«Me hace mucha ilusión que una película como ‘Presentimientos’ por fin llegue a Tenerife y se encuentre con los cinéfilos de aquí». Santiago Tabernero (Logroño, 1961) vuelve a la Isla con la ilusión intacta por su profesión y con el deseo -que espera cumplir pronto- de dirigir un nuevo largometraje. 

Tras tanto tiempo con las salas de cine cerradas, este encuentro con el público en una de ellas debe ser una fiesta.

Es una maravilla porque estamos en un mundo en el que las plataformas avanzan a pasos agigantados y el cine languidece. Una de las cosas que ha cambiado con la aparición de las nuevas plataformas es que la relación sagrada entre el espectador y la película ha cambiado porque, cuando vas al cine, la película es la que manda. La liturgia comienza cuando se apagan las luces y se acaba cuando las vuelven a encender y si el espectador se levanta, se duerme o va al baño, la película continúa. Me parece que eso marca el compromiso emocional del espectador con lo que está viendo. Ojalá el cine encuentre su lugar en este nuevo mapa audiovisual en el que la gente puede ver lo que quiera cuando quiera. Eso está muy bien, pero lo ideal es que los cines puedan encontrar su protagonismo.

En un momento como el actual en el que público busca vivir experiencias tras el confinamiento, ¿ese deseo puede ayudar al cine a recuperar su lugar privilegiado?

Espero que sí. Ahora que llega el verano estoy convencido de que un cine de verano se convertirá en algo muy bonito. Montar una pantalla blanca en una plaza, poner sillas de tijera y volver a los tiempos en el que el cine era aglutinador de la sociedad y sobre todo un lugar democrático es de una belleza increíble. El cine es una experiencia inmersiva donde se produce una comunión intensa y eso no se puede bajar de internet.

Usted es el claro ejemplo de que al sector audiovisual no lo frena ni una pandemia.

Efectivamente, creo que estoy en un momento increíble y estoy muy ilusionado. Estoy con un festival en Logroño y que cumple 32 ediciones; me han ofrecido la enorme responsabilidad de dirigirlo e imagina lo que eso significa para mí, la oportunidad de programar una semana entera con actividades de danza, cine, música o teatro en mi ciudad y para mi gente. Es el guion de mi vida y está lleno de proyectos. En la pandemia escribí el guion de un largometraje, Quebrantos, y estoy con una miniserie de televisión, El jardín prohibido. Es una maravilla tener ilusión por las cosas.

Al igual que a lo largo de su carrera, sigue combinando diferentes facetas dentro del mundo audiovisual.

A mí aún me cuesta decir que soy cineasta. Yo soy periodista, pero desde muy pequeño mi afición por el cine fue total y tuve la suerte de desarrollar esa vocación a través del periodismo, en el que he hecho prácticamente todos los formatos asociados al cine. Pero siempre he tenido el gusanillo de la autoría y lo he podido saciar escribiendo una docena de guiones y dirigiendo dos películas. Suelo decir que esta reencarnación está siendo muy buena y estoy feliz.

Y precisamente como periodista, ¿que valoración hace de la profesión en la actualidad?

Vivimos tiempos extraños. El periodismo cultural está en crisis, al igual que los medios de comunicación tradicionales, especialmente los escritos. La radio sigue gozando de buena salud y la televisión en abierto poco a poco se está convirtiendo en un reducto para la gente mayor y la clase media baja, porque la gente joven y emprendedora está en las plataformas. Respecto a la información cultural, creo que es la hermana pobre de la información general. Antes, las páginas culturales de los periódicos eran muchas. En los informativos ocurre lo mismo, la cultura está al final de las noticias. Es una pena pero es también un signo de estos tiempos. La cultura ahora mismo está en manos de las mujeres. Diría que el 80% del público que consume cultura es femenino porque los hombres estamos asalvajados, no nos enteramos de nada y estamos asustados porque el feminismo ha venido para quedarse. Estamos buscando posicionarnos y eso provoca una crisis. Las cosas que pasan últimamente, esas terribles noticias, tienen que ver con un hombre nervioso que no sabe dónde meterse.