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Lourdes Soriano narra en clave infantil una historia que propone un ejercicio vital

El cuento plantea un juego, varias alternativas de lectura, que provocan imaginación y sensibilidad

Lourdes Soriano sostiene en brazos a su nieto Félix y portada de la publicación. E. D.

No se ha desprendido (ni tampoco lo pretende) de su alma y corazón de niña, una condición que de un tiempo a esta parte la refleja y comparte con sus nietos. Esa cercanía hacia las pequeñas cosas la convierte en una persona inquieta: «Lo más importante en la vida de un niño es, sin duda, el juego», sostiene, porque considera que es en el ámbito lúdico donde se desarrollan y potencian cualidades como la imaginación, la competitividad, la confianza, la solidaridad, los cimientos de la futura personalidad...

Autora prolífica y brillante, siempre con su particular jeito pedagógico (algunas de sus publicaciones sobre literatura culinaria han alcanzado sonados reconocimientos a nivel internacional), Lourdes Soriano Benítez de Lugo entrega una nueva obra. Esta vez se la dedica a Félix, el menor de sus nietos (que coincide con su octavo cumpleaños), lleva por título Imagina tu propio mundo y, precisamente hoy, a partir de las 19:30 horas, la presenta junto al psiquiatra infantil Javier de Loño en el Real Casino de Tenerife.

La escritora recurre al cuento como herramienta educativa, desde una narración singular, con una forma amena y divertida de decir las cosas. Así es como propone ocho aventuras diferentes, con la particularidad de que ofrece la opción de escoger el orden de lectura, «todo un abanico de posibilidades, cuyos desenlaces van a depender de la imaginación y la sensibilidad de cada lector», explica la autora, quien plantea el juego de dos alternativas. Según la elección, la conclusión será diferente, lo que supone un ejercicio vital. «El éxito o el fracaso depende del camino que se transita». Ahora bien, una vez se llega al final existe la posibilidad de regresar y apostar por otra aventura.

La historia se desarrolla en un colegio y se concentra en una jornada escolar –cualquier día de la vida un niño–, entre el tiempo que el alumnado pasa en el aula y el recreo, con la particularidad de que se celebra un cumpleaños, un festejo que siempre esconde sorpresas. Todo arranca cuando la profesora le pone la corona al cumpleañero y le da a elegir entre dos posibilidades: o bien convertirse en invisible, con lo que lo envía a una página, o bien tener la facultad de leer los pensamientos de las demás personas. A otra.

«Creo que con esta propuesta aprenden a enfrentarse a las maneras que plantea un esquema», una herramienta fundamental para familiarizarse con la síntesis como método de aprendizaje.

Los personajes están llenos de matices, como el caso del fanfarrón de la clase, un pequeño con problemas en el seno familiar y que a través del superpoder que le procura leer las mentes es capaz de caer en la cuenta de que no es el único que padece desgracias; o también el envidioso, que en el fondo es un infeliz. También incorpora la autora en las páginas finales una serie de preguntas sencilla, sin ánimo de adoctrinar ni de ser moralista, como quién considera que es el protagonista del libro; qué otro título le habrías puesto; qué final elegirías; con qué personaje te identificas...

Este libro es resultado de la pasión de Lourdes Soriano por las serendipias, esos descubrimientos o hallazgos afortunados, que aunque consecuencia de un episodio accidental se convierten en algo valioso e inesperado.

«Fue con ocasión de la presencia de la tormenta Filomena», en enero de este mismo año, relata la autora, cuando vivió una experiencia ciertamente surrealista en el norte de Tenerife. En un determinado momento, y sin saber cómo ni por qué, se vio fuera de su casa, sin llaves y, por tanto, sin posibilidad de acceder a su vivienda. Tras muchos intentos, después de dar mil vueltas, logró por fin retornar al hogar.

Tras coger resuello, Lourdes Soriano se dijo para sí: «¡Ay! Esto puede ser el argumento de un cuento», y en plena pandemia recordó las publicaciones de Elige tu propia aventura. Así fue y empecé a escribir esta obra», con el alma y el corazón de una niña, con los ojos puestos en el pequeño Félix.

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