“Cada generación tiene algo que contar y lo hace de una manera diferente”. Fernando Ortí sabe de la importancia de la música para trasmitir sentimientos, y más en una época tan convulsa como la actual. Ahora a él se le acumulan los retos porque además de continuar componiendo la música original de ‘Cuéntame’, le ha tocado poner acordes a la crisis actual ya que la serie da un salto en el tiempo y en esta nueva temporada llega hasta la actualidad.  

Trabaja usted componiendo la música original de Cuéntame, la serie más longeva de la televisión en España. ¿Pesa mucho ese título?

No pesa porque yo trabajo en algo que me gusta y en ese caso las ganas pueden más que los miedos; por eso no me planteo nada más. A veces se dice que Cuéntame es la serie con más trascendencia de la televisión en España pero yo no lo veo así porque cada etapa que hemos vivido ha tenido sus proyectos importantes. En un momento dado fue muy importante Águila roja o La casa de papel; lo que pasa es que nosotros siempre hemos estado ahí, pero tampoco considero que tengamos más relevancia que otras series. Es cierto que sí contamos con un aspecto muy bonito y es que los personajes ya son casi personas y el público los trata como si fuera gente que conociera de toda la vida. Cuéntame tiene ese punto familiar que no queremos perder y que tratamos de potenciar con la música. La consigna este año es Nos necesitamos y en ese aspecto es muy importante la familia. Además, yo solo me centro en la suerte que tengo de poder estar en una serie tan variada que me da la oportunidad de hacer una música tan variopinta. Puedo hacer drama, tensión, comedia y ahora además me enfrento a todas las tramas que surgen con este salto que da la historia hasta 2020. Tengo la responsabilidad de ponerle música a las emociones de la época que estamos viviendo.

Precisamente poder crear una música tan variada se agradecerá después de tantos años en este proyecto para así no caer en la monotonía.

Si la serie hubiese sido de época ya me habría cansado. Lo bueno que tiene la trama de Cuéntame es que va avanzando en el tiempo por lo que la estética sonora también va variando. Empecé a trabajar en la serie cuando los capítulos se ambientaban en el año 1978, en ese momento hice algunos episodios sueltos, y luego empecé en serio en 1982. Ahora estamos en 1992, por lo que la música ha ido evolucionando y eso me permite añadir nuevos elementos que lo van enriqueciendo. Ahora, al introducir la trama de 2020, también puedo emplear una estética más actual, respetando siempre que es una serie familiar y no te puedes salir demasiado de esa idea. A lo largo de todo este tiempo hemos hecho experimentos con algunas bandas sonoras más modernas pero no han funcionado porque terminan con la parte emotiva, la cercanía, la amistad y el ambiente de barrio.

¿Ve los capítulos una vez emitidos?

Sí. Las primeras temporadas invitaba a toda la familia y cenábamos mientras veíamos la serie. Ahora, dadas las circunstancias en las que estamos, seguimos haciéndolo mi mujer y yo para disfrutar de lo hecho, aunque ella lo sufre mucho porque soy muy perfeccionista y siempre estoy pendiente de lo que se podría haber mejorado. Ella me aguanta mucho y por eso la adoro más. Creo que esa es una manera de aprender porque cuando veo los capítulos en la televisión casi me siento como si no formara parte del proyecto y eso me permite valorarlo de forma más objetiva. Así puedo aprender y mejorar.

Esta temporada está siendo especial por ese salto a la actualidad. ¿Cómo se ve eso reflejado en la música que está componiendo?

Como persona que está viviendo como todos esta crisis sanitaria, me cuesta porque todo esto me infunde mucho respeto. En la faceta creativa es muy bonito y por eso hay que buscar el equilibrio entre las cosas. He reflexionado mucho, sobre todo después de haberle puesto música al vídeo institucional en el que colaboré junto a Unahoramenos por el Día de Canarias del año pasado. El principal objetivo de ese trabajo fue el respeto. Se me ocurrió ponerle voz a ese tema gracias a la colaboración de la Coral Reyes Bartlet de Puerto de la Cruz y junto a la Orquesta Sinfónica de Bratislava porque queríamos una pieza que reflejara la situación en la que está la humanidad: esto es algo humano y queríamos una obra que nos permitiera sentir que no estamos en la tierra, que refleje que en la actualidad no tenemos bajo nuestros pies el suelo tan firme que hemos sentido hasta ahora. Quería una pieza que recordara el momento de los aplausos y que reflejara el agradecimiento. Ahora, con la serie, sigo ese mismo camino y cuando me enfrento a la composición de música para el año 2020 añado la voz humana porque me parece que estamos viviendo una época que confronta a la humanidad con una situación muy difícil.

‘Cuéntame’ tiene ese punto familiar que tratamos de potenciar con la banda sonora

Se trata de una labor muy estresante porque afronta cada capítulo a contrarreloj. ¿Lleva bien ese modo de trabajar?

Mi récord en esta serie es hacer la música de dos capítulos en una semana, lo que significa unos 70 minutos de música. Antes que en Cuéntame trabajé haciendo toda la música de las librerías de El programa de Ana Rosa, en 2008. Me llamaban a las seis y cuarto de la mañana para que compusiera unas tres piezas en media hora. Esa velocidad necesaria que fui adquiriendo entonces me ha servido para mi etapa en Cuéntame. En el mundo de la televisión es todo para ayer. Todos los compañeros que trabajan también componiendo bandas sonoras para series tienen problemas de estómago por los nervios. En mi caso, cuando trabajo muchas horas seguidas se me va la voz, pero es parte de la profesión.

