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Entrevista

Santiago Posteguillo: "César y Zelenski demuestran que un solo hombre puede cambiar el mundo"

El autor superventas de novela histórica regresa con ‘Roma soy yo’, inicio de una ambiciosa saga sobre el líder romano, con claros paralelismos con la actualidad

Santiago Posteguillo, el viernes en Tesalónica, ante el Panteón, conocido como la Rotonda, del emperador romano Galerius.

Se cruzó Santiago Posteguillo con "una bomba termonuclear narrativa", afirma el escritor tras pasear por los restos arqueológicos de la antigua ciudad macedonia de Pella, donde nació Alejandro Magno; pisando las mismas sendas por las que en el año 77 aC. viajó un Julio César de 23 años, aún ingenuo pero ambicioso. Lo hizo el romano -y ahí el obús- en busca de testigos y pruebas para ejercer de fiscal en un juicio por corrupción política. Sí. Un episodio poco conocido, sorprendente y nada explotado en la novela histórica, del que el autor superventas (4 millones de lectores) tira para iniciar, con las 700 páginas de ‘Roma soy yo’ (Ediciones B / Rosa dels Vents), su nueva saga dedicada a la vida de César.

Calcula cinco libros más en diez años, un reto que se impone tras foguearse escribiendo 7.000 páginas sobre la antigua Roma (las trilogías de Escipión el Africano y Trajano y la bilogía de Julia Domna). En ‘Roma soy yo’ (la primera de sus obras que llega, este martes a librerías, simultáneamente en castellano y catalán), Posteguillo (València, 1967) vuelve a mostrar cómo aquel imperio era un ‘Juego de Tronos’ ‘avant la lettre’ (con asesinos sin escrúpulos, ambición de poder, lapidaciones, violaciones, batallas…) y que "desde el siglo V aC. no hemos avanzado nada", afirma durante la entrevista, ya en la cercana Tesalónica (Grecia), estableciendo incluso paralelismos con Putin y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

Restos de la antigua ciudad macedonia de Pella. ASÍS G. AYERBE

"La corrupción política y judicial en Roma estaba a niveles de los de hoy". Y también había una élite rica y poderosa frente a la plebe. "El problema es que la riqueza no se reparte y sigue sin haber igualdad de oportunidades para obtenerla. Mis novelas hablan de cosas que siguen pasando". En ‘Roma soy yo’ aparece el dictador romano Sila, que malversó fondos públicos y confiscó los bienes de la familia Julia, a la que pertenecía César, por apoyar a su tío Cayo Mario, héroe militar de la facción popular. De ahí que el joven César tuviera un "motivo personal" para enfrentarse a la élite senatorial al aceptar, cuando los macedonios "tuvieron la valentía y la osadía" de pedírselo, ejercer de fiscal en el juicio contra la mano derecha de Sila, "el asesino y criminal Dolabela", rico y poderoso senador acusado de malversación, extorsión y corrupta gestión mientras fue gobernador de Macedonia. A Posteguillo, apunta, le recuerda un personaje de ‘Astérix en Helvetia’ que manda enviar tres monedas en un cofrecito a Roma mientras él expolia para sí todas las riquezas de la provincia.  

"Sila ya caló a César cuando este tenía 18 años. Vio que sus objetivos eran contrapuestos a los de los privilegios de los senadores y que debía acabar con él antes de que tuviera más fuerza. Sila se cargó a todos sus enemigos. Pero a César le perdonó la vida a sabiendas de que era un error porque no quería generar un mito. Calculó: ‘ya lo mataré luego adecuadamente’. Muy a lo Putin, que perdona a aquel al que le ha puesto la cruz y a los seis años aparece envenenado con polonio. Sila utilizaba sicarios. Es el Putin de hoy. Y César, que a esa edad era idealista, se enfrentó a él. Mostraré cómo evoluciona cuando va acumulando poder y se convierte en un autócrata, pero hay que entender que se enfrenta a una república tardoromana que es una oligarquía dictatorial del tipo de la Rusia de Putin, donde unas pocas familias tienen todo el poder y la riqueza. Y ¿cómo te enfrentas con un Putin? Parlamentariamente y hablando con él, no, porque Macron lo lleva intentando sin mucho éxito…", expone Posteguillo, también profesor universitario, filólogo y lingüista.

Y recuerda: "César morirá porque tras la guerra civil perdonó a todos aquellos contra los que luchó y derrotó. En vez de ejecutarlos, les perdonó la vida y serán los mismos que le matarán el 15 de marzo; a Putin eso no le pasará".

