Aunque sea conocido a nivel popular como el actor que encarna al personaje de Toni Alcántara en la serie ‘Cuéntame’, Pablo Rivero cultiva, en el tiempo que se lo permiten sus múltiples compromisos teatrales, televisivos o cinematográficos, la literatura. Y el actor se mueve como pez en el agua en el thriller de argumento algo oscuro y truculento como sucede en su última novela ‘Las niñas que soñaban con ser vistas’ 

Las niñas que soñaban con ser vistas

El título de su tercera novela sugiere que el tema que trata es el de las influencers. ¿Es cierto?

Bueno, el punto de arranque es una niña de 14 años que sueña con ser famosa en las redes sociales y que acude a una misteriosa cita en un centro comercial y, a los pocos días aparece descuartizada. Para esta novela he hecho una investigación y he comprobado que muchos crímenes en los que a las mujeres o a los menores se les ha violado o matado, ha habido un rastreo previo, y ese trasteo se hace a través de las redes sociales.

¿Es, entonces, una alerta sobre el peligro de exponer nuestras vidas de forma tan alegre?

Hay algo de eso porque a través de las redes sociales damos mucha información, dónde estamos, quiénes son nuestros amigos, a dónde vamos de vacaciones, a qué cafetería voy a comer, etc. Entonces no estamos a salvo de que cualquier desaprensivo pueda obsesionarse con nosotros y hacernos un seguimiento. Pero, por otro lado, investigué mucho en la deep web, en la web profunda, que es un mercado en el que se puede adquirir absolutamente de todo. Y a través del dinero virtual aunque con mucho dinero. Allí descubrí que hay tráfico de snuff movies, que a mí me venía muy bien para la historia. De hecho, hay un caso muy conocido de un multimillonario neoyorquino, Jeffrey Epstein, que murió en la cárcel, que tenía relación con la monarquía inglesa y que traficaban con adolescentes, tenían un séquito detrás en todo ese sentido.

El punto de partida es, por tanto, la vulnerabilidad de la inocencia y los peligros que conlleva en esta sociedad.

A mí me gustaba hacer esa moraleja de cómo las niñas con catorce años tienen esa inocencia y cómo sueñan con anunciar productos de las agencias de publicidad porque eso significa que son exitosas y no se dan cuenta de que ellas se convierten en el producto y, al final, sus publicaciones son un catálogo para ese tipo de gente. Pero la trama es mucho más compleja aunque este es el punto de arranque. El problema es que, aunque estás expuesto, nunca sabes quién te ve. Estas chicas saben que trabajan para un mercado, pero no se imaginan la maldad o la perversión moral del que hay al otro lado, que nunca sabes quién es. Pero no sólo porque sean niñas. Hay muchas mujeres adultas a las que las engañan con esos timadores profesionales que hacen pasar por Romeos y las enamoran y luego les sacan dinero. Las suplantación de identidad que ocurre en el libro está al orden del día.

Se dice que una de cada diez personas tiene algún trastorno mental que puede que sea incluso la psicopatía.

En el libro la psicopatía también está presente, pero además hay mucho de la perversión moral. La de gente con mucho dinero que se puede permitir adquirir esa niña, encapricharse de esa menor porque actúan con impunidad.

El título tiene todo el aroma de las nuevas novelas de detectives escandinavas. ¿Le ha inspirado Larsson?

Ciertamente, al final el título te lleva un poco a esa referencia. Y esa podría ser desde luego la primera, en el sentido de que tiene algo de esa tradición de novelas de misterio. También porque se trata de un protagonista que se ve inmerso en una trama muy rocambolesca y esto transcurre en Bilbao, en la Torre Iberdrola, que es donde está la agencia de publicidad donde trabaja. Pero, posteriormente, a este protagonista le invitan al 30 aniversario de la agencia de publicidad donde va la gente más poderosa del país. Y ese aniversario podría ser un poco parecido a la mansión en la que se ubica toda la familia de la saga de Larsson. Y aquí también hay unas relaciones complejas. En eso sí conecta mucho con esos autores.

¿Y qué otras influencias destacaría en la novela?

Bueno, hay mucho cine, y mucho suceso real y mucha imaginación. Al final yo siempre intento hacer el libro que a mí me gustaría leer. Y por eso intento mezclar y, sobre todo, que vuele mi imaginación. y que, a partir de puntos que yo investigo y sé que son reales, y que a mí me dan miedo, me construyo una realidad que no te suene tanto, que te mantenga en vilo y que por mucho que descubras esas referencias, al final hay muchas cosas que no te esperas. Salir un poco de lo convencional.

Y que es lo que, en definitiva, el aficionado a la lectura busca en la buena literatura.

Cierto, que no te esperes lo que va a pasar. Lo bueno es que las novelas estén vivas y se vayan retroalimentando: Y a quien le gusta una, se compra las otros dos que he publicado. Lo sé por lo que leo en as redes sociales.

¿Cree que Las niñas que soñaban con ser vistas es su mejor novela hasta ahora?

Mi editor y mucha gente me dicen que sí, pero eso va en gusto. Las tres que he publicado tienen un estilo muy parecido, pero son muy diferentes. Así, por ejemplo, la primera, No volveré a tener miedo, tiene muchos seguidores porque es la más alternativa, la más radical, la más triste, porque al final es un parricidio y es muy real. Y porque es la menos efectista. Y ese, digamos, es un libro como que te duele, aunque también tiene intriga y demás. Penitencias es como el bombón porque todo funciona muy bien y esa sí que es la más sorprendente. Es la que empiezas el libro y no te imaginas cómo va a acabar. Y al que le gusta mucho ese tipo de escritura, pues lo valora más especialmente. Pero esta última es la más novelón. La que tiene más detalles, la más rocambolesca y más bestia y animal.

¿El parón de la pandemia le permitió perfilarla mejor?

Me permitió tener tiempo del tirón para desarrollarlo bien todo, que al final es lo más difícil. Pero durante todo ese tiempo intenté sacar rédito de los tiempos difíciles vertiendo un poco toda la tensión y la frustración que sentía en la novela, pudiendo desarrollar esta historia que en una época normal me hubiera llevado más tiempo y hubiera estado más distraído. Me quedé con el lado positivo que era estar concentrado y trabajar más disciplinadamente. Al final, si lo miras desde otro punto de vista, siempre puedes sacar algo positivo de todo.

¿En qué punto está la serie Cuéntame?

Ahora empezamos a grabar a finales de agosto. Vamos ya por el año 92 o 93, creo.

¿Tiene nuevos proyectos cinematográfico o teatrales?

Tengo una obra de teatro que empezaré a ensayar en enero o febrero, pero aún no ha salido y no puedo añadir más. Pero sí te puedo decir que es una obra también medio thriller y estoy con dos actores con los que ya he trabajado y que quiero mucho.

¿Qué reto profesional, de todos en los que ha estado involucrado, es el que más le ha satisfecho?

Los libros, por supuesto, y en teatro el primer boom fue mi primera obra con Tomaž Pandur que se llamaba La caída de los dioses en el Teatro Español, con Belén Rueda, a modo de homenaje a Visconti. Y ese fue como el esplendor porque era muy visual y hacía de un personaje maravilloso.