"A lo mejor me he venido un poco arriba", se sincera Roberto Enríquez (Madrid, 1971), conocido popularmente como Bob Pop, ante las dos actuaciones en solitario que le esperan en el Teatre Victòria con 'Los días ajenos', este viernes y el próximo día 9 de diciembre. El premiado actor, escritor y guionista, que ha trabajado en el programa 'Late motiv' de Andreu Buenafuente y ha adquirido todavía más reconocimiento gracias a la serie sobre su vida 'Maricón perdido', saldrá a escena dispuesto a improvisar y dejarse llevar desde sus recuerdos hasta la actualidad para reflexionar sobre todo tipo de temas.

"Estoy solo en el escenario con mis libros y mi cuaderno de notas. Construyo mi propia vida a través de mis lecturas y voy contando desde mi infancia hasta a cómo llego a televisión. Hasta los últimos años, con la enfermedad y todo", dice el creador, que intenta convivir lo mejor que puede con la esclerosis múltiple que le diagnosticaron a los 27 años. En su apartamento en el centro de Barcelona cuenta que la duración del espectáculo es variable. "Según yo me 'engorile' más o menos puede durar una hora o dos". La propuesta tiene una estructura determinada, pero se permite el gusto de jugar e improvisar. "La primera vez que lo hice me tiré en paracaídas, Andrés Lima lo vio y me ayudó a ordenar el caos", dice en referencia al aclamado director teatral. "Me dio mucha fe en el texto. Su mirada me legitimó muchísimo, me hizo sentir que lo que contaba era interesante porque a él le apasionaba".

Terapéutico

Subir a escena con este espectáculo tiene algo de terapéutico. "Lo hago porque me lo paso muy bien. Al final, forma parte de una obra que voy construyendo mostrándome en distintas plataformas. Es como un estriptís multimedia. Hay cosas que pueden haber visto en la serie pero hay muchas que no". Para él la obra es también un homenaje a todos los libros y la gente que le ha influido. "Es una obra que no sabía que necesitaba hacer. Yo me lo paso bien y siento que el público también".

Se alegra de que Barcelona tenga su primer festival de humor. "Antes eran muchos menos y todos con 'o': ahora además de más cómicos también hay cómicas. Se están explorando territorios. Es muy interesante. El humor es una forma estupenda de hablar de cosas importantes, también de tonterías. Yo hablo de cosas que me importan; hablar de tonterías me daría vergüenza, sería estafar al público y a mi mismo".

Respecto a la censura en televisión, comenta: "Es delicado, dependiendo de qué tipo de humor quieras hacer y qué tipo de espacios quieras conquistar. Hay cada vez más espacios de libertad pese a que haya espacios constreñidos. Los cómicos no somos los nuevos mártires del siglo XXI". Pero, añade, "hay gente que no ha entendido que la comedia tiene que ver con la vida". E insiste en que todo depende. "Libertad hay, otra cosa es que te paguen. La obligación de un cómico es buscar siempre el límite, llegar hasta donde le dejen. Los límites del humor está en quien te paga. Al final, siempre es el dinero".