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Octavio Arbeláez Director de Mapas

«Todo proyecto cultural debe tener un compromiso con el entorno y la propuesta»

«El miedo y la incertidumbre que sentimos mientras el sector se detiene, es real», opina el director de Mapas

Octavio Arbeláez. E. D.

Las Jornadas Canarias Tradición reunieron hace unos días a expertos que reflexionaron sobre la cultura tradicional y el patrimonio inmaterial. Octavio Arbeláez protagonizó una de las charlas.

Octavio Arbeláez ha sido uno de los ponentes protagonistas en la II Jornadas Canarias Tradición, un encuentro que tuvo lugar a lo largo de la última semana y que vivió su día grande el pasado jueves en la Casa de la Cultura de Los Realejos. En su intervención Arbeláez se enfocó sobre la oralidad y la tradición desde la perspectiva latinoamericana y su proximidad con la cultura canaria. Este abogado y filósofo de origen colombiano lleva dedicándose a las industrias culturales y creativas desde hace más de 30 años y durante mucho tiempo ha tratado de promover la cultura como un punto de inclusión para la sociedad. En esta línea, es el fundador y director del Mercado de Artes Performativas del Atlántico Sur en Tenerife (Mapas) y del Festival de las Artes de Costa Rica.

¿Qué similitudes hay entre la realidad cultural de Canarias y la de Latinoamérica?

Son realidades culturales similares pero al mismo tiempo también diversas. Desde la dimensión cultural hay una proximidad evidente en todos los sentidos del término cultura, pero eso es un lugar común que de todos es sabido. En Latinoamérica, que es un subcontinente atravesado por todas las inequidades y por todas las violencias, tenemos un imperativo ético que es la construcción de una nueva sociedad y ciudadanía. No se trata de emprender el rescate de unos valores sino, precisamente, de todo lo contrario: de emprender, colectivamente, desde todos los escenarios territoriales, la construcción de unos nuevos valores que nos permitan enfrentarnos con nuestra propia historia, pasada y reciente, y salir airosos. Probablemente desde la cultura es desde donde se pueda construir este nuevo ámbito, pero este contexto que se vive en nuestra América también sentimos que se vive en Canarias y, de este modo, en buena parte del espacio cultural común iberoamericano.

Y los gestores públicos, ¿están a la altura de las necesidades y exigencias del sector privado que promueve la cultura?

La cultura, más allá de las definiciones ‘netamente culturales’, es decir, más allá de las artes y de los modos de vida, tradiciones y creencias, hace que la referencia de los gestores sea la búsqueda de espacios para que la cultura sea un potencial para fomentar los valores, la creatividad, la cohesión social y de la paz, es decir, la construcción de la convivencia. Probablemente el sector privado no se comprometa con este tipo de visiones del sector público, que implican políticas a medio y largo plazo, y más bien apuntan a eventos de coyuntura en que sus marcas estén asociadas a un festival o a un concierto.

¿Cómo se puede ligar la tradición con la inevitable modernidad?

Vivimos en un mundo de múltiples interdependencias. Hoy se viven realidades históricas, sociales, filosóficas, políticas, científicas, tecnológicas y cibernéticas que muestran la experiencia humana como algo necesariamente multifacético, donde la mente no existe sin cerebro, pero tampoco sin tradiciones y relaciones familiares, sociales, genéricas, étnicas, raciales, ya que solo existen mentes encarnadas en cuerpos y culturas, donde el mundo físico solo es entendido como un mundo constituido por seres biológicos y culturales. Para el autor Edgar Morin, ‘la complejidad no es la clave del mundo, sino un desafío a afrontar, el pensamiento complejo no es aquél que evita o suprime el desafío, sino aquél que ayuda a revelarlo e incluso, tal vez, a superarlo’.

¿Qué elementos básicos debe tener un proyecto cultural?

Francamente la respuesta a esta pregunta no tiene que ver con los manuales sobre elaboración de un proyecto cultural. Pero, desde mi punto de vista, es importante el elemento de compromiso con el entorno y la propuesta, un componente emocional que ha sido dejado de lado por los profesionales, que pueden hacer casi cualquier cosa aunque no crean que lo que están haciendo sirva para algo. Esa apuesta por lo que nos apasiona, ese trabajo duro con los pies en la tierra que está ligado a la realización de los proyectos es el motor más importante de los proyectos culturales. Ahora bien, la crisis que estamos viviendo pone a prueba nuestra capacidad para combinar empatía y acción. Es hora de estar en contacto con nuestros amigos y socios en los espacios culturales de ámbito regional, local, nacional, e internacional, incluso si las organizaciones en las que hemos estado trabajando juntos no sigan trabajando de la misma manera. Todos estamos pensando en formas de organizarnos de diferentes formas. Tal vez lo digital prime o tal vez aparezcan nuevos formatos pero estamos obligados a utilizar nuestra imaginación y capacidad de innovación para continuar trabajando a través de las fronteras, juntos, por ahora y para el futuro.

¿Cuál es el gran reto del sector ahora, tras la pandemia?

El miedo y la incertidumbre que sentimos en este momento, mientras que el sector al que hemos dedicado nuestras vidas se detiene, es real. Ahora cuando comienzan a levantarse las prohibiciones, nuestra mirada se desviará de nuestras pantallas en un acto de liberación silenciosa, abrazaremos la posibilidad de construir nuevas posibilidades de encuentro, y trabajaremos juntos en esa ‘construcción en el abismo’ a la que nos obligan los tiempos venideros.

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