La escritora Elsa López llega esta tarde a Candelaria para ofrecer un taller de poesía con motivo del Día de las Letras Canarias. A partir de las 17:00 horas trasmitirá al público su pasión por la escritura, una práctica que incluso le ha permitido

¿Qué tiene preparado para el taller que ofrecerá esta tarde?

A través de mi poesía explicaré como la he ido construyendo, a partir de qué momento, por qué escribo y los distintos caminos que he tomado en el mundo de la escritura. Me centraré en mi experiencia personal por si les puede servir a otros porque cuando uno habla de sí mismo, de lo que ha aprendido, cuáles han sido sus errores y cuáles han sido los caminos que ha tomado en su vida literaria podemos ayudar, no solo a quien quiere escribir sino también a quien quiere disfrutar a través de la lectura.

¿Es necesario educar la mente también del lector de poesía?

Claro. Mucha gente no lee poesía porque no le enseñaron a hacerlo. Cuando yo era pequeña sí lo hicieron, me enseñaron a cogerles el gusto al ritmo, a la música, al sentido de la poesía y conocí a los autores porque tuve profesores maravillosos. Los maestros nos leían a García Lorca, nos hacían aprendernos algún trozo de sus textos y a partir de su poesía aprendíamos a conocer al autor. Eso a mí me marcó mucho, sobre todo en la adolescencia. Cuando entré en la universidad yo había leído mucha poesía y eso es un aprendizaje muy importante. También es verdad que si vemos a nuestro alrededor gente que lee poesía, nosotros empezaremos también a hacerlo. Yo siempre le digo a la gente que viene a escucharme que pongan un libro en su mesilla, sin forzarse a leerlo, y cada noche lo cogerán un ratito, pero no hay por qué leer un libro entero. También me gusta pensar que las vidas de los autores, lo que han experimentado, hace que la gente se sienta atraído y quiera conocerlos. A mí me pasó con Rubén Darío, con esa vida fabulosa. Son personajes románticos en sí mismos y toda esa historia que los envuelve hace que nos embarquemos en la lectura de sus libros. La poesía es un mundo mágico y cuando se le coge el gusto se puede disfrutar mucho pero la gente cree que no le gusta porque es poco sensible. A veces es a la inversa y la poesía nos va sensibilizando en la lectura e incluso hay narrativa que encierra todo un mundo poético y eso nos enseña que la poesía no es solo escribir versos rimados.

¿Estamos en un momento en el que la poesía toma fuerza?

En eso es importante la educación. Hace años que acudo contenta a los centros que me llaman para que hable con los alumnos y, cuando un profesor invita a un poeta, ahí existe una semilla. Esos profesores que leen poesía son la clave porque esos niños luego buscarán a través de la poesía el conocimiento de muchas cosas. Es verdad que cada vez me llaman más de los centros para que acuda, incluso en estos momentos de pandemia. Y eso me gusta, me divierte y me rejuvenece.

¿De qué habla en sus visitas a los centros?

Existe un programa con el que hablamos de amor. Los alumnos están encantados con eso y hablamos del tema a través de lo que han escrito los poetas. Los adolescentes están en ese momento de caos en el que necesitan saber que hay otras cosas para leer además de los cómics y las redes sociales. Yo me he encontrado a gente que ha escrito con el alma en esos encuentros. Les propongo escribir poemas y se repiten los mismos temas de siempre pero al mismo tiempo me encuentro con la modernidad de que un chico le escribe a otro chico o una madre adolescente que le escribe a su hijo.

¿Cómo afecta la actual crisis a su proceso de escritura?

En el confinamiento hubo gente que compuso canciones o que escribió. En mi caso escribí pero me pasó una cosa muy extraña y es que se me quitaron las ganas de leer. Así como la gente empezó a leer como loca y por suerte compraron libros en papel, cosa que me alegra mucho, en mi alma hubo un rechazo a la lectura. En cambio escribí mucho: un libro de poemas y algunos cuentos. Tenía todo eso en mi cabeza y simplemente encontré un momento de sosiego para sacarlo.

¿Y escribió sobre esta crisis?

Solo escribí dos artículos sobre el Covid, bueno, más bien de mi sensación sobre lo que ocurría. Pero el libro que escribí no tiene nada que ver con el Covid. Ha habido gente que ha escrito sobre ello pero yo no, aunque curiosamente cuando lo he releído me he dado cuenta de que es un libro tremendamente triste. Se ve que en ese momento evoqué momentos terribles de mi vida. Me salió eso que estaba ahí palpitando y que en un momento de descanso, cuando se paró el mundo de fuera, pude sacar mi mundo interior.

Durante su vida ha combinado la poesía con la narrativa. ¿Se marca objetivos o va dando forma a lo que le pide el corazón?

Según me pide el cuerpo. Los artículos me salen solos porque las noticias me empujan a contestar pero sigo con una novela que tengo desde hace años y que escribo cuando me apetece. En cambio, la poesía sí la abordo más a menudo porque se cierra sola.