Santiago Posteguillo, la pasada semana, entre los restos de la antigua ciudad macedonia de Pella (Grecia), donde nació Alejandro Magno. ASÍS G. AYERBE

"César fue de esos personajes que cambian la historia -prosigue-, como Gandhi o Martin Luther King, y estos también acabaron asesinados. Pero Zelenski, a su vez, lo ha cambiado todo. Otro presidente ucraniano al uso de los políticos de Bruselas se habría ido ya a París y todo habría sido muy diferente: estaríamos en una situación mucho peor, con un Putin mucho más crecido comiéndose una Ucrania enterita y pensando en qué otro melón zamparse. Probablemente Zelenski hará repensar a Putin sus próximos movimientos. Zelenski y César demuestran que un solo hombre puede cambiar el mundo. Cuando alguien como Zelenski, como hizo César, acompaña sus palabras con hechos te rompe los esquemas porque no estamos acostumbrados a ello. Eso ha desaparecido de la política nacional e internacional", lamenta.

"César se enfrenta a una república tardoromana que es una oligarquía dictatorial del tipo de la Rusia de Putin"

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Los juicios eran algo habitual para que un romano se diera a conocer con su oratoria y sus ideas. Del de César contra Dolabela no se conservan los discursos. Posteguillo lo reconstruye con el asesoramiento del catedrático de Derecho romano Alejandro Valiño. "César era un apellido como García o Pérez. Al final del juicio es cuando la gente en Roma empieza a aclamarle en las calles como ¡César, César, César!. Pasa de ser un desconocido a ser un símbolo". Otro motivo que lleva al joven a aceptar ser fiscal, aún a riesgo, perdiera o ganara, de ser asesinado en un callejón, es, opina, "su carácter indómito, que forja su madre, Aurelia, que le inculca que no existe la rendición y que desciende de los dioses".  

"Cuando alguien como Zelenski, como hizo César, acompaña sus palabras con hechos te rompe los esquemas porque no estamos acostumbrados a ello. Eso ha desaparecido de la política nacional e internacional"

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Relación con las mujeres

Porque, añade Posteguillo, "a César no se le puede entender sin su relación con las mujeres de su entorno": "No digo que César fuera feminista, pero estaba influido por haber vivido rodeado de ellas: su madre, su tía, dos hermanas, su esposa, su hija… Había llegado a la conclusión de que las mujeres son muy inteligentes y que tener en cuenta sus opiniones, en lo público y lo privado, era muy interesante", sostiene. 

En ‘Roma soy yo’ el otro puntal de César es Cornelia, su primera esposa. "Aunque les forzaran a casarse por motivos políticos [ella con 13 años, él con 17] era fácil que se enamoraran. Se dieron pruebas de apoyo constante. Todas las fuentes inciden en que se querían mucho y se llevaban muy bien. Ella le apoyó siempre y él se jugó la vida por ella ante Sila".

Sexo con Cleopatra

Para las futuras novelas quedará su relación con Cleopatra, pero en esta ya lanza algún guiño cuando Cornelia averigua algunas cosas que las egipcias hacen en la cama y que las matronas romanas no deben hacer. "Cleopatra era muy inteligente y brillante, mucho más joven que él y muy guapa. Se miraban y se entendían, porque César no tuvo que explicarle qué era el poder a una Cleopatra que llevaba desde niña luchando entre conjuras por mantenerse viva y en el poder. Ni Cleopatra tenía que explicárselo a él. Era una igual".  

"César no tuvo que explicarle qué era el poder a una Cleopatra que llevaba desde niña luchando entre conjuras por mantenerse viva y en el poder"

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También da fe la novela de la valentía de las mujeres teutonas. "Está en las fuentes clásicas", asegura. Ellas plantaron cara cuando sus hombres huyeron ante el ataque de las legiones de Cayo Mario, quien dijo: ‘Menos mal que los teutones no han armado a sus mujeres’. Su sobrino aprendió de él "una gran lección de estrategia: solo hay que entrar en combate cuando se puede ganar".  

Posteguillo llega a César tras la bilogía que empezó con ‘Yo Julia’ (Premio Planeta 2018) y cerró con ‘Y Julia retó a los dioses’, que presentó hace dos años en el Muro de Adriano, alzado por los romanos en la brumosa Britania. Con ‘Yo soy Roma’ ha cambiado de grupo editorial para volver a Ediciones B (ahora en Penguin Random House), donde inició su andadura novelística. Para llenar el vacío que el autor de ‘Africanus’ ha dejado en su catálogo, Planeta ha contraatacado publicando hace un mes ‘La sombra de Julio César’ (Espasa), del italiano Andrea Frediani. Sobre ello, concluye, "yo siempre he firmado novela a novela. Al cambiar de personaje he decidido hacerlo con una editorial que entendía la magnitud del proyecto, que nunca ha dejado de ser mi editorial y con un equipo con el que siempre había trabajado". Igual que César, vuelve a Roma. 

‘Roma soy yo’ / ‘Roma soc jo’

Santiago Posteguillo  

Editoriales:  Ediciones B / Rosa dels Vents

Traducción al catalán:  Mireia Alegre

 752 / 736 páginas. 23,90 euros


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