A pesar de este trabajo que tanto tiempo le ocupa, se ha ramificado en muchas facetas como músico.

Fuera de temporada sí, me encanta y agradezco hacer cosas diferentes. Al principio, iluso de mí, pretendía compaginar diferentes proyectos al mismo tiempo, como mi trabajo en la serie y arreglos para discos o bandas sonoras para cortometrajes, pero Cuéntame absorbe toda mi energía el día completo. Aunque le dedique seis u ocho horas, la velocidad y la continuidad del trabajo ocupan toda mi cabeza. Son siete meses de trabajo intensivo.

Tampoco abandona su faceta como compositor de canciones. ¿Le ha inspirado mucho esta época que vivimos?

Me produce mucho respeto la realidad. El único motivo por el que uno compone es por y para algo. Cuando empezó la pandemia estábamos desconcertados y yo solo pensaba que teníamos que estar todos a una. A nivel musical y emocional me he preguntado mucho sobre qué puedo aportar y creo que la respuesta es esperanza. La música tiene el papel de ayudarnos a salir de esta situación. Lo que yo he hecho durante estos meses es oír muchas canciones con mi mujer; temas que para nosotros tienen un sentido y no hay que componerlos porque ya existen, como Somewhere over the rainbow o What a wonderful world. Son canciones que sacaron lo mejor de nosotros porque lo peor ya lo íbamos a obtener por otro lado. Sobre componer algo, pienso que lo podré hacer en un futuro, cuando esta historia que no nos toque tan de cerca. He dejado aparcada una canción en homenaje a los fallecidos porque me infunde mucho respeto. También es cierto que tengo algo dentro y lo tengo que sacar, pero con tiempo. Vivimos en una sociedad que trata de ser muy positiva pero hay mucha gente que ha perdido a seres queridos y que no tiene consuelo. Yo soy músico y no puedo darles otra cosa que no sea música. He visto que se han hecho muchas canciones diciendo que saldremos de esta pero los que ya no volverán también deben tener un tema propio. Hay que trabajar estos temas desde la emoción pero sin que nos reviente porque no quiero hacerle daño a nadie con él sino aportar.

¿Qué valoración hace del panorama musical en Canarias?

Aquí hay mucho talento, desde siempre. Cuando empecé las giras con Miguel Bosé en el año 2002 recuerdo que pensaba que los músicos de Canarias no tenían nada que envidiar a aquellos con los que tocaba en la Península, solo que los de aquí no tenían tanta percepción del éxito o el fracaso. Por eso precisamente tenían más continuidad y había un desarrollo creativo brutal. Entre 1980 y 1990 hubo una gran evolución del mundo del jazz y del pop en Canarias y hoy en día todos esos músicos de mi quinta son los profesores que enseñan a las nuevas generaciones.

Podré componer un tema sobre la pandemia cuando esta historia no nos toque tan de cerca

Tiene la suerte de poder seguir trabajando en esto a pesar de las circunstancias pero no es la tónica general en este sector en la actualidad.

Definitivamente sí tengo suerte. Tenemos que ir todos a una para tratar de sobrellevar esta situación entre todos. La mayoría de mis compañeros músicos que trabajaban haciendo conciertos están parados ahora. Pero no solo la música se ha visto afectada, sino también diferentes sectores.

Proviene de una larga saga de músicos, pero usted no quería dedicarse a este sector cuando era pequeño, ¿qué le hizo cambiar de opinión?

Empecé a los 8 años a estudiar solfeo y a los 10 años empecé con el piano clásico pero hasta los 13 años no quise dedicarme a esto. Mi padre me imponía tanto que no se lo podía decir, y menos mal que no se lo dije porque un día me senté y toqué un acorde en el piano que me dio una emoción que me hizo conectar con la música, y hasta hoy.

Precisamente usted y el piano son indisolubles, ¿no le llama la atención ningún otro instrumento?

El piano fue el instrumento con el que crecí y aprendí música y es el instrumento al que sé que volveré. Cuando trabajas para televisión o series, el piano se convierte en un mueble al que sabes que volverás porque yo ahora trabajo con un teclado programando para poder acceder a diferentes sonidos. En un mismo capítulo necesito hacer música orquestal, pop o de cualquier otro estilo y para eso hay que tener instrumentos virtuales variados porque, a la velocidad a la que trabajamos, no podemos acudir a solistas. Me ha dado por el saxo y compré mucha percusión durante una época pero me he dado cuenta de que con los dedos lo hago mejor.

Ha logrado trabajar desde Canarias para el mundo pero ¿para dedicarse a este sector hay siempre que hacer sacrificios al principio?

Yo aparqué mis circunstancias de vida por irme a la Península y poder labrarme un futuro durante una década. Aún así, la época en la que trabajé con Miguel Bosé trataba de volver a Tenerife cada fin de semana y él me preguntaba que por qué no me quedaba allí. Yo siempre le decía ‘cuando me voy a Tenerife mi vida se para’. Habrá gente a la que dejarlo todo en su tierra e irse a labrarse un futuro le apasione, pero a mí no. Yo solo me fui de Canarias para hacer una incursión en el mundo de la música y la verdad es que me fue bien. Siempre digo que la constancia es una línea continua que siempre se cruza con la suerte pero para eso precisamente hay que ser muy constante, porque oportunidades va a haber siempre pero hay que estar preparado para aprovecharlas.