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Batman se marcha a Benidorm a disfrutar de playa y paella

En ‘Batman, cerrado por vacaciones’, cuya publicación mundial está prevista para mañana, Paco Roca lleva a su terreno el cómic de superhéroes

Paco Roca pasa los veranos en el pequeño chalé de Olocau que inspiró uno de sus cómics más emblemáticos: La casa. Se lleva desde su estudio de Valencia el trabajo a Olocau, pero lo ejerce «a otro ritmo, con los pies en la piscina, con una cervecita...». Un ritmo más relajado que, explica, le viene mejor para escribir los guiones de sus historias que para dibujarlas. «Este Batman lo escribí aquí, durante el largo confinamiento del coronavirus y en cierta manera es un poco esto, un Batman confinado en un resort de Benidorm. Este cómic tiene algo de aquel momento».

La del caballero oscuro y atormentado y la del dibujante de lo sencillo y cotidiano es, a todas luces, una extraña combinación que se gestó en la Comic-Con de San Diego, California, de 2019 y que verá la luz mañana cuando DC Comics publique Batman: The World en todo el mundo (valga la redundancia).

Se trata de un nuevo álbum dedicado al caballero oscuro en el que varios dibujantes y guionistas han hecho viajar al superhéroe por países como Italia, Francia, Alemania, República Checa, Rusia, Polonia, Turquía, México, Brasil, China, Corea o Japón.

Roca fue el designado por DC para llevar al hombre murciélago a España y eligió Benidorm como marco incomparable para su aventura porque pensó que, entre puñetazo y puñetazo, y agotado de vivir en el filo que separa la vida y la muerte, a Bruce Wayne le hacían falta unas buenas vacaciones.

«Dibujar a Bruce Wayne y a Batman es hacer más que un dibujo —indica el autor valenciano—, es asumir una historia, con todos los autores que han trabajado en ella, los villanos contra los que ha luchado... Sacar fuera de ese contexto al multimillonario de Gotham cuyo alter ego se dedica a luchar contra el crimen, y llevártelo a un lugar como un resort de Benidorm funciona precisamente porque es algo muy bizarro”.

Roca reconoce que, cuando planteó la idea de Batman, cerrado por vacaciones (así se llama su historieta) a los directivos de la superpoderosa DC Comics, a estos les costó aceptar la posibilidad de darle un descanso estival a su buque insignia. «‘Batman nunca se ha tomado vacaciones’, me decían. ‘Ya, pero ahí está la gracia’, les decía yo. ‘¿Entonces no se va a pegar con nadie?’, me decían otra vez. ‘No, no es una historia de pegarse sino de que vaya a un buffet libre, que se coma una paella, que se vaya a bañar a la playa...’».

Es decir, Bruce Wayne será en manos de Paco Roca más humano que nunca. En las primeras viñetas facilitadas por ECC —la editorial que publicará Batman: el mundo’ en España— podemos ver al multimillonario salvador de Gotham llegando al aeropuerto mientras su fiel criado Alfred le da una serie de instrucciones mediante mensaje de voz: «Un chófer le llevará a su hotel», «relájese», «comienzan para usted unas merecidas vacaciones». Después vemos a Wayne leyendo en la playa, tomándose una copa en la piscina (¿alguna vez volverá a aparecer en un cómic de Batman una hucha como la que se le asoma a uno de los bañistas que le acompañan en la viñeta?), comiéndose un arroz o tonteando con una chica antes de colgar el do not disturb en la puerta de su habitación.

El código moral

Asegura el dibujante que, una vez convencidos en DC de su propuesta, no hubo límites para el Batman veraniego. O casi. «Para unas cosas he tenido mucha libertad, pero para otras los editores no dejan de recordarte que tienes un público muy grande y que no todos tus lectores son adultos —explica—. Por ejemplo, Bruce no puede beber alcohol de forma evidente. En cuanto al sexo, claro, Bruce está de vacaciones, es un millonario, y mi idea era que todas las noches tuviera un plan con alguna chica, hasta que me dijeron que eso mejor no. Hay un código moral que no te puedes saltar».

