La quinta película dirigida por Sean Penn, Diré tu nombre, fue abucheada y despedazada por la prensa –y, todo sea dicho, con bastante motivo– cuando se presentó en Cannes hace cinco años. Él no se lo tomó precisamente con deportividad: es un secreto a voces que se agarró tal enfado, y se lo transmitió de forma tan contundente a los organizadores del festival, que estos tardaron muy poco en introducir en el funcionamiento del certamen los cambios necesarios para que, a partir de entonces, todos los cineastas invitados a competir en él se sintieran protegidos de las opiniones de la crítica.

No se sabe qué los llevó a plegarse ante las protestas y el mal perder de un solo director; en todo caso es perfectamente posible que, de no haberlo hecho, el estreno en la muestra francesa del nuevo trabajo de Penn habría sido recibido con una hostilidad similar.

Presentada ayer a concurso, Flag Day se basa en el libro de memorias publicado en 2004 por Jennifer Vogel, que creció idolatrando a su padre, John, a pesar de que el tipo no solo fue un progenitor desastroso sino también un atracador de bancos y el falsificador más notorio de la historia de Estados Unidos. Para recrear esa disfuncional relación familiar, Penn recurre al tipo de tics estilísticos, probablemente como consecuencia de una mala digestión del cine de Terrence Malick, que ya exhibió en aquella película previa.

Esa afectación no es el único motivo por el que todo cuanto sucede en Flag Day da la sensación de ser improbable, ilógico, falso. Desde detrás de la cámara o en la piel del padre delincuente, Penn en ningún momento dota al personaje del carisma y la mística suficientes para hacernos entender qué empujó a Vogel a adorarlo como lo hizo. En todo caso, resulta fácil imaginar qué le empujó a contar esta historia además, claro, de la posibilidad de dar a sus hijos Dylan y Hopper Penn sendos papeles en la película. John Vogel, parece ser, era un hombre excesivamente convencido de su propio talento e incapaz de asumir sus propios fracasos. Tal vez vio en él a un alma gemela.