Monolitos del calibre de London calling (1979), el incorrupto doble álbum, proyectaron siempre una larga sombra sobre las trayectorias posteriores de los miembros de The Clash, aunque Big Audio Dynamite, la criatura pospunk de Mick Jones con vistas a la pista de baile, tuviera sus momentos, y Joe Strummer desplegara su pluma noble en ciertos álbumes viscosos. De la reivindicación de este último en su camino posterior a la disolución de la banda, en 1986, va este álbum reparador, Assembly, que contiene 16 canciones, incluyendo las tomas inéditas de tres temas de la era de The Clash.

Dos tercios del material se asientan en aquella etapa que representó su canto del cisne, arropado por los simpáticos The Mescaleros, con quienes recuperó, en sus últimos años, las ganas de colocarse al frente de una banda de rock, antes de que una enfermedad cardiaca se lo llevara, a los 50 años, el 22 de diciembre de 2002. Tres álbumes (1999-2003) que reflotaron al Strummer autor, ahora en solitario, sin integrar aquel tándem matador con Mick Jones, de distintivas canciones de rock con carácter, mucha calle y amplitud de miras, abierto a los registros de cantautor arenoso, al influjo del reggae y a la infección electrónica. Con el músculo punk rock siempre terso, y para muestra, esa Coma girl que abre la antología con estrofas inspiradas en su hija adolescente Lola.

Más artefactos golosos de ese período: Johnny Appleseed, con su arrolladora loa tabernera a la clase obrera; el ácido lamento, a ritmo jamaicano, sobre cómo un país usa y tira a sus mejores hijos en Tony Adams (a propósito del futbolista de la selección inglesa), o ese delirio de siete minutos con vibración dub llamado At the border, guy. Y la conmovedora apropiación de Redemption song, de Bob Marley, clamando por romper con la “esclavitud mental”. Yendo más atrás en el tiempo, Sleepwalk, melancólica y con guitarra latina, punto álgido de su primer álbum en solitario, Earthquake weather (1989).

En aquellos años indecisos, cuando buscó refugio anímico en Granada, Strummer se empleó en diversas bandas sonoras, pero solo una, la de Sid and Nancy (1986), asoma en este disco a través de Love kills, robusta, aunque con exceso de producción y de reverb. Ha quedado así fuera el score de Walker (1987), con aventuradas piezas instrumentales y tintineos exóticos.

Completando la selección, tres miradas a un repertorio de The Clash defendido como propio: los fogosos asaltos live a I fought the law y Rudie can’t fail (capturados en el Brixton Academy en 2001) y el viejo blues Junco partner, de James Waynes, en una desgarrada versión casera a voz y guitarra acústica. Toma de tierra de un Joe Strummer pos-The Clash en despierta construcción, cuyo alcance final nunca atisbaremos a saber.