El desacomplejado ideólogo de Marvel hizo muy poco caso de las sagas nórdicas a la hora de crear el personaje de Loki junto con el formidable dibujante Jack Kirby

Si uno rastrea internet a la búsqueda de imágenes del Loki mitológico, el parecido con el villano de la factoría Marvel es más bien escaso. En un dibujo islandés del siglo XVIII se le ve luciendo su invento, una red para pescar, ataviado con sombrerito y ropas medievales. En otro, aparece con el cabello cobrizo y unas orejas puntiagudas dignas de un elfo o del vulcano Mr. Spock, y se le define como el astuto dios nórdico del engaño, cualidad, la astucia, que luce con creces en los cómics.

Para otros era, además del monarca de la mentira, el dios del fuego. En todo caso, aparece en muy distintas representaciones físicas, lo que engrandece el enigma en torno al personaje mezclándolo con la iconografía otorgada en las viñetas: Loki es un belicoso guerrero con yelmo provisto de grandes cuernos o un vikingo con serpiente enroscada al cuerpo.

Esta visión resulta particularmente interesante, ya que corresponde a la camada familiar engendrada por Loki y su primera esposa, la giganta Angurboda: un hijo era un lobo, una hija tenía el cuerpo dividido en dos partes simétricas -una hermosa, la otra horrible- y el tercer descendiente era la serpiente en cuestión.

Según la mitología nórdica, también cambiante en función de apreciaciones y consideraciones varias, Loki no era en realidad miembro del reino de Asgard, ni hijo de Odín y, por lo tanto, tampoco fue hermano de Thor, su némesis en Marvel. En todo caso, sería adoptado por Odín; sus verdaderos padres fueron una diosa y un gigante. Incluso hay escritos en que se habla de su cambio de sexo y de que se convirtió en una yegua que engendró un caballo de ocho patas. Pero todo esto le traía sin cuidado a Stan Lee, que se empeñó en convertir a Loki en el hermano y archienemigo de Thor fuese lo que fuese lo que hubiera ocurrido en el universo mitológico de los dioses nórdicos.

Apareció por vez primera como dios exiliado en el inframundo en la revista Venus, en agosto de 1949, sin aparente continuidad. A finales de 1962, y ya de la mano de Jack Kirby, Loki fue reformulado dramática y gráficamente. A veces, en los cómics, es el enemigo encarnizado de Thor y el resto de Vengadores. En otras, debe aliarse con él. Nada nuevo en las intrincadas capas temáticas de Marvel.

En el primer arco temático de ‘Los Vengadores’, iniciado en septiembre de 1963, cuando el grupo estaba formado por Thor, Hulk, La Avispa, El Hombre Hormiga y un Hombre de Hierro casi de hojalata si lo comparamos con el estilizado Iron Man de las últimas décadas, Loki jugó un papel fundamental: era el enemigo a batir y Kirby se empleó a fondo en sus dibujos para dotarle de la necesaria personalidad, con viñetas tremendas en las que, al lado de su gigantesca forma, el coloso verde parece un enano.

Exiliado en el inframundo

Loki ha aparecido en distintos cómics de Los Vengadores -así como en todos los filmes dedicados al supergrupo Marvel, además de los consagrados a Thor, siempre con las facciones de Tom Hiddleston- y ha tenido series propias como Loki (2004), de cuatro números. En la revista Journey into mystery (luego The mighty Thor), donde nació Thor en su número 83, Loki sería protagonista exclusivo en un breve periodo de tiempo.

También fue incluido en la colección de los universos alternativos, Heroes reborn, de Rob Liefeld, en la que se reconstruía la tipología de los superhéroes y supervillanos partiendo de cero. Recientemente, Marvel está publicando una serie titulada Thor & Loki: Double trouble, escrita y dibujada por autores de manga japonés.