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Álex García y Kira Miró embarcan en la ruta de 'Érase una vez en Canarias', dirigida por Armando Ravelo

El filme canario termina el rodaje en el sur con una historia que cuenta la migración desde la perspectiva de una mujer joven africana

El director Armando Ravelo dándole indicaciones a los intérpretes Álex García y Kira Miró durante el rodaje de ‘Érase una vez en Canarias’ en la sala Garbo’s. Sonia Hakansson

Nola es una de las 22.316 personas migrantes que llegaron a Canarias por vía marítima en 2021. Su historia es ficticia, pero los datos que publica el Ministerio de Interior atestiguan una realidad que lleva produciéndose en los últimos años en el Archipiélago donde la estampa del hacinamiento en el muelle de Arguineguín sigue siendo el epítome del drama humanitario. El director de cine Armando Ravelo plasma estos días en Érase una vez en Canarias el periplo de la supervivencia a través de una joven mujer que parte en cayuco desde Senegal en busca de un padre que nunca conoció. El rodaje, a tres jornadas de su fin, se completa con la presencia de los intérpretes de renombre nacional Álex García y Kira Miró, quienes filman las últimas escenas en la sala Garbo’s de Bahía Feliz. 

El metraje se convierte en una crónica de los tiempos presentes que aborda uno de los grandes temas del siglo XXI, tal y como asegura su realizador, la migración: «Ahora enfrentamos esta temática como un problema cuando realmente es el inicio de algo, ya que los hijos e hijas de las personas migrantes que llegan conformarán parte de la Canarias del futuro, como ocurrió con los amazigh, los portugueses o los castellanos en su momento».

La coproducción canaria-senegalesa se revela como un puente de comunicación en el que «el cine es una herramienta poderosa para ofrecer una voz y transmitir una reflexión a través de la mirada del otro, algo que en Canarias no hemos hecho históricamente: reflexionar sobre nosotros mismos». El empeño por radiografiar el territorio ha marcado la filmografía de Armando Ravelo desde que hiciera La tribu de las 7 Islas hasta su última incursión La piel del volcán. Además, en esta ocasión ha contado con profesionales de países como Nigeria, Camerún o Mauritania, por lo que la veracidad del relato está compuesta tanto de la tragedia como de las esperanzas de quienes han sufrido el proceso del que se ha documentado para trasladar los claroscuros de unas vidas conscientes del peligro que desentraña el mar.  

Álex García y Diarra Diouf en 'Érase una vez en Canarias'

La actriz protagonista Diarra Diouf, joven de Burgos e hija de padres migrantes, encabeza un reparto en el que se entremezcla la experiencia de Lili Quintana, Yanely Hernández, Thimbo Samb, el humorista Kike Pérez y hasta Manolo Vieira. Con ellos, ha cambiado su percepción tras el trabajo hecho durante los últimos meses, sentencia el director, que decidió al mismo tiempo trasladar la narración desde una perspectiva feminista. «Ha vivido el racismo, pero entiende que hay un añadido cuando el acento, por ejemplo, es diferente, es decir, cuando hay ese componente de africanidad». La aporofobia entra en conflicto con la incongruencia interna del discurso de odio que desea la llegada del turismo y, otra vez, son las vidas perdidas en el Atlántico las que callan. 

La prima de Álex García le transmitía estupefacta la llegada de los cayucos a las orillas de El Médano, en Tenerife. A pesar de los kilómetros que separaban al actor de su tierra, en el momento en que supo del proyecto, decidió que quería estar él a sabiendas del calendario. Así, el nominado a los Goya camina bajo las arañas de luces y frente a un amplio escenario representando a Raúl, dueño del bar-restaurante al que Nola se acercará para encontrar respuestas, mientras que la grancanaria Kira Miró da vida a la gerente y abogada del magnate, su mano derecha, que tendrá relevancia en la trama. «Es una película bonita y cruda, sin ser panfletaria, que habla de realidades que vivimos en Canarias y con las que giramos la cabeza a veces», afirma.

"Da igual que estés en Estados Unidos, La Gomera o la península, cuando algo te rompe, te marca, y yo me quedo con lo humano de esta película". Para él es un regalo hacer una película canaria en la que el equipo tenga impronta isleña "con una industria que intenta crearse, aunque no se ha acabado de consolidar en los últimos años". Con las cifras históricas de rodajes e inversión en el Archipiélago por parte de las productoras internacionales y nacionales el pasado año, el trabajo de Ravelo y su equipo es el esfuerzo por generar una intrahistoria que ubique la mirada más allá de los centros mediáticos. Ante todo, la intención del cineasta canario es que, ante la pantalla y enfrentando los altibajos de una vida que renace es que, «cuando alguien vea la película le cambie algo por dentro al poner el foco desde la mirada humana de la esperanza». 

Después de dos semanas de rodaje en el continente con la colaboración de la productora local Lalia Productions, se estima que la inversión fue de 70.000 euros, además de la contratación de 30 técnicos del territorio y 56 actores y figurantes. En cuanto a las Islas, Juan Márquez, viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, invitado a la grabación puesto que la institución colabora en la financiación del proyecto, indica que "es fundamental que Canarias no solo sea un plató para producciones internacionales por sus incentivos y localizaciones sino que también tengamos la capacidad de generar una industria local que cuente nuestras propias historias y estén hechas enteramente por equipos de aquí", a lo cual añade que la temática "invita a la reflexión, enriquece el debate y sensibiliza con las realidades con las que vivimos y el audiovisual ayuda a visibilizarlas", como ha hecho recientemente Mediterráneo, un filme de Marcel Barrena durante la crisis migratoria en Lesbos. 

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