El compositor aragonés Juan J. Ochoa llega hoy, a las 19:00 horas, al Espacio La Granja. Lo hace con su último disco, Without Orpheus, bajo el brazo y dentro de la programación del Festival NUMAcircuit. Conocido a nivel internacional por su vinculación con multitud de proyectos de cine, danza y teatro, Ochoa tiene su propio sello personal. No es un pianista al uso. Está especializado en la fusión entre tradición y la vanguardia a través de la técnica conocida como de piano preparado.

«Es como mi seña de identidad en el sonido. Trabajo con el interior del piano y extraigo los sonidos manipulando directamente las cuerdas con las manos y a través de diferentes objetos. El objetivo es crear un universo sonoro nuevo que se asemeja, a veces, con sintetizadores electrónicos o a instrumentos de cuerda o percusión. Pero todo eso de manera analógica», explicó.

El que desgranará esta tarde en la sesión prevista en la sala dependiente del Gobierno de Canarias es, concretamente, su tercer trabajo. «En mi primer y segundo disco trabajé mucho con un universo artístico más minimalista, simulando texturas y estructuras de la música electrónica y la música de baile pero siempre desde lo acústico», detallo. En este, sin embargo, se lanzado hacia la más pura fusión para tratar de conseguir lo que él denomina como un «híbrido» entre el piano preparado y la música electrónica. «Hay temas que van desde el sonido ambient a otros más intimistas y melódicos. Hay, incluso, un tema tecno de música de baile», aclaró.

La agenda de este importante encuentro cultural tinerfeño, que se celebrará hasta el próximo 23 de mayo en diferentes sedes culturales de la Isla, arrancó el jueves pasado con un concierto del trío de pop vanguardista Black Flower en la sala de cámara del Leal. Esta tarde, después de la intervención de Ochoa, será el turno también de la compañía Instituto Stocos, que pondrán en escena su performance titulada Oecumene en la que combinan danza, arte sonoro y tecnología interactiva.

Ochoa, evidentemente, no se asemeja a los pianistas convencionales. No permanece sentado durante sus conciertos, se levanta y manipula el instrumento y se hace valer de distinto tipos de objetos. Usa, por ejemplo, Blu Tack, el material para pegar posters en las paredes. «También empleo las cuerdas de los arcos de los violines, que dan una textura muy interesante, uso incluso tornillos, gomas, baquetas de percusión, las carátulas de los CD, metales, imanes e incluso vibradores», detalló. «Hay una tradición de ciertos objetos que funcionan mejor pero al final es una cuestión de búsqueda de sonido y búsqueda tímbrica. No vale cualquier cosa. Uno busca lo hermoso», añadió.

Sin embargo, lejos de lo que pudiera parecer, los espectadores suelen salir encantados y sorprendidos de todos sus conciertos. «El público, que muchas veces se piensa que se va a encontrar una música muy marciana, contemporánea o complicada de entender, suele sorprenderse mucho. Es todo lo contrario: lo que busco es hacer algo armónico y bello. La gente se queda encantada con las sonoridades y los lenguajes. Al final es una cuestión de encontrar la emoción y la belleza, que es lo que nos mueve a todos».

El de hoy promete ser un espectáculo sonoro y visual. Ochoa no viene solo hasta Tenerife, lugar donde no ha actuado hasta ahora. Llega junto a Marta Azparren y Pau Escutia. Con la primera trabajó ya en su disco anterior. «Hicimos un una pieza visual donde nos metíamos dentro del piano y jugábamos. Era un vídeo muy conceptual y siempre quisimos llevarlo al directo», detalló. Escutia se encarga de la parte más electrónica del recital. «Me acompaña desde hace años con el tema de la producción, de la mezcla y en este caso de la electrónica».

Ochoa continúa con sus proyectos para otras disciplinas, especialmente para la danza, donde se encuentra especialmente cómodo como compositor. «La danza siempre me ha atraído mucho, me parece la manera más visual de poder ver y transmitir lo que la música quiere decir», concluyó.