Los grandes fenómenos marcan tendencia y arrasan. En la música se multiplican los ejemplos, con más o menos originalidad, con más o menos personalidad. En este caso, Nathy Peluso es el ejemplo casi de manual que arroja luz propia dentro de un movimiento gigantesco: la música urbana.

La cantante argentina Nathy Peluso durante su actuación, ayer, en el sur de Tenerife. | | EL DÍA

Ella es poderío, es libertad, es el anverso de una cultura que inevitablemente tiene mucho de estereotipos. En la argentina hay ritmo, hay construcción del personaje y hay mensaje consciente. Su música da para bailar y también daría para ensayos teóricos de lucha de la feminidad impermeable a clichés y prototipos.

Sobre el escenario es la pura imagen de la seguridad, de quién domina el negocio, de quién tiene tanto de hipnótica como de dulzura; con ese aura tan genuino que parece que está inventando nuevos subniveles a cada género en cada momento, ya sea trap, soul, hip hop o swing. El hilo conductor le sale por los poros, lo transpira y lo convierte en caballo ganador: un huracán amigo.

Así se presentó ayer sobre las tablas de Ritmos del Mundo de Costa Adeje. Con ella el festival llegó a su apogeo. Más de 12.000 personas, en su gran mayoría mujeres, le otorgaron al unísono el galardón que se merece: ella es la reina.

En el guión para un nuevo éxito rotundo de las producciones de la marca Farra en el sur de Tenerife, en Costa Adeje, estuvieron también Justin Quiles y Eladio Carrión, otros dos elementos destacados de la constelación de la música urbana, además Fat-Boyz, Irtap, La Diabla y Conjurer.

Este festival, que cuenta con el patrocinio del Gobierno de Canarias, la consejería de Turismo y el proyecto Canarias Viva, además de la colaboración del Ayuntamiento de Adeje, es uno de los grandes emblemas del ocio en Tenerife.

Fueron casi 10 horas de baile, que para muchos resultaron pocas. El recinto presentaba una imagen envidiable desde primera hora: felicidad y coros multitudinarios bajo un sol cómplice sin el habitual castigo de las temperaturas sureñas.

Sonó Don Omar, sonó Bad Bunny, sonó Rosalía... los grandes nombres de la música urbana en un mataron de complicidad y movimientos de cadera que volvieron a recrear una de las grandes jornadas de ocio en Canarias.