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Arístides Moreno Cantautor

Arístides Moreno: «No soy un artista de estar solo; los conciertos los hacemos entre todos»

«Está bien que haya tecnología para comunicarnos pero no hay que acostumbrarse», afirma el cantautor

Arístides Moreno. E. D.

La VII edición del Reggae Can Festival, que tiene lugar esta noche en la plaza del Cristo de La Laguna, rendirá homenaje a Bob Marley. Arístides Moreno & 101 Brass Band no se perderán esta cita en la que, promete el cantautor grancanario, «vamos a partir las patas a las sillas». «Lo que viene es un espectáculo de conexión total y de mucha fiesta», adelanta el músico, quien promete divertirse y divertir a su público.


En la época en la que vivimos, cualquier concierto que tenga la oportunidad de hacer es un regalo, para usted y para el público.

Es un auténtico regalo poder comunicarte con la gente después de todo este tiempo y de esta forma tan cercana. Es cierto que se echa de menos el baile y que el público pueda estar de pie porque yo creo que es una forma de comunicación mucho más directa, pero con esta propuesta podremos conectar con la gente, aunque sea de otra manera.

Desde que comenzó la pandemia usted ha podido experimentar las diferentes formas de dar un concierto, incluso a través de internet. ¿Qué le parecen todas estas nuevas fórmulas que han surgido?

Que existan estas tecnologías que ayuden a comunicarnos está bien pero no hay que acostumbrarse. Es importante el contacto, el olor, la mirada, los alientos y el roce. Para mí ha estado bien porque sirvió para comunicarnos en el momento en el que estábamos pero no me parece ningún avance sino un retroceso emocional porque nos obliga a abstraernos del espacio y de las personas. Para mí es importante ver a la gente, mirarla a los ojos y, si no, al menos, imaginármelo. Cuando he grabado y no he tenido público siempre trato de imaginármelo. Durante el confinamiento, incluso me ayudaban los comentarios que leía de la gente que veía los conciertos porque era un contacto más directo y estábamos todos a la vez en el mismo sitio. Para mí es muy importante el roce y el contacto visual. Sobre el escenario, a los técnicos siempre les pido que me bajen las luces de frente o que me enciendan las luces del público para verlo porque, de lo contrario, me parece que estoy solo. No soy un artista de estar solo en el escenario porque creo que los conciertos los hacemos entre todos. La retroalimentación con el público ayuda a conectar con lo que uno siente y refleja lo que sentimos todos.

Se nota por sus palabras que tiene muchas ganas a recuperar la normalidad de sus conciertos. ¿Percibe también esos deseos por parte de su público?

Claro, la gente tiene ganas porque es una necesidad humana. Funcionamos como colectivo y por eso necesitamos la cultura, que es una medicina social y psicológica, que sana. Así que obviamente todos estamos deseando que se organicen cosas para poder vernos, hablar, mirarnos, reírnos y observar la belleza. La gente está necesitada, no solo de conciertos, sino también de muchas otras cosas. Nos hemos acostumbrado a lo que hay pero es necesario volver a los conciertos y poco a poco ir incluso bailando con normalidad porque hay mucha gente cansada y bajo presión.

Desde que comenzó la pandemia usted dijo que no iba a componer nada relacionado con el coronavirus pero ¿ha compuesto otros temas durante este tiempo?

He compuesto algo pero no ha sido una dedicación exclusiva. Por lo que he estado viviendo, a nivel creativo, no he pasado por un bloqueo pero tampoco he sentido la necesidad de crear. Ahora es cuando se me está abriendo esa posibilidad pero también es verdad que tengo tanto trabajo grabado sin publicar que se me hace más cuesta arriba hacer nuevas canciones. Este tiempo sí me ha servido para conectar con el público. Durante el confinamiento di conciertos junto a mi hija y eso me sirvió para conectar con mucha gente, con un público que había dejado de escucharme y conectaron conmigo a través de la red porque en ese momento no había muchas más cosas que hacer. Para mí ese es uno de los servicios de la música, poder conectar con la gente, poder mostrar cómo nos sentimos, mostrar nuestras capacidades y fragilidades. Al final la música es una disculpa porque yo trabajo con la energía, y esa es la suerte que tengo porque si mi música solo sirviera para bailar no estaría bien pero mi música tiene contenido y gracias a eso puedo seguir actuando ahora. Eso es una parte interesante: ver cómo esta crisis no nos va a ser mejores seres humanos pero sí está cambiando nuestra realidad más cercana y eso está ayudando a que todo crezca. Pero no somos los suficientemente consciente de eso.

Habla de que tiene bastante material sin que haya visto la luz. ¿Cómo se presentan los próximos meses en su carrera musical?

Ahora mismo mi principal proyecto es la 101 Brass Band y me encantaría grabar un disco con lo que hemos hecho hasta el momento e incluir algunos temas nuevos. Creo que nos merecemos ese regalo y me gustaría dejar constancia de la que es para mí una de las experiencias más bonitas y divertidas que he tenido a nivel musical. Nos lo pasamos pipa antes, durante y después de cada actuación. Yo llevaba mucho tiempo solo tocando, como 12 años, y de repente encontrarme con ellos y sentirme arropado en esas fiestas que hacemos sobre el escenario amplifica la señal que a mí me gusta trasmitirle a la gente.

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