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La máquina Magritte

El Museo Thyssen alberga la primera retrospectiva del artista belga en España

‘Los valores personales’ (René Magritte, 1952). Emilio Naranjo

Una segunda etapa del surrealismo, la de los años treinta del siglo XX, tras la década en la que destacaron Joan Miró y André Masson, estuvo protagonizada por los dos artistas a los que más se identifica con este movimiento: Salvador Dalí y René Magritte. La primera exposición retrospectiva de Magritte en España puede verse en el Museo Thyssen de Madrid (hasta el 30 de enero de 2022).

Formado en la Academia de Bellas Artes de Bruselas, René Magritte (1898-1967) se unió en Bélgica a los poetas Mesens y Lecomte, que habían formado en 1926 un grupo surrealista alrededor de la revista Varietés. Seducido por la pintura de De Chiricco, Magritte había abandonado una primera etapa de abstracción en la que había comenzado, tras sobrevivir como diseñador y pintor de papeles para decorar paredes. Después de exponer en Bruselas su primera individual en 1927, se trasladó a París para conocer a los surrealistas del círculo de André Breton y Paul Eluard. Nueva York y Londres, seducidos por el surrealismo, acogieron pronto también sus exposiciones. A partir de los años treinta su nombre adquiere prestigio internacional y se convierte en uno de los artistas más cotizados gracias a su interpretación de los misterios que rodean a los objetos cotidianos (cotidia+nos, en su expresión).

La obra de Magritte transgrede el convencionalismo artístico para abordar los problemas de percepción y de representación del inconsciente. Para algunos de sus cuadros se inspiró en novelas policiacas de Hammet y Simenon y en otos acudió a personajes del incipiente cine de terror: Nosferatu, Drácula, Frankenstein. De esta etapa (1926-1929) son La travesía difícil, El asesino enmascarado o La máscara vacía. La influencia del cine está muy presente en la secuencia que forman las cuatro imágenes de El hombre del periódico. En uno de sus géneros más originales y conocidos, los cuadros lingüísticos, utiliza signos e imágenes para evocar la realidad de manera conceptual. En otra modalidad, los cuadros dentro de los cuadros, plantea la no-identidad entre obra y realidad.

La exposición del Thyssen acoge, bajo el título La máquina Magritte, un conjunto de 90 pinturas de todas sus etapas, dirigidas a alterar la percepción del espectador y a suscitar una reflexión sobre la realidad y sus representaciones. Se completa, en la primera planta del museo, con una selección de fotografías y películas caseras rodadas por el pintor, descubiertas a mediados de los setenta.

El título de la exposición obedece al catálogo que Magritte y algunos de sus amigos publicaron como La Manufacture de Poésie, con artefactos imposibles, como una máquina para pintar cuadros que hacen reflexionar sobre la pintura (el artista definía su pintura como el arte de pensar, de ahí que su obra se considere como una reflexión sobre el arte). Para ello utiliza recursos como el cuadro dentro del cuadro, espejos, ventanas, figuras de espaldas… que se van mostrando a lo largo del recorrido de las diferentes salas del museo.

En Los poderes del mago se reúnen tres autorretratos en los que el artista quiso mostrar sus procesos de creación. Tentativa de lo imposible es su versión del mito de Pigmalión, mientras La lámpara filosófica simboliza el sexo a través de una pipa y una nariz.

Imagen y palabra acoge su conocida Traición de las imágenes en la que combina palabras e imágenes para provocar desconcierto e inducir a la reflexión a través de las contradicciones.

En Figura y fondo se reúnen collages y cuadros horadados o rasgados con siluetas. Alta sociedad es uno de los que mejor representan este género. Cuadro y ventana (el cuadro dentro del cuadro) quiere mostrar al paisaje exterior y el interior en obras como La llave de los campos y Los paseos de Euclides.

En Rostro y máscaras Magritte suprime los rostros de humanos o los muestra de espaldas, como El gran siglo. Otros están envueltos en telas, consecuencia del trauma que sufrió Magritte cuando siendo un niño su madre apareció muerta flotando en el río de la localidad de Lessines, donde vivían. Su cara estaba envuelta por el camisón que la ocultaba. Magritte siempre negó esta influencia, pero no sería nada extraño identificar el acontecimiento con algunas de sus obras como Los amantes, ausente en esta exposición.

Mimetismo (mimetismo animal en cuerpos y objetos) y Megalomanía (cambios de escala para descontextualizar cuerpos y objetos) cierran las grandes series de la exposición.

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