Con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio, el conservador jefe de la Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes, Isidro Hernández, fue invitado a presentar públicamente la pintura mural de Óscar Domínguez que se conserva en la Villa Noailles, Hyères, en el conocido como Château de Saint-Bernard, residencia estival de la vizcondesa Marie-Laure de Noailles.

En aquella villa pasó largas temporadas el pintor entre 1951 hasta su fallecimiento en diciembre de 1957. Su relación amorosa con la vizcondesa lo llevó a realizar varias intervenciones en aquella mansión, entre ellas la pintura mural El triunfo de Marie-Laure, en la que se representa a una mujer portando una lanza y avanzando sobre un carro tirado por un toro malherido. El motivo de la composición se aproxima al Rapto de Europa y a varias pinturas de gran tamaño de diosas sobre carros taurinos que el artista realiza a principios de la década de los años cincuenta para la parisina Galerie La Demeure, de los que TEA conserva en su colección la dedicada a la diosa Ceres. La presentación del fresco contó también con la presencia del director de la Villa, Jean-Pierre Blanc, y Carlos Acosta Méndez en representación de la familia y herederos del artista.

Su relación amorosa con la vizcondesa lo llevó a realizar varias intervenciones en aquella mansión

La pintura mural de Domínguez se encuentra situada en uno de los patios exteriores de la antigua piscina de la Villa Noailles. Los condicionantes medioambientales la habían sometido a una progresiva degradación. En 2020 se encargó la restauración de la pintura al equipo de la restauradora parisina Mélodie Bonnat, en colaboración con el Centre Interdisciplinaire de Conservation et Restauration du Patrimoine Méditerranée. El proyecto de restauración de esta pintura contó, asimismo, con el asesoramiento del Conservador de la Colección Domínguez en TEA Tenerife, Isidro Hernández, y de la restauradora y profesora de la ULL Fernanda Guitián, ambos miembros del Comité de Expertos en Defensa de Óscar Domínguez, quienes se desplazaron a Hyères para participar de los trabajos previos a la intervención sobre el fresco. En el momento de la puesta en marcha del proyecto no se conservaban fotografías en color de la pintura, por lo que los análisis de laboratorio fueron imprescindibles para determinar la composición de los materiales empleados por el pintor.

La Villa Noailles se emplaza en lo alto de una colina donde se alzan las ruinas de un castillo medieval y un monasterio cisterciense. El matrimonio Charles y Marie-Laure de Noailles fue mecenas de artistas en el París de los años treinta, y poseían una importante colección de arte. Le habían encargado al arquitecto Mies van der Rohe la edificación y habilitación de la villa, pero finalmente sería Robert Mallet-Stevens quien llevaría a cabo el proyecto de transformación de la mansión en una moderna mansión neoplasticista, construida en una superposición de terrazas de espíritu racionalista con vista privilegiada sobre el mar y varias islas, visibles al fondo en todo su esplendor mediterráneo. La casa fue escenario de uno de los films surrealistas más conocidos, Les mystères du château du dé (1929), de Man Ray, en el que varios personajes recorren el interior del castillo jugando a descifrar el significado de los versos del poeta Stéphan Mallarmé «un golpe de dados jamás abolirá el azar».

Una de las destacadas es el ‘Monumento al gato’, restaurado por la municipalidad de Hyères y rehabilitado

Junto a esta pintura, Óscar Domínguez realizó en la Villa Noailles varias intervenciones escultóricas, de las que destaca el Monumento al gato, hoy restaurado por la municipalidad de Hyères y rehabilitado en fechas recientes en los jardines de la antigua Banque de Francia, terminado por Domínguez en 1953 para adornar el jardín cubista de la villa, y crear un espacio dedicado por entero a Marie-Laure, con varios dibujos esquemáticos de formas híbridas a base de líneas sobre los muros blancos del jardín, una fuente con la forma de una hoja de laurel (símbolo de Marie-Laure) y la realización de al menos cuatro esculturas esquemáticas, de varas de hierro: El gato y El pájaro, ambas de estética similar a la que despliega en sus pinturas y dibujos de aquellos años; El Pirata, que custodiaba la entrada principal de la villa, la Niña saltando a la comba y un retrato de la misma Marie-Laure con hoja de laurel. Una fotografía captó a los amantes, sonrientes, posando bajo la escultura de Domínguez homenaje al gato situada en una de las ventanas de los muros de la Villa Noailles; fotografía que da buena cuenta del encuentro entre Domínguez y Marie-Laure.