosto el otro que me acompañe en lo que espero sea un instante de divertimento. Luego estaremos en el Festival de Novela Negra de Sinaloa en México y en el primer trimestre del año on the road por las islas primero y luego en la península.

MAR ediciones vuelve a acompañarle en esta aventura literaria ¿cómo de importante es la relación con el editor para un autor como usted?

Para mí es vital que el editor o editora crea en mi obra. De ahí que siempre estaré agradecido a Cándido de Benchomo, Anghel Morales de Idea-Aguere, Ángeles y Tito de Baile del Sol, Gregori Dolz Kerrigan de Alrevés, Miguel Ángel de Rus de Mar Editor o a Luis Folgado Torres de Adarve por su confianza a la hora de publicar mis historias. Aunque el autor o autora es el bastión y baluarte en la defensa de su obra, es el en que en primera y última instancia es responsable de su creación. 

Siempre he pensado que los halagos, si no se administran, pueden llegar a debilitarme

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¿Disfruta de estos cambios de registro que hace en cada libro?

Lo que impulsa mis novelas, lo que me anima a escribir es algo tan sencillo como la vida y los sentimientos. Certificar que la realidad no es una foto fija y que, a veces, es conveniente ralentizar la existencia para poder disfrutarla. Ese es el motor de la creación. Admiro que un artista me sorprenda en sus creaciones que no sean una réplica de algo que en su momento pudo funcionar. Por eso soy un box to box, me encanta nadar en las aguas con corrientes transversales pasar del noir al thriller, del género histórico a la ciencia ficción. Las historias son eternas e infinitas porque a partir de una idea surge una novela.

¿En qué género se siente más cómodo?

No es bueno sentirse cómodo al crear, la comodidad adormece la creatividad. Nunca sé cuándo voy a terminar una novela. Me sucede un fenómeno muy extraño que es cuando una idea me atrapa y me conduce a la primera frase de otra historia. Hay algo mágico en la literatura, pongo negro sobre blanco todo lo que siento y luego me suelo preguntar: ¿esto lo he hecho yo? Por eso en pocas ocasiones vuelvo a leer mis novelas. Siempre lo mejor está por venir, en la vida y en la literatura.

¿De qué trabajo se siente ahora mismo más orgulloso?

Pues precisamente me encantaba mi colaboración con el periódico EL DÍA en la página semanal que escribía Mat Fernández: Bocados de realidad.

¿Planea ya algún nuevo proyecto?

Lo divertido de mi experiencia como escritor es que nunca planeo nada. Las ideas aparecen como un resplandor y hacen que me ponga a escribir. Eso me ha pasado ahora con Pedro García Cabrera. Creo que nuestra memoria debe ser agradecida antes de que el pasado caiga en el olvido. Por eso en esta historia me encuentro en tres hitos temporales: el día de la Virgen del Carmen de 1936 previo al alzamiento militar; el 13 de diciembre de 1975 con la mayor tormenta que se recuerda en la Isla y la realidad actual timoneada por Mat Fernández. Y en este panorama el mínimo común múltiplo y el máximo común divisor es nuestro gomero universal Pedro García Cabrera que sigue yendo al mar a por naranjas y nos invita cada día a acompañarlo.

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