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Música

La Sinfónica vuelve a la Catedral

La soprano Raquel Lojendio, el tenor Airam Hernández y el barítono Josep-Ramon Olivé, solistas en el retorno de la formación a uno de sus escenarios más emblemáticos

Raquel Lojendio, Airam Hernández y Josep-Ramon Olivé, este miércoles, en el Auditorio de Tenerife. E. D.

Dos solistas canarios acostumbrados a pisar los mejores escenarios de medio mundo, la soprano Raquel Lojendio y el tenor Airam Hernández, y el joven catalán Josep-Ramon Olivé son los encargados de dar voz a un programa musical de primer orden que servirá de antesala a las celebraciones de la Semana Santa. Después de dos años de limitaciones, la Sinfónica se reencuentra con su público lagunero en la Catedral.

Después de dos años de pandemia, la Orquesta Sinfónica de Tenerife retoma sus citas tradicionales fuera del Auditorio de Tenerife. Estará este jueves, a partir de las 20:00 horas, en un concierto gratuito para los amantes de la música que se acerquen a la Catedral lagunera. El viernes, esta vez en el Auditorio de Tenerife y a partir de las 19:30 horas, repetirá el mismo repertorio. Como no podía ser de otra manera, tratándose de fechas tan próximas a la Semana Santa, la formación tinerfeña ha diseñado un programa de música sacra.

Tres importantes solistas se unirán a la Sinfónica en este retorno. Son, en concreto, dos conocidas voces canarias y un joven catalán: la soprano Raquel Lojendio, el tenor Airam Hernández y el barítono Josep-Ramón Olivé. Juntos, y con la ayuda de la Coral Reyes Bartlet –que dirige José Híjar Polo– pondrán en pie un programa que incluye Adagio para cuerdas, de Samuel Barber, Canciones bíblicas op.99, de Dvořák, y Las siete palabras de Cristo en la Cruz, de Cesar Franck.

Este miércoles, en un hueco entre ensayos, los solistas hablaron del concierto y de la posibilidad de participar en un proyecto junto a la Sinfónica de Tenerife y a las órdenes del maestro Víctor Pablo Pérez. «He cantado en la Catedral de La Laguna varias veces, también en La Concepción. Desde mi punto de vista, ahí se unen dos factores: uno es que tienes al público muy cerca –y eso siempre te pone muy nerviosa– pero por otro lado tiene un gran componente emotivo», explicó la soprano tinerfeña.

Hernández, por su parte, disfruta también de esa cercanía y reconoce que un repertorio así cobra más sentido si se interpreta en un templo como el de la calle Carrera. «La contextualización hace muchísimo. Me pasa que siento que las palabras cobran mucho más sentido allí», indicó.

Un sentimiento que no tiene que estar estrictamente relacionado con el fervor religioso sino que puede estar vinculado también con la espiritualidad de cada persona. «Te conecta con algo tuyo, algo profundo», matizó Lojendio. «Es como si cantaras Aida en Egipto», sentenció Hernández. 

A los dos artistas canarios hay que unir a Olivé, que aseguró que tienen muchísimas ganas de poder colaborar con la Sinfónica de Tenerife. «Con el maestro Víctor Pablo he trabajado antes y siempre es un placer, me hace mucha ilusión. Por otro lado, el repertorio que se ha escogido no es muy común y eso lo hace más atractivo. Las Canciones Bíblicas de Dvořák son todo un descubrimiento».

Todos, de hecho, coincidieron en valorar la posibilidad de ponerse a las órdenes de Pérez, director honorario de la formación tinerfeña. «Tengo que decir que es el director que más apoya a los cantantes jóvenes. Ya no soy joven, pero cuando empezaba me ayudó muchísimo. De hecho, gran parte de mi nacimiento fue gracias a él», destacó Lojendio.

Los dos solistas canarios hablaron, asimismo, de la gran cantidad de buenas voces nacidas en el Archipiélago, algo que se nota también en la calidad de sus coros. «Hay algo muy particular en los músicos canarios, un talento natural. Muchos de los que están en la coral Reyes Bartlet probablemente no hayan estudiado canto pero tienen un oído y una capacidad para trabajar en ensamble muy buena. Hemos viajado y cantado en muchos teatros con coros profesionales que probablemente no suenen tan empastados y con ese sonido tan personal que hay aquí», sentenció Hernández.

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