La regatista Ellen Patricia MacArthur (Whatstandwell, Inglaterra; 1976) hizo historia en 2005. Ese año se convirtió en la navegante más veloz de todos los tiempos dando la vuelta al mundo en solitario. Con las mismas agallas y una honda vocación altruista MacArthur creó en 2003 la Ellen MacArthur Cáncer Trust, una organización que apoya a niños y jóvenes en su proceso de recuperación del cáncer con travesías marítimas; en 2010 se adentro en nuevas aguas y constituyó la Fundación Ellen MacArthur, con el ambicioso objetivo de transformar los hábitos de producción y consumo de todo el planeta, para acelerar la transición hacia una economía circular y reaprovechar los residuos plásticos. El jurado del “Princesa de Asturias” de Cooperación Internacional la eligió ayer, entre una treintena de candidatos, como ganadora de esta edición del premio, reconociéndola por su “lucha para una mejor utilización de los recursos naturales” y por su “capacidad de promover alianzas con gobiernos, empresas, instituciones científicas y sociedad civil” para reducir la contaminación por plásticos.
Desde la Isla de Wight, Ellen MacArthur agradecía, unas horas después de hacerse público el fallo, la distinción y advertía que “ante desafíos globales como son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el trabajo de la Fundación Ellen MacArthur para acelerar la transición hacia una economía circular regenerativa, con la que eliminar los desechos y la contaminación, hacer circular productos y materiales y regenerar la naturaleza, nunca ha sido más vital”.
El jurado del “Princesa de Asturias” ha visto en ella, además de coraje y determinación, una referencia para el cambio del “actual paradigma de producción y consumo mediante un aprovechamiento de los recursos basado en la reducción, la reutilización y el reciclaje de materiales de forma sostenible”. Laura Díaz Anadón, catedrática de Políticas de Cambio Climático en la Universidad de Cambridge, donde dirige el Centro de la Gobernanza de la Energía, Medio Ambiente y Recursos Naturales, reconoció estar “muy contenta” con la elección de MacArthur, “una emprendedora que no venía de temas que tuvieran que ver con la economía circular y el aprovechamiento de recursos, pero que ha tenido un impacto muy importante al aunar a gente de distintas áreas y lograr la firma de un acuerdo para reducir la contaminación por plásticos”. La investigadora ovetense se refería al primer tratado internacional jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos, firmado en marzo de este año por los 175 países con representación en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que se celebró aquel mes en Nairobi, en Kenia.
La urgencia del viraje hacia una economía circular y, en consecuencia, hacia un desarrollo sostenible, es, destacó Díaz Anadón, un asunto ahora “muy presente” y conectado con coyunturas de plena actualidad, como la guerra en Ucrania y las dependencias energéticas entre las distintas naciones.
La ex ministra de Ciencia e Innovación con el Gobierno de Rodríguez Zapatero y actual presidenta de la Fundación COTEC para la Innovación Tecnológica, Cristina Garmendia, también en el jurado, destacó que el premio “pone en el foco a una persona que está moviendo la aguja en la transición hacia la economía circular”. “No es ella quien ha inventado el concepto, pero es ella quien ha acelerado esa transición. Veníamos de un modelo lineal de extracción de materias primas y energía, producción, consumo y generación de desperdicios y ella ha potenciado el cambio, y lo más potente es cómo lo ha hecho: es una de esas personas con la capacidad para llegar a acuerdos, para lograr que otros hagan, y eso es impacto, impacto global. Ha llegado a acuerdos con gobiernos, universidad, con empresas, con la sociedad civil...”, explicó Garmendia, que la definió como “una activista en la lucha contra el desperdicio de los plásticos”. “Hay momentos en los que uno tiene que ser activista y ponerse al frente de la manifestación y ella lo ha hecho”, añadió la exministra.
Las deliberaciones del jurado transcurrieron, según contaron sus miembros ya con su resolución en la mano, “con mucho debate y finalmente con mucho acuerdo”. El epidemiólogo Pedro Alonso, que dirigió el Programa Mundial de Malaria en la Organización Mundial de la Salud entre 2014 y 2022, lo calificó como “un debate rico”. “Hemos llegado a lo que creemos todos que es una excelente decisión, resaltando el papel de una activista que está ayudando a entender mejor conceptos claves de presente y de futuro como la economía circular, pero también ayudando a establecer acuerdos internacionales vinculantes. Todo ello nos parece de una profundidad estratégica muy relevante”, indicó.
Beatriz Domínguez-Gil, la directora general de la Organización Nacional de Trasplantes, contó que, tras sopesar los méritos de “candidaturas extraordinarias”, el jurado llegó “de forma prácticamente unánime” a la conclusión de que Ellen MacArthur “era la persona que tenía que ser premiada este año por la labor que realiza y que se ha plasmado con un acuerdo internacional para desarrollar un instrumento jurídicamente vinculante que puede cambiar la forma en la que se trabaja con el plástico en el mundo y tener un impacto real en un ámbito de enorme preocupación para la humanidad”.
“Éste era el premio que este año queríamos dar, el hecho de que sea una mujer que viene de otro ámbito, era una regatista, y que ha sabido canalizar sus esfuerzos en una causa de esta naturaleza y con semejante impacto merece un reconocimiento y lanza un mensaje muy claro a la sociedad y muy particularmente a la juventud”, concluyó Domínguez-Gil.
