Las palabras que Canarias llevó a Cuba
Chávez-Rivera rescata un diccionario perdido durante dos siglos con referencias de las Islas

Armando Chávez-Rivera. / E. D.

“El registro escrito de una palabra es como su acta de nacimiento, así que este diccionario es la primera constancia escrita de algunas voces que luego se mantuvieron en Cuba y que fueron recogidas por fuentes posteriores”. Con estas palabras destacó el profesor e investigador cubano Armando Chávez-Rivera la importancia de haber descubierto y editado al fin el Diccionario de provincialismos de la Isla de Cuba. Este documento, que nunca llegó a publicarse y que ha permanecido perdido durante los últimos 190 años, supone toda una revolución para la historia de la lexicografía regional en Hispanoamérica.
El descubrimiento del que es también responsable del programa de español de la Universidad Houston-Victoria, en Texas, trae hermosas sorpresas para Canarias. Algunos de los vocablos que el experto ha podido identificar en el manuscrito original fueron llevados hasta la isla caribeña por los emigrantes canarios que viajaron al país durante varias centurias, desde el siglo XVII en adelante.
“Esas voces llegaron a Cuba en virtud de los estrechos contactos comerciales y migratorios entre Cuba y otros territorios españoles. También llegaron palabras del lenguaje marinero y de zonas cercanas del Caribe insular y continental. Esos barcos que hacían escala en La Habana llevaban mercaderías, materias primas y vocablos. Gofio es una de las palabras que yo he escuchado toda mi vida en Cuba, desde la infancia, y que sigue siendo común en la isla”, explicó esta semana el autor de esta sorprendente edición.
La presencia de palabras procedentes de Canarias en este diccionario de voces cubanas de casi dos siglos de antigüedad es un aspecto que al investigador cubano le parece especialmente relevante. “El libro lleva un estudio introductorio de 130 páginas. Traté de abordar la mayor cantidad de detalles, pero la relación con Canarias merece un examen cuidadoso y el cual, por ahora, está pendiente. Al lector canario se le pueden hacer visibles conexiones que yo, como cubano, no percibo a primera vista y las cuales tendría que rastrear mediante cotejos con fuentes canarias”, reconoció.
La noticia del hallazgo y publicación del que se convierte ahora en el primer diccionario de la historia sobre voces de uso común en Cuba ha corrido como la pólvora y ha despertado un meritorio interés en el Archipiélago. “Ahora me ilusiona recibir noticias sobre esas conexiones entre Cuba y Canarias que pueden estar contenidas en la obra y de las cuales, tal vez, ni el propio equipo de eruditos de 1831 estuvo consciente”, festejó Chávez-Rivera.
Por el momento, tal y como señaló desde Texas, solo ha podido identificar dos vocablos que ya en el documento original fueron señalados explícitamente como de origen canario por sus autores: “Frangoyo. n.s. [masculino] Término isleño. Especie de tortilla de maíz (página 195) y Gofio. n.s. [m.] Término isleño. Harina de maíz tostado. (página 201)”. El experto cita así la forma exacta en la que aparecen recogidos estos términos tan familiares para cualquier canario. “Probablemente hay otras palabras de procedencia canaria pero considero que hay que hacer cotejos para detectarlas”, matizó.
Los autores
Para conocer de cerca la historia de este manuscrito perdido hay que echar la vista atrás y viajar a una época en la que Cuba era todavía un territorio español. Fue redactado en 1831 por cinco intelectuales: el filósofo y escritor Francisco Ruiz, el erudito José del Castillo, el científico José Estévez y Cantal, el escritor y crítico Domingo del Monte y el ingeniero Joaquín Santos Suárez. Al perderse el manuscrito que elaboraron, el Diccionario provincial de voces cubanas (1936), de Esteban Pichardo, pasó a la historia como el primer repertorio lingüístico de este tipo. Hasta que Chávez-Rivera publicó su hallazgo, la creación de Pichardo había sido considerada siempre como la obra inicial de la lexicografía regional de Hispanoamérica.
