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José Manuel Zapata | tenor

«Rossini me ha marcado, ha pagado parte de mi hipoteca»”

José Manuel Zapata. | | EL DÍA

Viene a Tenerife con un programa curioso y que, además, es una cita bastante especial dentro de la temporada de la Sinfónica de Tenerife: De Bach a Radiohead.

Exactamente. Lo hemos puesto en inglés, From Bach to Radiohead, para darle como más caché (risas). Este proyecto realmente lo creó Juan Francisco Padilla, que es el que ha hecho todos los arreglos y el universo sonoro que se podrá escuchar con la Orquesta Sinfónica de Tenerife este jueves . La idea es que en la música solo hay dos tipos: la buena y la mala. Además, puede haber música buena hecha por Bach, que es el padre de todo esto en el siglo XVIII, pero que también puede haber música maravillosa hecha en el siglo XXI. Esta música –que la hace Radiohead, Iron Maiden, Björk o Paco de Lucía, por ejemplo– no ha tenido la oportunidad de ser tocada por el mayor instrumento que conoce el hombre: la orquesta sinfónica. Esto no es un concierto de versiones sino una sinfonización de la gran música que se hace hoy y la que se hacía hace dos siglos. Es un hermanamiento de estas músicas.

Debe ser complicado cambiar así de registro en un lapso de tiempo tan corto como el de un concierto...

Aquí la protagonista, al contrario que en el Concierto para Zapata y orquesta en el que sí que tenía yo mucho peso, es la orquesta. Yo canto en varias ocasiones pero también me dedico a presentar e introducir esas piezas y el por qué de que estén ahí. Pero sí, la verdad es que cantar Iron Maiden y luego Rossini es muy raro vocalmente hablando. Pero transmite tanta energía y tanta felicidad que da gusto hacer un programa así. Es muy chulo y sobre todo hay piezas que a cualquier persona le llegarán al corazón porque a uno le gustará Paco de Lucía, al otro Björk y al otro Rossini o Bach. Es una pasada.

Un programa para todas las edades y todo tipo de públicos.

Muchas veces se dice que este tipo de cosas sirven para acercar la música clásica. No, no, no. Esto es buena música y tiene que venir los que le gusta el heavy y los que les gusta Shostakóvich o Beethoven. Es solo buena música. Hay que quitar un poco todos esos prejuicios. La música de Björk no es peor que la de Rossini. No, son diferentes y hechas en contextos diferentes, pero las dos muy buenas.

Hay una gran necesidad de comunicar en el mundo de la música clásica, ha faltado eso al menos durante una época.

Y sigue faltando. Por eso tenemos que apoyarnos en los medios y en todo el marketing, publicidad y comunicación que se pueda hacer de una música que es maravillosa. Cuando tú la ves insertada en una película de Hollywood te parece algo increíble, pero no te acercas a un concierto a verla. Te encanta escuchar a Bach cuando Anthony Hopkins mata a los policías en su celda en El silencio de los corderos. En ese momento suenan las Variaciones Goldberg y te parece una música increíble. Pues en el Auditorio es más increíble todavía porque es en directo.

Empezó relativamente tarde a formarse en el mundo de la música, ¿cierto?

Realmente no era tarde para la voz, porque empecé con 18 o 19 años, pero sí tarde para todo lo que va alrededor: la lectura musical, la armonía y la formación musical en general. Ahí ya no tienes la misma disposición cerebral que un niño de siete años, que es como es conveniente empezar. Pero me las he apañado bien.

Eso es evidente y además dispone de la ventaja de saber comunicar lo que hace y su pasión por la música.

Es que a mí me gusta mucho la gente. Me encantan las personas. Todo lo hacemos para la gente. Todo es para ellos.

Hay un compositor muy importante para usted y su carrera: Rossini.

Y tanto.

¿Cómo le cambió la vida?

¿Sabes qué pasa? Es que Rossini es un compositor con el que yo conecto muy bien personalmente. Es un bon vivant, le encanta vivir, comer bien y también tiene un punto perezoso. Yo lo compro. Desde que me lo presentaron ha marcado mi vida física. He cantado Rossini por todo el mundo. Es una teatralidad pura la de ese hombre y es un compositor maravilloso.

¿Le dio el pasaporte hacia su forma de vida actual?

Sí. Rossini ha pagado parte de mi hipoteca (risas). Me ha dado mucha vida y muchas satisfacciones.

Estuvo hace relativamente poco con la Sinfónica en Tenerife, ¿cierto?

Pues precisamente en el Carnaval prepandemia. Cuando ya se empezaba a hablar del covid, hicimos el Concierto para Zapata y orquesta. Todo se prometía feliz y en cuestión de días cerraron todo. Estuvimos en la gala de elección de la reina del Carnaval, fue una maravilla. Volvemos dos años después. Tenéis una orquesta de primera, un Ferrari.

¿Qué proyectos se le plantean después de esta visita a la Isla?

Hago muchísimas conferencias para empresas intentando transmitir los valores de la música al tejido empresarial. Luego, voy a empezar los ensayos de El rey que rabió en una producción del Teatro la Zarzuela.

¿En qué se puede beneficiar una estructura empresarial de los conceptos musicales?

En todo, todo está interconectado: en el trabajo en equipo, en la empatía de los músicos para escucharnos unos a los otros, en el legado, etc. Hay mil cosas que unen a la buena música con la empresa.

¿En esos talleres pone a los empresarios y a los directivos a cantar?

Muchas veces sí. Siempre les digo: tranquilo, que el que está al lado canta peor que usted.

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