Un río de música inunda el Auditorio de Tenerife gracias, una vez más, al talento de la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST). Durante la mañana del sábado, el recinto cultural se llenó de centenares de familias tinerfeñas que quisieron disfrutar de una nueva propuesta didáctica, que se ha venido desarrollando durante toda la semana entre escolares de la Isla y que culmina este fin de semana con esta cita familiar. Cuando el río suena...música lleva es el nombre de este concierto, que estuvo bajo la dirección de Rubén Gimeno y contó con la narración de Ana Hernández Sanchiz. La cita se desarrolló bajo el cartel de no hay entradas.

Las piezas de Vivaldi, Beethoven o Dvorak transportaron al público a diferentes rincones de la naturaleza, así como a escenarios acuáticos que activaron la imaginación de pequeños y adultos. Pero no solo las familias acudieron a disfrutar de este espectáculo, puesto que fueron muchas las parejas y personas en solitario las que llenaron la Sala Sinfónica para disfrutar del concierto.

Un río protagonizó este recital para permitir así que el público se sumergiera en las aguas de la Sinfónica. Y, como bien aseguró Ana Hernández Sanchiz, por este río no flotan “cosas feas, como las mentiras, el miedo, los plásticos o la basura” y solo navegan algunas de las partituras que saben interpretar con maestría los músicos de la orquesta. Así que todo fue bello desde que comenzaron a sonar las primeras notas musicales y el público no dudó en acompañar la música con sus propias manos, haciendo alarde de su destreza en expresión corporal.

El relato, lleno de referencias al cuidado del medioambiente, permitió que las notas musicales salpicaran las cabezas de los asistentes y se unieran así a las gotas de lluvia que hicieron acto de presencia durante buena parte de la jornada en Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, aunque parecía que una tormenta se iba a desatar en la Sala Sinfónica, la intervención de los músicos, que interpretaron piezas como Largo de El Invierno, de Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi; Relámpagos y tormenta, de la Sinfonía nº 6 Pastoral op. 68 de Ludwig Beethoven; o el poema sinfónico El Moldava de Bedřich Smetana, permitió mantener a raya el mal tiempo. Y, al igual que en Archipiélago, llegó la calma tras la tempestad en el Auditorio de Tenerife cuando un barco hecho de papel navegó sobre las aguas de ese río protagonista que se llenó con la música con la que el público disfrutó, cantó y aplaudió durante casi una hora.

Un rey de papel apareció sobre el escenario gracias al relato musical de la orquesta y tampco se quiso perder el final de este concierto en el que, una vez más, se hizo hincapié en la importancia de cuidar el planeta. Ese mensaje se llevó un sincero aplauso del público y vino a confirmar la importancia de estas actividades, que se engloban en el compromiso del Cabildo de Tenerife por ofrecer una programación cultural de primer nivel al alcance de todos los públicos, especialmente el de menor edad. Estas propuestas innovadoras e interdisciplinares recibieron, en la temporada 2019/2020, a más de 2.000 escolares de Educación Infantil procedentes de 28 centros de la Isla, que se formaron en la importancia de la cultura para lograr una formación global.