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Nicolás Berlanga Diplomático europeo y escritor

«Entre todos tenemos que ayudar a cambiar la percepción que hay sobre África»

«En Camerún, Togo o en Somalia lo que veo es también lo que era España a finales de los años 60», asegura el diplomático europeo y escritor

Nicolás Berlanga. E. D.

Embajador de la Unión Europea en Somalia hasta septiembre 2021, presentó recientemente en Casa África en Las Palmas su libro ‘Mogadiscio. Crónica de un embajador europeo en Somalia’.

¿Qué se va a encontrar el lector en su libro Mogadiscio. Crónica de un embajador europeo en Somalia?

Se va a sorprender porque no es un diario, no hay solo un relato de acción o de actividades, hay reflexiones. Se va a encontrar con una visión de lo que puede ser la diplomacia europea en un país tan marcado como es Somalia. Intenta ser honesto con lo que es el trabajo de un embajador en este caso europeo en Mogadiscio.

¿Cómo es ese trabajo?

Lo primero que hay que decir es que el trabajo de un embajador en un país en desarrollo es especial, y en eso se reflexiona en el libro. Hay una diplomacia específica para países en desarrollo, uno tiene que tener una capacidad de comprensión, de saberse poner al lado del otro y de crear empatías que luego pueden resultar en influencias o al menos insertar las prioridades en el largo plazo. Alinearse y ver cómo uno puede ser un motor de cambio positivo en estos países. En el caso de Somalia además incide que tuvo una crisis institucional en los años 90. El país desapareció y hubo una gran diáspora. La economía se trasladó y de repente apareció en Kenia y en los países vecinos. Ese país que está en el camino de recuperación necesita unos socios internacionales como la Unión Europea, que sean capaces no solo de ayudarles en el tema de seguridad sino también en la reconstrucción institucional y quizás, el más importante, en la reconstrucción social. Es un poco ser el coordinador o el punto de anclaje de todas estas actividades.

¿En qué punto de reconstrucción se encuentra el país?

Yo soy optimista con respecto al futuro de Somalia. Es un país muy característico en África, quizás no tenga parangón con otro país. Es un cruce de caminos entre culturas musulmana y las nómadas. Ha sido históricamente un estado nómada en el que ahora ya hay elementos de sedentarización hay una treintena de ciudades que agrupan a poblaciones sedentarias, pero son gente muy emprendedora. Durante la gran crisis a pesar de no haber gobierno había internet. Podías elegir entre dos o tres empresas de internet. Somalia tiene mucho futuro si logra alcanzar una estabilidad básica en temas de seguridad, porque hay un grupo terrorista muy fuerte (Al-Shabaab), y cierta estabilidad institucional. En mayo hubo elecciones presidenciales que salieron bien de forma pacífica pero se celebraron con diez meses de retraso. Si logran alcanzar esos equilibrios, tanto en materia institucional como de seguridad, será de los pocos países africanos que no necesite ayuda internacional.

¿Sigue siendo África una desconocida para Europa?

Creo que hay mucho simplismo a la hora de comunicar sobre África. Creo que esa es una de las razones para escribir el libro. Dar una visión mucho más humana, completa y cercana. En realidad cuando vives en África, he tenido sucesivos destinos en el continente, ves que sus problemáticas no son tan distintas a las nuestras. Nosotros hemos alcanzado un nivel de desarrollo que ellos en general no han alcanzado. Tengo 60 años y recuerdo cómo era mi infancia y en algunos países en los que he trabajado como Camerún, Togo o en Somalia lo que veo es también lo que era España a finales de los años 60. Hoy en día con la globalización, con internet, con las redes sociales y con esta pujanza de la juventud tienen todos los elementos para hacer esa progresión mucho más rápido que nosotros. De hecho, hay muchos sectores de la población, sobre todo en la ciudad y aquellos que han tenido acceso a una educación, que hacen negocio a través de internet igual que nosotros. Entre todos tenemos que ayudar a cambiar esa percepción sobre el continente africano. Si miramos nuestra pirámide demográfica y nuestras posibilidades de desarrollo económico y la de ellos, nos damos cuenta que nos une una comunidad de destino. Creo que hay un camino positivo. Espero que el libro contribuya a cambiar un poco esa percepción.

¿Qué opinión tiene sobre la tragedia en la valla de Melilla?

Mi opinión personal, aunque creo que es coincidente con la de la institución con la que trabajo que es la UE. Estamos todos compungidos por la tragedia, ocurren muchas desafortunadamente no solo en África. No podemos normalizar la muerte de seres humanos. Esta tragedia requiere transparencia y que haya una investigación. Creo que introducir transparencia en lo que ha pasado creo que es esencial, porque es la única manera humanamente posible de responder al dolor de esta tragedia. Hay que perseverar en un camino que se abrió en 2015, entre la UE y la Unión Africana, que ha sido ratificado de forma periódica, la última vez en febrero de este año, de decir que la migración hay que mirarla de una forma abierta. Lo que ha pasado en Nador es un tema de la migración irregular, pero es solo un componente. Hay un componente de la lucha contra las mafias, otro de protección con las personas que tienen derecho a estatutos como refugiado y hay que hablar también con los países africanos para que aquellos en situación irregular puedan volver a su país.

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