Espacio Bronzo acoge, hasta el próximo 23 de abril, la nueva muestra del escultor tinerfeño Julio Espinosa. El proyecto forma parte de la vocación de esta entidad lagunera por dar apoyo y difusión a los creadores locales.

Anemocoria es el nombre escogido para esta exposición, que reúne nueve piezas elaboradas en acero cortén, aluminio y madera. Estas esculturas son el reflejo del interés del autor por las formas y los movimientos de la naturaleza. Este título es, de hecho, un término botánico. “Es la forma que tienen las semillas de viajar. Buscan diferentes formas para trasladarse por el aire, a algunas les sale una membrana y a otras como un pelito. Es lo que sucede al diente de león, por ejemplo”, detalló el autor.

La oportunidad de exponer en Bronzo le llegó al artista casi como una casualidad. Fue, explicó ayer, después de que un encargo para su propia familia le hiciera pasar por el taller de Bronzo. Julio Espinosa es descendiente del famoso escritor surrealista de Puerto de la Cruz, Agustín Espinosa. “Era primo hermano de mi abuelo y mi familia me encargó la restauración de su tumba. Fue entonces cuando pasé por Bronzo porque quería fundir unas plaquitas y un sombrero. Ahí fue cuando Ventura Alemán me propuso exponer en su sala, que escogiera la fecha. A mi me gustó la idea”, recordó.

Gracias a esa feliz coincidencia y a la colaboración de todo el equipo de Bronzo, amigos, familiares y otros artistas, nació Anemocoria. Este tipo de estructuras forman parte del proceso creativo de este autor. “Estas piezas las voy trabajando siempre. Digamos que tengo mis pequeños libros de artista donde voy anotando mis dibujos y mis cosas. La mayoría de estas esculturas, salvo dos, ya las tenía más que dibujadas y había decidido más o menos cómo tenían que quedar cuando empezamos con el proyecto”, indicó Espinosa.

Sobre su propia trayectoria, el escultor recuerda que siempre se sintió atraído por el mundo de las artes y sus distintas vertientes. “Tenía la idea de estudiar Bellas Artes pero nunca terminé el COU. Después de hacer el servicio militar, cuando volví, me planteé estudiar al fin la carrera y entré con la prueba de acceso para mayores de 25 años. De repente me encontré allí con mucha gente que pensaba como yo, que quería hacer arte. Fue increíble”, rememoró.

Además, Espinosa se siente afortunado por haber coincidido en el camino con artistas que le han apoyado y enseñado cosas nuevas. En este sentido, cita como ejemplo al admirado Gonzalo González, del que fue alumno. “He tenido mucha suerte en mi vida porque siempre me he encontrado a artistas que me fueron enseñando a pintar. También aprendí mucho del padre de un amigo que era catalán y salía a pintar por las Cañadas y por los pueblos”, detalló. “Al principio tenía la idea de dedicarme a la pintura pero una vez que estuve en la Facultad, empecé a interesarse por la escultura. Y hasta ahora”.

Lo cierto es que no le ha ido nada mal en esta disciplina. En total, ha superado ya más de tres décadas de trayectoria. Comenzó con una muestra en el Taller de Pintura del Festival de Cine Ecológico de Puerto de La Cruz en el año 1989. Desde entonces destacan varios de sus trabajos: entre ellos, por ejemplo, el proyecto Artefactos y artilugios que se pudo ver en la sala del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife en 1991 y su participación en la III Bienal de Facultades y Escuelas Superiores de Arte de Europa, en Barcelona, hasta donde viajó seleccionado por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna. Ha expuesto, además, en La Recova, La Regenta y La Granja. Además, su obra ha llegado a numerosas salas de las Islas y a Madrid. No es la primera vez que sus piezas pueden verse en Bronzo, ya que en 2017 mostró allí su exposición Estructuras primarias II.

De hecho, Espinosa vuelve a la sala lagunera en uno de los mejores momentos de su vida. “Creo que es la época de mi vida donde estoy más feliz y creo que es porque tampoco espero mucho. Voy haciendo mi trabajo –que creo que es bastante serio– y cuando tengo oportunidad hago una exposición e intento mostrar mi trabajo y mis ideas”, aseguró. Uno de los aspectos de los que se siente más orgulloso en esta muestra es precisamente el título, una búsqueda en la que de nuevo encontró la ayuda y comprensión de Ventura Alemán. “Estaba muy preocupado con el nombre. De hecho, en las otras exposiciones las había denominado estructuras primarias pero no quería repetir lo mismo. Ventura se puso a buscar cosas y me comentó esta idea y cómo se relacionaba más con la tierra porque estos seres, a nivel esencial, son como figuras geométricas. Me gustó mucho”, explicó.

El material escogido por Espinosa, el acero y el aluminio, no es precisamente el más fácil para trabajar. No obstante, el resultado final es fruto del apasionante mundo de la experimentación. “Es complicado porque es un material bastante duro para mover y doblar”, explica. “Por un lado es un proceso muy mental. Pienso mucho en lo que estoy haciendo: cojo semillas del suelo, hago un pequeño dibujo y cuando ya tengo la idea es simplemente materializarla”, precisó.

Fascinado por las estructuras más básicas que se repiten una y otra vez en el mundo natural, Espinosa echa la vista atrás hacia su propia infancia en la zona de San Telmo, en Puerto de la Cruz. “Me gustaba mucho meterme en los charcos, que estaban llenos de caracolas, lapas y pequeños crustáceos. Todos tienen una estructura que con el tiempo vas relacionando con la geometría y otras formas abundantes en nuestro espacio vital”. Al respecto, Alemán, uno de los responsables de Bronzo, comentó que la mirada del artista es inocente, como la de “un de niño grande. Se fija en las cosas simples. En cuanto tiene oportunidad se sienta en el suelo y con un palito traza líneas simples sobre la tierra y mira pasar los bichos y escucha el viento”.

Además, Espinosa no está solo en este proyecto. Anemocoria es el resultado del trabajo de muchas manos. Entre ellas, las de su propia sobrina, Cristina Violán, que participa en uno de los dos vídeos que acompañan la muestra con una pieza de danza. “Es una gimnasta increíble, estuvo en la selección española de natación sincronizada. El pasado año estuvo en Las Vegas, en el Circo del Sol. Ella es una artista. Nos vimos y me dijo que quería colaborar conmigo y así fue”. En otro de los vídeos participa el escritor Ángel Pageo, que recita sus propios textos. Celestino González, por su parte, se ha encargado de la realización. “En esta exposición mucha gente ha querido colaborar conmigo, ayudarme, y la verdad es que es una sorpresa. La gente de Bronzo, Alberto Rodríguez –que me ha ayudado montón técnicamente para manipular el acero– y mi familia, por poner solo algunos ejemplos. Ha sido fantástico y la exposición pertenece un poquito a todos los que han colaborado. Me gustaría que constara mi agradecimiento hacia todos ellos”.

La muestra se puede visitar entre las 10:30 y las 13:30 horas y de 16:30 a 19:30 horas en la sala de exposiciones de Bronzo, situada en la lagunera calle Núñez de la Peña.