Hace más de 30 años, una multinacional minera sueca envió 20.000 toneladas de residuos contaminados a una localidad chilena. El documental ‘Arica’ cuenta las consecuencias de esa decisión.

A mediados de la década de los ochenta del pasado siglo XX, en plena dictadura del general Pinochet, una multinacional minera llamada Bolica trasladó hasta la localidad chilena de Arica 20.000 toneladas de un material clasificado como «barro con contenidos metálicos». Bolichen, que así se llama la empresa, había alcanzado un acuerdo con una entidad del país para que se trataran estos residuos. Eso nunca pasó y unos años más tardes, en torno a la zona donde se depositaron estas arenas cargadas de arsénico y plomo, se levantaron dos poblaciones. A mediado de los noventa empezaron a registrarse las primeras consecuencias. Desde entonces se han registrado más de 13.000 personas afectadas y, solo desde 2009, han muerto por esta causa más de 300. El cáncer ha acabado con familias enteras. Tras realizar un primer documental en esta zona –Toxic Playground–, Lars Edman y William Johansson consiguieron llamar la atención sobre el caso y un equipo legal norteamericano se prestó para llevar a Bolica ante la justicia sueca. La historia de esa batalla legal y sus protagonistas queda reflejada en Arica (2020), seleccionada en la categoría de Largometraje Documental del Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias (Ficmec). Johansson, que ha viajado hasta Garachico este fin de semana para asistir al certamen, habla sobre sus protagonistas.

Tras Toxic Playground, Arica es el segundo documental sobre esta zona de Chile. ¿Le ha atrapado el lugar y su historia?

El oro de las minas nos ha hecho ricos y se podría decir que pagó mi educación y la de Lars. Me sentí increíblemente molesto cuando escuché que los tóxicos que quedaron cuando se procesó el oro causaron enfermedad y muerte en una comunidad pobre lejos de casa.

Su ejemplo confirma que con el arte, con el cine, se puede luchar contra las injusticias. Gracias al primer documental, un equipo de abogados norteamericanos se puso a disposición de los afectados para llevar el caso ante los tribunales suecos.

Gracias. Las películas han tenido un gran impacto y eso aún está en curso. Esperamos que este documental continúe recibiendo atención para que de alguna manera sea útil también para todos los afectados por los desechos tóxicos de Boliden. Muchos en Arica se han convertido en nuestros amigos y es doloroso ver todo ese sufrimiento. Es muy duro comprobar que en todas las demás familias, además, alguien está afectado y enfermo. La última noticia que tenemos sobre la situación es que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha escrito cartas de denuncia al gobierno sueco, a Boliden y al gobierno chileno. Estamos profundamente preocupados por los informes de violaciones prolongadas y continuas de los derechos humanos a la vida –al más alto nivel posible de salud– al acceso a la información, el acceso a una vivienda adecuada, el derecho humano al agua potable, el acceso a la justicia y a un ambiente seguro, limpio, saludable y sustentable que sufren los pobladores de Arica en Chile. El relator especial de la ONU sobre las implicaciones para los derechos humanos de la gestión y eliminación ambientalmente racionales de sustancias y desechos peligrosos, Marcos A. Orellana, ha escrito un artículo en la prensa de este viernes en Suecia que se titula, precisamente, «Suecia debe asumir la responsabilidad del escándalo del veneno en Chile».

¿Cuánto tiempo han tenido que pasar en la localidad de Arica para terminar este documental?

Entre ambos documentales, Toxic Playground y este, hemos estado trabajando en este tema durante unos 15 años. Es difícil reducir 15 años de material filmado y varios meses de procedimientos judiciales en tan solo una película de una hora y media. Arica es la película más complicada con la que he trabajado. Estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado y se siente bien que la película finalmente se haya proyectado en Arica.

Después de todos estos años de trabajo ¿Qué le ha enseñado este proyecto?

Por supuesto y antes que nada, entendimos de antemano que sería difícil para la gente pobre en una zona vulnerable de Chile demandar a un gigante minero en Europa. Durante el rodaje de la película pudimos ver de cerca cómo la gran multinacional Boliden con sus recursos infinitos y consultores contratados pudo producir ríos de documentos, teorías y modelos para demostrar su inocencia. Pero incluso si la evidencia de los consultores pudo haber funcionado en los juzgados, la situación se tornó visiblemente absurda cuando se enfrentaron a la realidad de la gente en Arica. La película muestra cómo funciona la justicia y cómo no. Nuestra película anterior trataba de la justicia moral. Esta vez se trata de la justicia legal, cuando los pobres del otro lado del mundo desafían a una de las compañías mineras más grandes del mundo.

¿Conocía el Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias, el Ficmec?

Esta es la primera vez que asisto a este festival. Fue nuestro distribuidor internacional Lightdox quien lo supo y dijo que era un buen festival. Ahora que estoy aquí, puedo ver que tenían razón.

¿Qué opina de la selección de propuestas que los responsables del Ficmec han realizado para esta edición?

Acabo de llegar a la Isla pero puedo ver que el festival ha conseguido reunir películas realmente fantásticas. Nos enorgullece ver Arica entre todas estas grandes películas.

¿En qué proyectos está trabajando ahora?

El proyecto de Arica todavía me está tomando mucho tiempo. Además de eso, estoy desarrollando un par de películas como productor. Todos ellos con temas relacionados con los derechos humanos de diferentes formas.