La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) volvió a demostrar ayer su profundo vínculo con la Isla, sus ciudadanos y tradiciones. La formación dependiente del Cabildo de Tenerife no podía dejar pasar estas fechas sin hacer un melodioso homenaje al Carnaval. Sus músicos pusieron toda la carne en el asador y no escatimaron en recursos para animar al público pese a la obligada cancelación de las fiestas más emblemáticas de la capital. No solo acompañaron con palmas temas como Sigan bailando sino que se sorprendieron a los asistentes poniéndose pelucas y complementos carnavaleros en la segunda parte del concierto.

La Sinfónica y el Carnaval se convirtió en una de las citas más especiales de los últimos meses. Porque el Carnaval, o más bien la ausencia de él, provoca ciertos sentimientos que son muy difíciles de soslayar. La cancelación de la fiesta es necesaria y responsable porque lo primero, siempre, debe ser la salud. No obstante, es imposible evitar pensar en este primer Viernes del Cabalgata de la historia sin gente en las calles.

Pero la música lo puede todo. Mientras los tinerfeños daban una lección de responsabilidad, la Sinfónica puso el tono festivo con algunos de los mejores temas de las fiesta. Fue casi un heroísmo resistirse y mantener los pies quietos ante la magistral interpretación de los músicos de la orquesta.

El espectáculo, que volverá a repetirse esta tarde en la Sala Sinfónica, arrancó con el Carnaval de los animales, la célebre creación de Camille Saint-Saëns. Antonia San Juan, vestida de Marcos y María, fue la encargada de la narración con la que ayer condujo a los asistentes por los 14 movimientos de esta obra maestra. Cada uno de ellos está ligado a un animal o familia de animales y sirvieron para que la actriz grancanaria diera rienda suelta a su imaginación y mordacidad. “Esto no es un sueño ni una pesadilla de la que haya que despertar. Tampoco es una maldición, ni un bicho, ni una película de ciencia ficción. Ahora el peligro somos nosotros cuando no cumplimos las normas de seguridad”, recordó la también directora y Medalla de Oro de Canarias. Por el Carnaval de San Juan pasaron muchos personajes, algunos mucho más animales que los propios protagonistas de la célebre suite musical compuesta en 1886. Hubo crítica y reflexión social, algo que no puede faltar en cualquier carnestolenda. Ni siquiera en “uno íntimo” como el de ayer en el Auditorio.

En boca de la artista pasaron por el escenario personajes de actualidad, desde Trump hasta el Rey Don Juan Carlos. Los burros demostraron que son más inteligentes que muchos seres humanos, las tortugas dieron una lección de agilidad, habló el cuco y las redes sociales demostraron ser la pajarera más ruidosa de todas. Junto a ella y la orquesta, dirigida por el maestro Víctor Pablo Pérez, estuvieron también los pianistas Miguel Ángel Dionis y Javier Lanis.

La segunda parte del recital fue la dedicada a los clásicos más carnavaleros, a la fiesta más pura, a la de la calle. Fue el turno del estreno de la noche, Esto es Carnaval. Agustín Ramos (Candelaria, 1941), que otrora fuera primer trompeta del conjunto tinerfeño, orquestó para la ocasión algunas de las canciones más populares de las tradicionales verbenas carnavaleras: Caballo viejo, Ojalá que llueva café y Sigan bailando. ¿Quién puede resistirse a esos ritmos? A continuación sonaron otros temas arreglados también por el compositor tinerfeño. La última pieza del recital fue Tenerife en Carnaval, que ya fue estrenada por la OST en la temporada 2003-2004. Ideada a modo de suite, contiene clásicos que hicieron palpitar los corazones carnavaleros de los presentes: La vida es un Carnaval, Santa Cruz en Carnaval, Carnaval, carnaval y El africano. Todas hicieron soñar a los asistentes con bailes, abrazos y risas. Todo eso volverá algún día pero, por lo pronto, mejor soñarlo con música. El público ovacionó en pie al compositor y a la orquesta durante varios minutos.