Además de localizar y transcribir –no sin esfuerzo– el manuscrito original, este lexicógrafo tiene también una teoría sobre el motivo que impidió que el diccionario saliera a la luz. “Considero que, en alguna medida, el documento quedó inédito a causa de tensiones y enfrentamientos entre intelectuales criollos y representantes férreos del orden colonial en la década de 1830 en La Habana. No tengo ningún documento o pronunciamiento directo de los integrantes del equipo redactor del diccionario en que ellos dejaran explicado qué sucedió exactamente”, aseguró. No obstante, de lo que sí que quedó constancia es de que el manuscrito salió hacia el exilio europeo de mano de Del Monte, uno de los miembros del equipo redactor. Una vez en Francia, el crítico conoció al filólogo valenciano Vicente Salvá, considerado el gramático español más importante del siglo XIX y que estaba encargado de la versión del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española de 1846. Salvá tuvo acceso al manuscrito y por eso Cuba es el territorio iberoamericano mejor representado en esa recordada edición.
Además de haberlo recuperado y editado, a este experto se le debe el mérito haber localizado el manuscrito original. Chávez-Rivera se muestra muy cauto sobre los datos de su ubicación exacta. “El libro incluye la información de la biblioteca de los Estados Unidos donde se encuentra conservado el manuscrito desde inicios del siglo XX. Mi mayor deseo es que los lectores encuentren la respuesta en el libro porque hay abundancia de detalles fascinantes, asombrosos y novelescos en cuanto al plan del diccionario, el grupo de intelectuales de La Habana en 1831, los traslados posteriores del documento original y cómo este fue utilizado por el legendario editor, gramático y librero valenciano Vicente Salvá, cuando estaba preparando en París en 1845 su Nuevo diccionario de la lengua castellana (1846). Esa obra de Salvá tomó como base el diccionario de la RAE (edición de 1843)”, relató. “El lugar donde se encuentra el manuscrito queda claramente revelado en una línea del libro e incluso se muestran algunas fotos de los folios. El manuscrito fue sometido a varios traslados entre países en el siglo XIX, pero se ha mantenido en buen estado y hoy se encuentra preservado bajo estrictas medidas de seguridad”, añadió.
Ocho años de trabajo
El diccionario, editado por Aduana Vieja, llega prologado por el lingüista hispanovenezolano y secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), Francisco Javier Pérez. Hacer realidad este proyecto le ha llevado al investigador nada más y nada menos que ocho años de trabajo. “Muchas cuestiones fueron complicadas y sobre todo entender la caligrafía. En los folios hay manchas de tinta que oscurecen y hacen incomprensibles algunas letras; abundan tachaduras, inserciones de palabras e intentos de reformular algunas definiciones. Me llevó meses comprender la caligrafía, así como las correcciones que se hicieron sobre el texto y que podrían deberse a Domingo del Monte a mediados de la década de 1840. Durante muchos meses trabajé solamente en la transcripción del texto y cada noche soñaba que seguía atareado en lo mismo que había hecho durante el día. En sueños veía con claridad cada línea de los folios”, aseguró. Pese a este titánico esfuerzo, el experto insiste en que fue un proceso “apasionante” que requirió un exhaustivo cotejo término a término con otros diccionarios. “Traté de verificar la mayor cantidad de vocablos, frases, locuciones y definiciones”.
Además, este Diccionario de provincialismos de la Isla de Cuba ha salido a la luz de la mano de una editorial española fundada por el filólogo y editor de origen cubano Fabio Murrieta. En el listado de deseos de este experto está el poder venir a Canarias a presentar este insólito descubrimiento. “Me encantaría presentar el libro en Canarias. Llevo toda una vida soñando con caminar por Tenerife y recorrer zonas de La Orotava y Los Realejos. Es la tierra de mis antepasados paternos. Iré a Canarias y ojalá sea lo antes posible”, sentenció.
- La Aemet alerta de lluvias torrenciales y fuertes vientos en Tenerife por la borrasca Claudia
- El héroe de Tenerife que salvó a tres turistas de morir ahogados: 'Me lancé al mar sin pensarlo
- Samuel Biener, meteorólogo, anuncia la llegada de 'inundaciones súbitas' a estas islas de Santa Cruz de Tenerife: la borrasca Claudia descargará a partir del miércoles
- La AEMET pide a la población de estas islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife que no salga a la calle ante los avisos amarillos y naranjas de la borrasca Claudia
- Cae parte del muro de un solar municipal abandonado en Santa Cruz de Tenerife
- El Colegio de Arquitectos se opone al derribo del antiguo silo de grano de Santa Cruz: propone una consulta pública
- La polémica del sinhogarismo en Santa Cruz de Tenerife llega a la Diputación del Común
- El nuevo paraíso de las tartas de queso está en este municipio de Tenerife: cuestan solo 1,50 euros