Las ideas no surgen de la nada, se comparten, se mezclan, se mejoran (a veces se empeoran) e incluso, en ocasiones, se roban. Pero en eso, ni los arquitectos ni los abogados somos originales, el mundo siempre ha sido así.

Si defendemos la necesidad de la arquitectura de calidad es importante pensar en la necesidad de formar equipos multidisciplinares, pues sin ellos, sin el conocimiento compartido de unas y otras disciplinas, no vamos a llegar al futuro deseado ni vamos a ayudar a la sociedad a resolver y superar los problemas que tiene ahora, en este especial momento histórico, y en los que le seguirán. En el fondo esta pandemia es solo una continuidad histórica, no estamos inventando nada, sino dando un paso más, superándola superamos otra pandemia más, como la peste, el cólera, la gripe del 18, y un infinito etcétera.

En el camino que llevamos transitando como humanidad desde, quizás, el Imperio Romano en adelante el Derecho y la Arquitectura se han mezclado casi sin saberlo. No sé si Vitruvio, en esa época pre romana, o más tarde Palladio, ya en el Renacimiento, en el fondo estaban pensando más en cómo elaborar un espacio, o en sus usos, pero sí sé que en el Derecho, ya desde el Derecho Romano se piensa en cómo organizar, de la mejor manera posible, la vida en sociedad, lo cual incluye la organización de las ciudades y sus conexiones entre sí. Y la arquitectura no es otra cosa que ciudad.

Algunos edificios se han pensado muchísimo más que algunas leyes, que por lo general son obra de muchos autores, y que sufren cambios hasta el último momento que a veces las hacen no solo incomprensibles sino incluso contradictorias. La ley de Contratos Públicos actual, aunque dice que apuesta por la calidad es en realidad contradictoria con ésta en muchos de sus artículos.

¿Qué es calidad en arquitectura?

Para mí tiene que ver con la belleza por supuesto, pero no solo eso, sino con la durabilidad, la seguridad, la atemporalidad. Es fundamental que el derecho entienda esto: hay que luchar contra la obsolescencia programada de los edificios que se construyen actualmente, hay que premiar los edificios que llevan en pie muchos años porque fueron bien pensados, bien diseñados y bien construidos.

El Derecho es una obligación con los ciudadanos, más cambiante. Y lo que deben hacer entre las dos disciplinas es volver a pensar que el camino es construir edificios que creen ciudad, con todo lo que eso implica: belleza, solidez, funcionalidad, adaptabilidad.

También la idea de la ciudad ha ido cambiando con los años y los siglos, y con cada pandemia más, y cada vez que un acontecimiento nos ha asombrado, sea un nuevo invento, como la electricidad, o un acontecimiento, como un terremoto (por citar solo dos ejemplos entre miles) hemos cambiado las normas para hacer una arquitectura más segura. Luego nos olvidamos y hacemos otras normas para hacer una arquitectura más rápida. Y así vamos. Quizás el discurso de Aldo Rossi sobre la arquitectura de la ciudad cuando habla de que la cualidad de la arquitectura es el sentido de la ciudad es un discurso que ahora ya está superado por otros discursos como el de Koolhaas. Porque la ciudad que viene (en un futuro que ya está aquí, y lo estamos viendo) ha cambiado tanto, que ya no es sobre la que escribió Rossi, aunque yo lo veo como un continuo histórico. Y ahora está cambiando tanto y tan rápido que igual no nos damos cuenta de lo importante que es pensar algunas normas con algo más de detenimiento, al menos las que se puedan. Es un continuo porque todavía es importante la ciudad en sí misma, y cómo los edificios contribuyen a hacer ciudad al crecer, modificarse, demolerse (como en las Chumberas y su impresionante fase actual) o transformarse, como decía Rossi. Porque la ciudad no es inmóvil sino que es continua, pero también sabemos no todo cambio es bueno (Federico Correa: “cambiar no es necesariamente mejorar”) y a veces las ciudades sufren cambios, por modas, o por imperativos económicos, o por puro desconocimiento e ineficacia, que les hacen perder belleza y a veces incluso empeoran el clima o su conectividad.