La Quinta del austriaco es una promesa que aún está por cumplirse en el Festival de Música de Canarias. Las limitaciones del covid han obligado a escoger tan solo un fragmento.

Las vicisitudes de estos tiempos intentan tumbar el Festival Internacional de Música de Canarias, pero este se reinventa una y otra vez para dar cabida a una cita cultural imprescindible en el Archipiélago. La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria afronta la reestructuración del programa con una apuesta que no dejará indiferente a nadie. La agrupación saldrá hoy en el Auditorio Alfredo Kraus, y mañana, en el Auditorio de Tenerife, ambos a las 20:00 horas, al escenario bajo la batuta de su director titular Karel Mark Chichon. En esta ocasión, se entrena la pieza sinfónica por encargo de la 38º edición, Omega, de la compositora y pianista tinerfeña Dori Díaz Jerez. Complementará el ciclo el cuarto movimiento de la Quinta de Gustav Mahler y una selección de las suites 1 y 2 de Romeo y Julieta del compositor Serguéi Prokofiev

El concierto abre con Omega, una creación que toma el nombre de la última letra del alfabeto griego y hace referencia, en su finitud, al fin de todas las cosas en contraposición a alfa. Dori Díaz afronta este reto después de un confinamiento que ha teñido todas sus vivencias, confiesa. La primera idea le sugirió formar una composición que conectara con la 5º Sinfonía de Mahler, cuyo tema principal es la marcha fúnebre y la visión de la muerte, por lo que en esta obra utiliza las técnicas extendidas, las cuerdas en trémolo y los destellos col legno, junto al peso de la tradición clásica para «transmitir el sufrimiento vivido durante este tiempo, aunque tiene su contrapunto en la luz, la vida». La autora espera que el público «saque sus propias conclusiones» y prefiere no adelantar nada, aunque resalta el «gran honor» que ha supuesto ser seleccionada: «El Festival sigue manteniendo su apuesta por el talento canario». 

En esta ocasión, y aunque el director del Festival, Jorge Perdigón, lamenta que una vez más se haya retrasado la tan deseada interpretación de la Quinta del austríaco al completo, los músicos embelesarán a los asistentes con el Adagietto. La popularidad de este fragmento, compuesto entre 1901 y 1902, tiene también una historia singular. En palabras de Karel Mark Chichon, como un WhatsApp en la actualidad, la partitura fue la manera en la que Gustav Mahler se declaró a quien luego sería su esposa, Alma Mahler, y ella se la devolvió diciéndole que sí.  

El final del movimiento encuentra el impulso en las piezas de Serguéi Prokofiev, las cuales iluminarán de «muerte, batalla y de diversos colores el escenario, al estilo de un viaje cósmico», declaró el director de orquesta durante la presentación de los conciertos, «Romeo y Julieta tiene todo lo que uno puede esperar». Esta ofrenda a la audiencia busca satisfacer las expectativas después de una temporada dificultosa a causa de la Covid-19. No obstante, Chichon recalca que la Filarmónica está «en un gran momento artístico».