No existe causa pequeña ni razón para darle la espalda a ninguna de las injusticias arraigadas en nuestra sociedad. Por eso, la televisión y, en particular, nuestra Radio Televisión pública como gran plataforma multimedia, puede ser un referente de divulgación, sensibilización y denuncia de cientos de injusticias y comportamientos impropios de una sociedad que aspira a evolucionar sin dejar a nadie atrás; la sociedad de la igualdad, solidaridad y del respeto. Esos comportamiento deplorables y la falta de empatía están, en muchas ocasiones, totalmente arraigados en nuestras calles, trabajos e incluso en nuestras propias familias. RTVC tiene la capacidad de llegar cada semana con una temática distinta a millones de hogares, con testimonios reales, datos y una representación totalmente realista de cada una de esas problemáticas. Es el caso del programa Gente Maravillosa, que en su primera temporada ha demostrado que es posible copar la franja de televisión más comercial con contenidos de formación, divulgación y con un entretenimiento que difunde valores positivos.

Es cierto que, durante demasiados años, algunos contenidos grotescos y con falta de valor educativo y social programados en prime time, han desprestigiado la televisión y han justificado la etiqueta de la mal llamada caja tonta. Pero ahora Canarias ha tomado la iniciativa, alzando la bandera de la caja lista, de una tele pública útil y evolucionada. Hemos puesto rumbo a una televisión pública maravillosa que, además, cuenta con el respaldo de la audiencia. Gente Maravillosa es una de las opciones preferidas de la noche de los lunes y en solo unos meses ha superado los quince millones de reproducciones en internet, con enorme repercusión en multitud países. Televisión Canaria, un canal modesto frente a otras televisiones privadas y públicas, ha cogido esta temporada el timón para ofrecer a los canarios y canarias una tele de gran utilidad social y de servicio público.

En mis 25 años de formación y experiencia como productor ejecutivo de espacios televisivos, nunca pensé que podría aportar estos valores a la sociedad a través de este medio. Encontrar la fórmula para hacer una televisión constructiva, con tanta utilidad social en el sector de la televisión comercial y del entretenimiento. Y que, al mismo tiempo, cumpliera con el propósito de aunar audiencias tan amplias y de diferentes perfiles. Y, sinceramente, no puedo hallar mayor satisfacción personal y profesional que cumplir con la demanda de los espectadores, a la vez que ayudamos a tantos y tantos protagonistas a visibilizar su problemática. Desde discriminaciones desgraciadamente tan expandidos como la violencia de género o la homofobia y la xenofobia, hasta situaciones menos presentes pero que igualmente causan dolor y que merecen ser comunicadas. Como la de un joven cuya disfemia o tartamudez le ha mantenido durante años retraído y en soledad y que él mismo ha reclamado más atención para este tipo de trastornos.

Hemos demostrado que desde los canales autonómicos es posible competir con otros canales de ámbito nacional y mucho mayor potencial, siendo fieles al compromiso de servicio público que esperan los ciudadanos. Es un esfuerzo que nos llevará tiempo, pero que los profesionales del sector estamos dispuestos a asumir de manera incansable por la convicción de que estamos en la senda correcta para revertir el desprestigio de la televisión, con contenidos que se esfuerzan en generar valor y transmitir historias y mensajes con un destacado calado social y cultural. Convencidos en esta misión de conectar y cohesionar a todos los canarios, de reavivar el sentimiento de hermanamiento y cercanía entre todas las Islas. Una televisión de todos que, además de informar conveniente y puntualmente como hace, acerque y potencie nuestro acento y nuestra cultura; una televisión que vele por nuestras señas de identidad y nos recuerde los motivos por los que debemos de sentirnos orgullosos como pueblo. Los ciudadanos, con su apoyo a este tipo de programas, nos están marcando el camino de la televisión pública que quieren.