Como tantos otros, Eloy Moreno se autopublicó su primera novela, 'El bolígrafo de gel verde', una historia que no pasó desapercibida y de la que, 11 años después, lleva vendidos más de 200.000 ejemplares. Ahora, cual estrella de rock, viaja por España presentando su nuevo título, 'Diferente'.

En una entrevista, el castellonense -que en apenas unas semanas recorrerá una veintena de grandes ciudades, de punta a punta de la geografía ibérica- dice que no conoce la fórmula del éxito.

"Igual no hay fórmula y por eso ha funcionado. Yo soy un informático, que me pasaba todo el día con ordenadores, funcionario del Ayuntamiento de Castellón, que un día se autopublicó su primera novela, porque me encantan la lectura y la música, y eso empezó a funcionar tan bien que acabé renunciando a un trabajo fijo y de por vida", apunta.

Con su segunda novela, 'Lo que encontré bajo el sofá', volvió a conectar con miles de lectores, de manera que como ya no se podía pedir "más vacaciones, ni más 'moscosos'", le dieron a elegir y se arriesgó.

Sabiendo que estaba "ante un abismo", se esforzó al máximo, buscó darse a conocer todo lo que pudo y lo que ha ocurrido es que a lo largo de estos más de diez años ha llegado a la gente, ha tocado "sus sentimientos".

Dedicado de lleno a la escritura, siempre con música de fondo, Eloy Moreno publica ahora en Ediciones B, del grupo Penguin Random House, y en su nuevo libro cuestiona conceptos como los de la diferencia y la normalidad, aunque no quiere ahondar en su trama, igual como ha hecho con sus anteriores cinco novelas.

Advierte de que no le gusta desvelar de qué van sus relatos porque es el lector quien debe descubrirlo.

En todo caso, en 'Diferente' hay una protagonista, una niña llamada Luna, con un sombrero en el que se esconde "todo un universo", muchos olores, colores y también circunstancias adversas.

Todo empezó a tomar forma, cuenta Moreno, cuando en época de confinamiento y en plena promoción telemática de su penúltima novela, 'Tierra', decidió que por las noches, durante dos semanas, explicaría cuentos a través de sus redes sociales a los más pequeños, coronado por un particular sombrero de copa alta, con el que completa su disfraz de Willie Wonka, personaje que le encanta de "Charlie y la fábrica de chocolate".

En esos días de espanto, con la gente encerrada en sus casas, Eloy Moreno se encontraba con un grupo de niños a través de la pantalla y se dio cuenta "de que transformaba la realidad de aquellos pequeños antes de que fueran a la cama".

Pensó entonces que si era capaz con un cuento de cambiar esa realidad, "¿por qué no crear a una niña que con un sombrero transformara la realidad de muchos lectores?".

Se sentó ante el ordenador y empezaron a surgir más personajes, situaciones y lugares, entre ellos una ciudad polaca donde estuvo unos días, con lluvia constante y el muelle de madera más largo de Europa, poco antes de que el mundo se parara y fuera casi imposible coger un avión.

"Aquel -precisa- fue mi último viaje al extranjero, lloviendo cuatro días, algo que me gusta mucho, y si la niña protagonista tenía que ir a algún sitio, ese país era Polonia, porque era de donde procedía mi último recuerdo real, porque luego, en pandemia, lo que hacíamos era viajar con la mente de alguna forma".

A pesar de que no descubra nada de la trama, Eloy Moreno sí ofrece alguna pista cuando afirma, contundente, que de su vocabulario ha borrado "la palabra normal". "Intento no decirla, sustituirla por otras como habitual, general, pero no digo ya, esto es lo normal o esto no es lo normal", explica.

"Porque al final -argumenta- cada cosa es normal según nosotros mismos. Para unos algo de lo que tú haces puede ser normal, pero, a lo mejor para mí no lo es. ¿Qué es lo normal, por tanto?", pregunta.

Feliz de conseguir su sueño de llegar a toda la familia con sus novelas, Moreno descubre, asimismo, que se han comprado los derechos para hacer una película de su libro 'Invisible', que ya se ha traducido a varios idiomas, y que existen negociaciones con una plataforma para hacer una serie de 'Tierra', que ubica en Islandia, país que ha visitado en diversas ocasiones, y de la que ya lleva más de 100.000 ejemplares vendidos. "Imagínate", concluye.