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Ana Torroja Cantante

«Al final, lo que cuenta no es el grupo, sino las canciones»

Ana Torroja, en una imagen reciente. E. D.

Vive en Ciudad de México.

Hace seis años este septiembre. Esta gira, Volver, se estrenó allí, en el Auditorio Nacional, antes de la pandemia de coronavirus, pero se truncó, como todos los tours.

¿A qué vuelta se refiere con el título de este tour?

A volver a empezar, como la película. O bien encontraba algo que me hacía volver a recuperar la ilusión por seguir haciendo música, o sentía que ya lo había hecho todo. Entonces aparecieron El Guincho, Alizzz, Attica, Henry Saiz y Pional. Les apetecía trabajar con una voz pop como la mía y fue como ver la luz. Me di cuenta de que era eso lo que tenía que hacer: volver a la música electrónica, a mis orígenes, pero de la mano de gente joven, con otra visión, que me hiciera aprender.

El resultado es este disco, Mil razones, el primero con canciones nuevas desde Sonrisa (2010). ¿Un puente a su esencia ochentera con una producción puesta al día?

Hay canciones un poco ochenteras, de electrónica de aquella época, divertida, enérgica... Como Llama. Pero me gusta hacer lo que no es obvio ni estándar.

En esta pieza participa el canario El Guincho.

Un genio musical. Es original, osado, diferente, y todo eso a mí me encanta porque dentro de mis posibilidades yo soy así. Me gusta llevar la contraria y sorprender. No me gusta repetirme, y él puede hacer cosas muy diferentes pero siempre de una manera única.

Habiendo conocido el canon pop de éxito de los años 80 y 90, ¿le llama la atención que triunfara un disco oscuro como el de Rosalía con El Guincho?

Hoy hay tantas opciones en la música que creo que eso ha abierto los oídos y la mente. Ahora es muy difícil complacer a la gente, porque cada vez se vuelve más exigente, y hay tanta música que si con tu canción no sorprendes desde el primer segundo ya estás fuera. El disco de Rosalía triunfó porque la gente tiene ganas de que la sorprendan. Fui a verlos cuando grababan El mal querer en Barcelona y fue un lujo observar su velocidad mental, cómo vomitan ideas. El Guincho me recordó un poco a Nacho [Cano], que también era un torbellino.

Más allá de sus discos en solitario, siempre será la voz de Mecano. ¿Echa de menos a Jose y Nacho?

Hace tanto tiempo que no canto con ellos en un escenario, veintitantos años, que realmente ya no. Al final, para la gente lo que cuenta ya no es tanto el grupo en sí, sino las canciones, que pueden escuchar en un musical, o en un homenaje, o en otra voz, y las reciben con emoción. Tengo la suerte de ser la voz que dio vida a esas canciones y que sigue dándoselas. Sé que la gente extraña una vuelta del grupo, pero te prometo que no les van a echar de menos a ellos en mis conciertos.

Existe la sensación de que usted habría querido reunir a Mecano varias veces y que no pudo ser por ellos. ¿Es así?

No, ha habido veces en que a alguien le apetecía juntarnos, pero uno estaba por sacar un disco, o grabando, o no sé qué... Ha sido una cuestión de no coincidir en los tiempos, y se ha ido dejando, dejando... Es difícil porque cada uno tiene su carrera: Jose pinta, Nacho está con sus musicales y yo estoy con lo mío. Al final, va pasando el tiempo y no ocurre, y ya no creo que ocurra.

En esta gira, ¿dará nuevos tratamientos a las composiciones de Mecano?

Siempre lo hago. Cruz de navajas, por ejemplo, ahora tiene un rollo hipnótico un poco Massive Attack. Me aburro de escuchar las canciones siempre de la misma forma, pero nunca las transformo tanto porque la gente lo que quiere es cantarlas.

Es una vieja amiga de Miguel Bosé, que también vive en México. ¿Cómo lo ha visto metiéndose en sus jardines negacionistas?

La gente es libre de opinar y de pensar lo que le apetezca. Creo en la libertad de opinión y de expresión, y también de acción. Si él piensa eso, sus razones tendrá.

¿Lo ha hablado con él?

No, no, ¡porque no me gusta discutir!

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