Concluido ya el trabajo y a días de que llegue a las librerías, ahora una de las principales preocupaciones para el dibujante es la reacción de los fans del hombre murciélago cuando, por ejemplo, vean al superhéroe mientras se echa la siesta apenas ataviado con unos calzoncillos tipo bóxer” o escuchando a María Jesús y su acordeón en la sala de fiestas del hotel.

«Cuando te encargan un proyecto así te hace ilusión porque es un personaje con el que hemos crecido, que es tremendamente icónico y visualmente muy potente. Pero después te preguntas qué le puedes añadir tú a un personaje como éste. Y más yo que no soy un dibujante de acción. Podría contar con los dedos de una mano las viñetas de acción que aparecen en mis cómics. Mis personajes son más de aparecer hablando, paseando y haciendo cosas totalmente normales».

Con esta normalidad por bandera —y su talento para profundizar en ella hasta mostrar lo extraordinario—, Roca se ha convertido en uno de los autores más importantes del cómic español de las últimas décadas. Premio Nacional del Cómic en 2008 por Arrugas y Premio Eisner (los Oscar del cómic) a la mejor obra extranjera por La casa, en su trayectoria también destacan El invierno del dibujante, la trilogía de Un hombre en pijama, Los surcos del azar, El tesoro del Cisne Negro y la última de ellas, Regreso al edén. Roca es, según lo definió en el experto en cómics Álvaro Pons, «un autor instalado en un magisterio incansable que no renuncia nunca a la reflexión y el reto».

Y pocos retos como este de llevar a Wayne-Batman a la extraordinaria normalidad de Benidorm en pleno verano. «Con este cómic me he salido un poco de lo que suelo hacer y tengo dudas de cómo se lo tomarán los aficionados que esperen encontrarse una gran aventura —reflexiona el dibujante—. En cualquier caso, la historia está hecha con mucho respeto y cualquier lector puede que se sienta defraudado pero no ofendido”.

Además del reto de cotidianizar a Bruce Wayne, Roca se ha enfrentado a otro más formal: el del espacio en el que desarrollar la historia. Acostumbrado, como él dice, a fijar el número de páginas de sus novelas gráficas según las necesidades del relato, a la narrativa lenta, a las elipsis muy cortas, a regodearse en los pequeños detalles cotidianos, ahora ha tenido que acotar el giro copernicano de la vida de Bruce Wayne en apenas 11 páginas. Contaba, eso sí, con una ayuda inestimable: las miles de páginas en las que el personaje creado por Bob Kane y Bill Finger en 1939 ha ido mostrando su personalidad. «No tienes que explicar quién es, ni su carácter ni su origen», subraya el dibujante. Solo cambiarlo de escenario.

Aunque hace tiempo que anda “un poco perdido” en materia de nuevas aventuras de viejos superhéroes, Paco Roca se reconoce como un admirador del género y, sobre todo, de la renovación que experimentó en las décadas de los 80 y 90 de la mano de autores como Frank Miller o Alan Moore. No comparte la corrosiva visión del autor de Watchmen cuando calificó de «catástrofe cultural» a Superman, Batman, Spiderman y compañía, pero sí reconoce que el paso del tiempo requiere una nueva forma de tratar a los superhéroes.

«Yo creo que el mundo de los superhéroes sigue teniendo vigencia, pero también creo que el cómic cada vez tiene menos recorrido en el terreno espectacular, porque el cine digital le ha comido terreno», señala Roca.

Como él dice, hace 20 años lo más espectacular en superhéroes ocurría en los cómics y ahora es difícil competir con el cine. «Por eso no me gustan tanto los cómics de acción sino los que se centran en los personajes y en la manera en la que piensan, algo donde el cine no se ha metido tanto porque hacer películas es más caro y tiene que buscar un público más generalista para que sea rentable. El cómic, en cambio, sigue siendo un medio barato y eso todavía le permite contar historias como esta».

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