“Usted ha tenido que sufrir mucho para actuar de ese modo”, le dijeron en una ocasión a María Casares. Esta diva del teatro francés, gallega de nacimiento, fue hija del político republicano Santiago Casares y sufrió la dureza de un exilio a París con solo 14 años. Tampoco le resultó fácil superar la temprana muerte de sus padres. O convertirse en la amante de un hombre casado, el Premio Nobel Albert Camus, aunque lo aceptaría con todas sus consecuencias. Hablamos con Anne Plantagenet, autora de la fascinante biografía de María Casares, “La única” (Alba Editorial), a la venta el 12 de mayo.

¿Que le movió a escribir este libro?

El factor disparador fue la lectura de la correspondencia entre Casares y Camus. Me fascinó la voz de esa mujer, su energía, fuerza vital, deseo... Quise saber lo que fue su vida antes de conocer a Camus y tras su muerte. Lo que descubrí me me confirmó que merecía ser más conocida.

¿Cómo ha sido la investigación? ¿Cómo le ayudó vivir un tiempo en el caserón de La Vergne, de María Casares?

La labor de investigación fue enorme y apasionante. Y el encuentro (hablo de encuentro porque lo fue) con su casa de La Vergne fue muy emocionante para mí. Decisivo. La casa todavía está habitada por la presencia de María. Algunos incluso hablan de fantasma. ¡Yo viví, escribí y dormí en su habitación (donde vivió y murió) y, por desgracia, no me visitó ningún espectro! Pero sentí todo el camino que tuvo que hacer para llegar allí, el sentimiento de exilio, la pena, la resiliencia.

¿Cómo describiría a María?

Es una mujer muy compleja, llena de paradojas, rechazando los compromisos, pero aceptando la relación con un hombre casado. Muy valiente, dura, entera, libre y con miedo de la comodidad, sensual, instintiva.... Llena de vida y con una gran parte de oscuridad.

La biografía de María Casares, “La única”, de Anne Plantagenet.

¿Por qué era única?

Fue única en el teatro francés durante más de 50 años. Su carrera es excepcional. Y “la única” era el apodo que le daba Camus.

¿Cómo una mujer así fue capaz de admitir ser “la amante de”?

Es una paradoja muy interesante. Pero quizá no sea una paradoja. Lo que fue para ella, al principio, un compromiso imposible, se volvió con el tiempo una decisión muy pensada, asumida. Finalmente, aceptó la relación así y decidió que ella tenía la mejor parte. Fue una relación apasionada los primeros años y amistosa los últimos. Fue una pareja muy libre, aunque Camus fuera celoso. Pero seguramente Casares tuvo otros amantes. En cuanto a él, ya sabemos...

¿Cómo diría que fue la relación de María con sus padres?

¡Estrecha, ardorosa! Los adoraba, aunque tenía celos de su madre. Defendió el honor y la memoria de su padre hasta su muerte. Sufrió mucho cuando murieron. Siempre dijo que los dos hombres de su vida fueron su padre y Camus.

Cumplió su promesa de no volver a españa hasta que muriera Franco.

¡Fue un terremoto! Aunque se dio cuenta que ya era una extranjera con acento francés. Fue difícil, pero le permitió “cortar por lo sano”.

¿Qué ha aprendido de María Casares?

«Cuando hemos amado y hemos sido amados/as una vez en la vida, ya no estamos solos nunca más».