Hace veinte años que Kings of Convenience se hicieron notar en la escena pop a base de bajar la voz con aquel álbum titulado Quiet is thenew loud, sirviendo un bálsamo para los sentidos con sus aromáticas canciones a dos voces y sendas guitarras acústicas en la tradición juvenil de los mismísimos Simon&Garfunkel. Receta que este dúo surgido en la localidad noruega de Bergen se ha dedicado a proteger, mimar y dosificar: un largo silencio, desde 2009, precede a este Peace or love, obra en la que extrema su concienzuda búsqueda de la sencillez.
Un disco que, según afirman, es fruto de su empedernido perfeccionismo, ya que han procedido a grabarlo hasta cinco veces a lo largo de cinco años, en otros tantos lugares del mundo, hasta encontrar el justo equilibrio de notas y silencios. Como si el tiempo se hubiera congelado, Erlend Øye (que en estos años ha publicado discos por su cuenta en un registro más vivaz y manejando un mayor instrumental) y Eirik Glambek Bøe (decantado por la vida familiar y la reproducción: tres hijos) retoman su alianza planteándonos en el título una disyuntiva existencial de mediana edad, la necesidad de elegir entre la paz y el amor, la seguridad o la pasión, ya que, por lo visto, que ambas cosas coincidan en la vida de uno es poco menos que un milagro. En torno a estos pensamientos, y a las divagaciones sobre relaciones finiquitadas, amistades redentoras y cicatrices del alma («es la sangre lo que cura la herida», concluyen en la inquietante Killers), esparcen Kings of Convenience su tapiz de canciones hilado con primor.
Ensamblan sus voces con exquisita urbanidad desde el tema de apertura, Rumours, bastándose con ellas y con las guitarras, si bien dispensan aquí y allá otros recursos sonoros, como el violín que asoma en la animada Rocky trail (el primer single, acompañado de un videoclip supercuqui) o la discreta caja de ritmos que subraya el sensual balanceo de Fever. En Catholic country (compuesta con el grupo folk británico The Staves), como en la envolvente Angel, cuelan una cadencia de bossa nova con vistas a la batida de guitarra del maestro João Gilberto y dan juego a su amiga Leslie Feist. Voz sensible que acompaña también al dúo en la meditabunda Love is a lonely thing.
Es posible que estas canciones de Kings of Convenience, como las anteriores, acaben siendo rematadamente blandas para ciertos oídos, pero si uno les da la oportunidad puede verse enredado en su magia serena, y percibir su eco una vez ya han dejado de sonar. Peace or love es menos lineal de lo que cabría imaginar (y temer), y el paso del tiempo no ha hecho más que dar la razón al dúo cuando, dos décadas atrás, nos decía que expresarse con suavidad puede ser, en el mundo moderno, el más pertinente golpe de efecto.