Parte del atractivo de la serie Hierro radica en esa tensión entre los dos personajes, Candela y Díaz, que los Coira siguen explotando en la segunda temporada a la vez que introducen una nueva trama y nuevos personajes, relacionados con un caso de custodia de menores.

Grandinetti, desde Buenos Aires, donde se prepara para empezar a rodar otra serie para Netflix, Santa Evita, en la que hará de Juan Domingo Perón, apunta que en esta nueva entrega su personaje va un poco más hacia la luz.

“Las cosas que defiende son las que defiende cualquiera: su negocio, su entorno, su hija... le veremos más por esa labor que por el narcotráfico”, señala, “esa platanera es el símbolo de su capacidad de adaptación, de sobreponerse, de salir de esa carga que supone ser alguien de fuera en un lugar tan pequeño”.

Dice Jorge Coira, el hermano director, que en esta serie todos los personajes tienen vida propia. “No son mecánicos, no están al servicio exclusivo de una trama sino que tienen vida”, asegura el director, cuyo próximo trabajo será para el cine, un thriller de espías llamado ‘Proyecto emperador’.

Nada más arrancar el rodaje de la nueva temporada, en febrero pasado, la covid-19 les obligó a parar, y cuando pudieron retomar al cabo de tres meses, la realidad ya era otra.

“Tuvo algunas implicaciones en el rodaje, como replantear traer equipos de efectos especiales o ingeniarnos la vida para rodar algunas escenas, especialmente una en la que hay muchísima gente, que logramos a base de ir a trozos y duplicar digitalmente, pero al contenido no afectó”, explica Jorge.

Pepe apunta, en ese sentido, una repercusión más bien positiva: “volví a casa con mucha urgencia por acabar el ultimo episodio y de repente se produce el confinamiento y la urgencia desapareció, así que pude hacer con más calma el final”.

Grandinetti recuerda de esos días la incertidumbre. “No éramos muy conscientes de lo que iba a pasar”, afirma, y sobre la vuelta al rodaje, el cambio radical en la manera de relacionarse en el equipo.