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Juegos de palabras y partículas de color

La Galería Artizar cierra el año con ‘Spanglish Drama’, del artista cubano Raúl Cordero

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Nueva exposición en Artizar: Pedro Cordero Carsten W. Lauritsen

«Mi trabajo me sirve para explicarme el mundo en el que vivo», asegura el artista cubano Raúl Cordero. El creador expone Spanglish Drama en la Galería Artizar hasta el 29 de enero.

«Si algo tiene capacidad de mutación, ese algo es la lengua. Gracias a esas derivas los idiomas no dejan de enriquecerse mezclándose, por lo general, transgrediendo fronteras o colonizándolas. Pocas veces esto ocurre de manera no violenta, pero esas veces ocurre por un proceso de sedimentación, capa a capa». Con estas palabras introduce el comisario Omar-Pascual Castillo la nueva exposición de la Galería Artizar. Spanglish Drama es la propuesta que trae de nuevo a España a Raúl Cordero.

Nacido en Cuba 1971, Cordero es un pintor conceptual. Conocido por primera vez como parte de la generación de los 90 en isla caribeña, empezó a exponer su obra sobre todo en Europa y los Estados Unidos de América. Cordero representa con su obra el “otro arte cubano”.

Spanglish Drama es el cierre del año expositivo de la decana sala de arte lagunera y podrá visitarse en su sede de la calle San Agustín, frente al Instituto Cabrera Pinto, hasta el próximo 29 de enero. La propuesta reúne varias de las líneas creativas de Cordero, que gusta de este tipo de exhibiciones.

«La muestra tiene mucho que ver con mi condición cubana. Fuimos colonizados por España y hablamos español pero a la vez estamos muy americanizados. En Cuba se juega al béisbol y la gente quiere comer cosas muy gringas aunque a la vez lo haga con un sentimiento de independencia. Por otro lado, me doy cuenta de que hablo de una forma distinta y en España se me entiende como a mitad. Hablo palabras del inglés mezcladas con español», detalló.

Por un lado, las paredes de la casona lagunera que sirve de sede a la galería de arte exponen una serie de lienzos inspirados en un vídeo del Palacio Real de Madrid. «Tengo toda una línea de trabajo sobre eso, son obras neobarrocas y están basadas en estos ambientes. El origen de eso es que crecí en Cuba en una casa así porque a mi padre se la dio el Gobierno. La odiaba pero no teníamos otra opción», recordó. Pintadas en acrílico, estas piezas están basadas en fragmentos pequeños y desdibujados de esas grabaciones sobre las que el artista vuelve a pintar. «Empezar a pintar estas cosas fue como mi manera de hacer las paces con eso, no tenía otro remedio. Pintar estas cosas que están llenas de manchitas y elementos pequeños se vuelve como una especie de mantra. Empiezas a encontrar otras cosas. Hasta el día de hoy este es uno de los caminos de mi pintura. Cuando encontré ese vídeo me enteré que se el Palacio se vende a sí mismo y que hasta puedes estar en un besamanos, me encantó. Es como la colonia que se vende porque si no desaparece». Artizar también muestra piezas que tienen que ver con el interés del autor por el «nanomundo», sus videopoemas y una de sus también reconocidas esculturas hechas con luz. «Me interesa hacer una obra que se vuelve como la poesía de estos días de en la vida humana. Mi trabajo me sirve para explicarme el mundo en el que vivo», concluyó.

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