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Eva Cruz Escritora y periodista / Autora de ‘veinte años de sol’

Eva Cruz: «Estoy muy contenta de no ser una joven promesa»

La periodista, filóloga y traductora ha publicado su primera novela, ‘Veinte años de Sol’

Eva Cruz, escritora. El Día

Eva Cruz (Santa Cruz de Tenerife, 1973) es periodista, filóloga y traductora. Acaba de publicar su primera novela, ‘Veinte años de Sol’ (AdN, 2022). Estará en TEA Tenerife Espacio de las Artes este martes, día 19 de julio, para presentarla en compañía del también periodista Jorge Berástegui. «Desde adolescente, escribir era lo único que quería hacer», explica.

Veinte años de Sol arranca con un desprendimiento de retina, algo que usted vivió.

Tuve un desprendimiento de retina en 2015. Fue doble. Estuve ciega como tres semanas entre una operación y otra. Lo que hice fue imaginarme que el desprendimiento de retina me sucedía al principio de la pandemia. Eso me dio el pie argumental. Quise colocar ese desprendimiento de retina en alguien que no tiene nada que ver conmigo y huir de la autoficción. Quería usar una experiencia personal sin hablar de mi misma, que es algo que no me interesaba nada.

La idea de que la ciencia pueda llegar a modificar o borrar recuerdos es a la vez atractiva y perturbadora...

Sí. No se sabe qué consecuencias tendría. La neurotecnología lo está estudiando. Hubo un caso hace como cuatro meses del que informó el New York Times. Era una persona con una depresión profunda que no respondía a psicofármacos y a la que un pequeño implante en el cerebro le resolvió los síntomas. Creo que para la gente que tiene estrés postraumático, un borrado o una matización de los recuerdos puede ser terapéuticamente interesante para superar cosas que nadie tendría que vivir. Por otro lado, las experiencias te construyen. Yo no me sitúo a favor o en contra. Estoy a favor de la ciencia en general y de los adelantos tecnológicos. Luego, la decisión que tome cada uno es diferente.

Ese interés por la ciencia que le viene también de su trabajo y es algo que se aprecia en las páginas de su libro.

Me interesa y me parece que lo mejor que está pasando en el planeta ahora mismo tiene que ver con la ciencia. Admiro mucho a los científicos y tengo la suerte de trabajar en el Hoy por hoy preparando la sección de Ciencia con Manuel Martín Loeches y la sección de Tecnología con Jaime García Cantero. Me tienen muy al cabo de la calle de los adelantos. El periodismo de divulgación científica ha hecho muchísimas cosas. Pienso en Materia, el suplemento de El País, y en tantos periodistas científicos interesantes. Considero que en el siglo XXI o hablamos de ciencia o de qué estamos hablando. Los seres humanos han conseguido cosas que tienen que ver con el conocimiento y me parecen fascinantes. Me gusta trabajar en esa frontera, nos da muchas respuestas.

Sol, nunca mejor dicho, es el personaje en torno al cual orbitan el resto. También tiene un papel esencial su amistad con Mati.

Quería hablar sobre las amistades de toda la vida. Esas que si se acaban, duele. Puede sobrevenir entonces una crisis de identidad muy importante porque tus amigos son tu memoria y te defines en relación a ellos. Decir que no se conserva ninguna amistad del colegio da mucha vergüenza porque parece que no tienes solidez en tus afectos. No es mi caso pero también es verdad que muchas amistades se toxifican y que tú no eres la misma persona con 13 años que con 43. Quería cuestionarme esa lealtad. La vida es muy larga y no hace falta tener la misma pandilla siempre.

Con una carrera como periodista y traductora, ¿por qué se decidió precisamente ahora a publicar su primera novela?

Había querido escribir de adolescente. Era lo único que quería hacer. En realidad, la literatura es lo único que se me da bien o más o menos bien. Trabajo de lo que haga falta porque tengo que ganarme la vida pero lo que más me interesa del mundo es la literatura. Me parecía que había muchos libros, que se publicaban muchísimas cosas y no quería escribir por escribir. Estuve sin hacerlo un montón de años y cuestionándome por qué había que hacerle caso a esta vocación: si tenía que ver con el ego o si realmente era una necesidad expresiva. Entre el confinamiento, que iba a cumplir 50 años y que quería retarme, me puse y la terminé. No pensé que fuera a ser capaz. El verano anterior me había puesto a correr –actividad que luego no he continuado– pero fui capaz de hacerlo todos los días. Haber conseguido eso me dio la sensación de que también sería capaz de terminar una novela. Lo conseguí, no sé si voy a ser capaz de escribir otra.

Ha dicho sobre Veinte años de Sol que «busca deliberadamente la contradicción»...

No soy nada militante. Tengo algunas ideas pero cualquiera es muy capaz de convencerme de lo contrario. Me parece que hay cosas que son verdad y que a la vez son lo opuesto. Todos tenemos en la cabeza varias historias al mismo tiempo. Eso, por un lado, me divertía. Por ejemplo, hay un personaje secundario que se llama Iván y que está en política. Lo escribí de tal manera que no se supiera si es de Ciudadanos o de Podemos.

¿Cómo se siente siendo la entrevistada y no la entrevistadora?

Ay. Muy bien, me estáis tratando fenomenal. Ha sido raro pero estoy teniendo una experiencia buenísima. A la gente le está gustando mucho la novela y me preguntan con mucho cariño. No puedo estar más contenta.

Este martes llega a Tenerife para presentarla, a su Isla.

Tengo muchas ganas y me hace mucha ilusión. Va a ser con Jorge Berástegui, amigo mío, y con mi familia y amigos de allí. Canarias sale lateralmente en la novela, a ver si en la próxima sale más. Siempre es como un paraíso al que regresar. Nunca he vivido en Tenerife pese a que nací ahí y toda mi familia es de Tenerife.

A quién le entregó primero el manuscrito de su novela, ¿quizás a su padre, el también escritor Juan Cruz?

(Risas) No. Primero se lo leyeron mis amigas. Mucho antes de dárselo a él. Mi padre lo sabía, claro, y lo leyó al mismo tiempo que se lo pasé a mi agente.

¿Tenía ilusión por verle escribiendo?

Mi padre lleva diciéndole que escriba desde que tengo 13 años. Ha sido insoportable y por lo tanto era a la última persona a la que quería comentar lo que estaba escribiendo. Su ilusión es tan grande que te asfixia. Ahora estoy encantada. Nos llevamos muy bien pero era tanto su deseo de que yo escribiera que mi rebeldía fue no escribir. No me sentía preparada antes. Me alegro de haber escrito una novela de la que estoy orgullosa. Si hubiera publicado una con 22 años a lo mejor hubiera publicado una mierda y tendría que levantarme de eso. Estoy muy contenta de ser una escritora añosa, de no ser una joven promesa sino de ser una señora que ha publicado una novela.

¿Y ya trabaja en la siguiente?

Sí. Alguna idea tengo. Quiero ponerme pero a ver si encuentro el momento.

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